Guy de Maupassant en el cine. Il lavoro (1962) de Luchino Visconti

Sin ninguna duda y a voz en grito el episodio que más me gusta de los que componen la obra coral Boccaccio 70 es Il lavoro que dirige Visconti con una maravillosa interpretación de Romy Schneider. Pocas veces he visto Boccaccio entera y, sin embargo, muchas veces me he detenido en Il lavoro. Siempre me seduce.

Luchino Visconti se inspiró en un relato de Guy de Maupassant (muchos de sus cuentos son maravillosos y me encanta releerlos una y otra vez) y en una novela corta (La señorita Else) de Arthur Schnitzler.

Quizá me adelanto y este post sería más completo si hubiese leído también (que lo haré) La señorita Else del que tan sólo tengo informaciones y lecturas alrededor de la obra pero no la obra en sí. Pero no me preocupo porque sin duda su lectura me dará más pistas y me hará volver a visionar Il lavoro y descubrir más cosas. Respecto a lo que pudo inspirar de Schnitzler sólo tendré intuiciones.

El relato de Maupassant que le inspira es Au bard du lit (Junto al lecho) escrito en 1883 donde el escritor reproduce una conversación entre el conde y la condesa de Sallure. Ambos regresan de un baile y empiezan una conversación donde el conde le echa en cara a la condesa cómo ha sido cortejada esa noche. La condesa desenfadada y razonando le contesta que no tiene por qué echarle nada en cara que ya le quedó muy claro hace un año que era mujer libre cuando él le contó su historia con su amante, la señora de Servy. Así diserta sobre el matrimonio legalizado, esa institución que les mantiene unidos por convenciones sociales, y los amores ilícitos. Le hace todo un razonamiento al celoso marido y al final le exige 5000 francos por acostarse con ella durante un mes, calculando lo que el marido puede gastarse con toda su colección de amantes desde que lo dejó con la señora de Servy.

Visconti ambienta su obra cinematográfica no a finales del siglo XIX sino en época contemporánea y también la sitúa en las clases altas. Sí, será una conversación en sus lujosos aposentos de un joven matrimonio formado por el conde italiano Ottavio, de una aristocracia ya venida a menos, y una mujer que es rica por vía paterna, Pupe, de origen austriaco. El conde Ottavio presa de paparazis acaba de protagonizar uno de sus escándalos sexuales que sale a toda página en los periódicos nacionales. Sus abogados están preocupadísimos por el patrimonio del conde por si puede suponer el divorcio con la esposa que ha desaparecido ante estos últimos eventos (y una pérdida del grifo económico que les permite el padre rico de Pupe)… pero de pronto son informados de que la esposa está en el dormitorio y los abogados arrastran al conde a que vaya a conversar con la esposa y arreglen sus diferencias. En esta conversación Pupe hará una proposición final al esposo, razonada, al que pide una cantidad de dinero a cambio de favores sexuales. Pupe le dice que ya no vivirá del dinero de su padre —ha hecho una apuesta con él de que encontrará un oficio— sino que buscará un trabajo para mantenerse, para dejar de ser mujer ociosa y dependiente de su relación con el conde, otro ser ocioso. Va barajando varios trabajos para los cuales se sabe que no está preparada, al final, confiesa que ha estado visitando a las profesionales del sexo que han destapado el escándalo y les ha pedido que le cuenten sobre su trabajo y sobre las tarifas que barajan. Al final, Pupe le dice a su marido que ése puede ser su trabajo, que él le pague por sus servicios. Pupe recibe una llamada del padre y le dice que en esos momentos no le puede atender porque ya ha encontrado un trabajo.

Tras la alegría de vivir, la frivolidad (pero cargada de verdades y un ataque directo a hipocresías sociales) y la aparente felicidad del relato de Maupassant, Visconti lo acompaña de un halo trágico y mucha melancolía en su Il lavoro y el retrato maravilloso y cargado de matices (gracias a una Romy especial) de Pupe. Sin duda en la construcción de este personaje femenino es donde más se ve la huella de Schnitzler —su novela corta es un monólogo interior, Pupe no deja de decir a su esposo lo mucho que ha estado pensando— y en la presencia importante (fuera de campo) del padre de la protagonista para la resolución final.

Visconti realiza este episodio lleno de matices en esa enorme mansión donde los dos jóvenes ociosos y frívolos rodeados de toda la hipocresía social de la que ellos participan en su día a día conversan sobre su matrimonio roto, sobre los amores ilícitos que despiertan la pasión y sobre sus vidas vacías. Todas las hipocresías y ataduras son representadas por el grupo de abogados y ese padre que llama o es llamado por teléfono. También, dentro de ese mundo de reglas y distancias participa el servicio testigo silencioso de las frivolidades de la pareja y de la injusticia que acarrea sus vidas vacías y ociosas.

Sin duda no sólo la dirección elegante de Visconti, sus dos buenas fuentes de inspiración, la escenografía siempre tan importante en su cine, hacen de Il lavoro algo especial sino también la interpretación llena de detalles de una Romy Schneider espectacular de niña rica vacía que toma una decisión y una determinación muy especial.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

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