El rostro de Johnny Depp

Lo de Johnny tiene pinta de devoción, locura y amor inalcanzable. Un día varias mujeres, entre ellas yo, más alegres que de costumbre, nos enteramos de que estaba rodando en Toledo. E hicimos planes de cómo llegar hasta ahí y colarnos en su habitación de hotel. Una de mis compañeras había leído un reportaje chorra donde decía que al actor le encantaban las mujeres que jugaban a las cartas y decían palabrotas ¿? Y como imbéciles cogimos una baraja, empezamos a decir burradas y a jugar. Para ensayar. Como veis sólo fue un juego estúpido en una tarde de esparcimiento. Johnny estuvo allí, entre nosotras.

La primera vez que me fijé en él, aunque ya le había visto en alguna que otra película, fue en ¿A quién ama Gilbert Grape? (1994). En un papel de joven conmovedor encerrado en una pequeña y aburrida localidad con una complicada familia. Su sentido de la responsabilidad le hace vivir para los demás y no para él. Allí, también brilló, por primera vez, un gran Leonardo Di Caprio como su hermano pequeño, un discapacitado intelectual. Película pequeña y hermosa.

Ya habíamos intuido la valía de Depp en dos películas anteriores. El bello cuento de Tim Burton, Eduardo Manostijeras (1990), donde ya el joven Johnny realizaba una de sus transformaciones radicales y se alejaba de su cara de niño mono, y se convertía en un ser diferente en un mundo de iguales y convencionalismos. También, era el rebelde pero a lo Waters, en una comedia gamberra, Cry Baby (1990), con su lágrima tatuada y una chulería que escondía un corazón romántico. Apenas se le intuía como joven sádico y desagradable en un rol secundario en Platoon (1986). Allí el personaje era Elias (William Dafoe).

A partir de Gilbert Grape, seguí su carrera con cuidado. Me costaba poco porque además era el actor fetiche de un director que no suele defraudarme, Tim Burton. Del mismo año que Gilbert, se deja ver en dos producciones diferentes –que vería posteriormente en vhs en el calor del hogar–. Una comedia romántica entre dos personajes diferentes –en la diferencia, Depp se vuelve grande–, ella con un fuerte problema de salud mental, él con una inteligencia pequeña dentro de un alma extremadamente sensible. En Benny and Joon, Depp conquista con su imitación de los actores de cine mudo, su personaje oscila entre Charlot y Cara de Palo (Buster Keaton). Se mete de lleno en los delirios de Kusturica, un director al que admira y que le influye –se ve claramente en su única obra como director The Brave–. Del Sueño de Arizona recuerdo sólo imágenes sueltas.

Salgo de rodillas de la proyección de Ed Wood (1994). Me emociona tanto esta película que voy al cine hasta tres veces para verla una y otra vez. Y por supuesto la tengo tanto en vhs como en dvd. Ese blanco y negro, esos personajes llenos de pasión y mediocridad, esa amistad tierna entre Bela Lugosi y el peor director de Hollywood no tiene desperdicio. Johnny crea un personaje inolvidable incluso sin los dientes delanteros.

Al año siguiente continúa con sus personajes que se salen de la norma y realiza su primera incursión en el cine convencional y comercial. Primero, nos deleita con la figura de un personaje con una locura muy especial –donde Johnny no oculta su belleza–. Él es Don Juan De Marco que vive en un mundo de ensueño. Ahí, el actor comienza su idilio con Marlon Brando. Se convierten en grandes amigos. Después sigue con el cine independiente y el blanco y negro con un western extraño Dead man y un Johnny con sombrero. Depp se convierte en un padre desesperado, comercial pero entretenido en A la hora señalada.

En 1997 regresa con fuerza. Se convierte en Donnie Brasco como un agente del FBI que debe hacerse pasar por un gángster. En su camino se cruza un mafioso cansado, Al Pacino, en grado superlativo. También, decide ponerse detrás de la cámara y con su adorado Brando, con imágenes a lo Kusturica, y una historia dura y tierna con el mundo de las snuff movies de fondo, dirige The Brave. Él hubiera querido a otro actor en su papel para dar veracidad…, pero cosas de la producción, sólo él como indio bello podía tener ese papel.Al año siguiente, vuelve a transformarse junto a Benicio del Toro, en una película psicodélica de Terry William. Este director, cuando quiere, me lleva a mundos fantásticos pero en Miedo y asco en las Vegas me llevó al aburrimiento. Depp sigue con su saga de personajes extravagantes.

Menos mal que siempre está Burton cerca y le hace protagonizar una leyenda hermosa y terrorífica, Sleepy Hollow. En su papel de detective inventor vuelve a encandilarnos. Después, aburre como personaje de ficción en La novena puerta. El club Dumas de Reverte se convierte en una película menor…, aunque esta película fue la que le trajo a Toledo.

Johnny sigue trabajando sin parar y en el 2000 interpreta  junto a nuestro Bardem  un doble papel secundario en Antes que anochezca. Por supuesto vuelve a jugar a la transformación. Un año después, ¿fruto de la casualidad?, aparece con Penélope Cruz en la fallida Blow. Sin embargo, de esta época me quedo con Chocolat y Desde el infierno. En Chocolat se disfraza de gitano tío bueno, es su única función en esta fábula dulce. Después, se convierte en un atormentado detective drogodependiente de cómic que se ve superado en su persecución a Jack El destripador.

En el 2003 se transforma en el personaje más carismático, popular y comercial. Protagoniza la primera parte de la trilogía Piratas del Caribe. Encandila al respetable con su papel de pirata ambiguo con dosis de locura, Jack Sparrow. Y todavía continúa atrapado por este gran personaje (en la segunda parte, lo único que vale).

Nos hace llorar en su papel de niño grande, de creador atormentado y sensible, nos invita al mundo interior del creador de Peter Pan en Descubriendo nunca jamás (2004). Johnny Depp sigue haciéndonos soñar junto a Tim Burton en el 2005, se convierte en el extravagante Willy Wonka en el remake de Charlie y la fábrica de chocolate y se transforma en muñeco encantador de La novia cadáver.

Depp continúa en el mundo de los personajes fantásticos, diferentes…, no se cansa de transformarse una y otra vez. Esperamos a su Jack Sparrow, Tim Burton ya cuenta con él para visitar otro mundo fantástico y, probablemente, se convierta en la gran estrella de los ochenta, Freddie Mercury…, para hacernos soñar, para seguir siendo el actor inalcanzable que oculta, siempre que puede, su rostro bello. 

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