Arise, my love (Arise, my love, 1940) de Mitchell Leisen

Es de esas películas que andaba yo detrás de ella desde hacía tiempo. ¡Qué ganas tenía de verla! Y de pronto un día cercano en una revista de cine veo oh, alegría un anuncio de que ha salido en dvd. Hildy veloz no espera, nerviosa, adquiere esa peli que tanto la apetecía. Así empezó el ritual… de verla concentrada y con calma y de llevarse la tremenda alegría de que la espera merecía la pena.

Arise, my love es una caja de sorpresas y un gusto para la vista y el disfrute. Llena de interés…, lo único que, a mi parecer, no la hace redonda o que quizá no la convirtió en clásico absoluto es su flojo final que tiene que ver con los tiempos que corrían. Un final en exceso y sin ocultamientos propagandístico que proclama que América no debe ser ajena a la Segunda Guerra Mundial e intervenir. Un afán de proclamar América como paraíso de la democracia y libertad de expresión y su papel de patria salvadora que debe terminar con el nazismo. Final que no concuerda con la sutilidad y elegancia de la divertida, trágica y crítica historia que se nos ha ido contando. Tragedia, comedia, denuncia y sobre todo romanticismo elevado al cubo.

Muchos son los ingredientes que hacen posible una película casi perfecta. La dirección siempre elegante y de soluciones visuales geniales de Mitchell Leisen siempre cuidadoso en el detalle. Los diálogos chispeantes, con ritmo y buenos de una pareja de guionistas siempre interesantes, Billy Wilder y Charles Brackett. Una banda sonora exquisita de Victor Young con una fotografía en blanco y negro brillante de Charles Lang Jr. Y por último la química entre una genial Claudette Colbert y un Ray Milland muy pero que muy atractivo como aviador idealista.

Arise, my love entraría dentro de ese difícil género que es insertar la comedia en situaciones trágicas y que en aquellos años (durante la II Guerra Mundial y la inmediata posguerra) dio frutos como El gran dictador, Ser o no ser o Berlín-Occidente. Películas contemporáneas a los acontecimientos que estaban ocurriendo en ese mismo instante.

Esta película no se estrenó en España en su momento porque empezaba ni más ni menos que en 1939 cuando la Guerra Civil Española ha terminado y en los penales se están llevando a cabo ejecuciones entre los que se encuentran brigadistas extranjeros que lucharon junto a los republicanos y porque presenta cómo la Guerra Civil Española fue el inicio y el pistoletazo de salida para la posterior Segunda Guerra Mundial. En este caso nos trasladamos a un penal de Burgos donde un aviador norteamericano, Ray Milland, espera en su celda junto a un franciscano su segura muerte. Y ya este primer diálogo esconde replicas geniales. De pronto, anuncian amnistía para este preso político gracias a la labor de su esposa. Ray Milland no sale de su asombro por un pequeño detalle, él es soltero. Pronto averiguamos que la ‘supuesta’ esposa es una periodista norteamericana que cansada de escribir artículos sobre moda ha decidido convertirse en una competente corresponsal de guerra y ahí tiene una buena historia que contar.

Así comienza una trepidante screwball comedy llena de encanto y lucha de sexos donde los dos perseguidos huyen hasta conseguir llegar a Francia y se pone de manifiesto sus diferencias pero también sus atracciones. Un primer acto lleno de ritmo, aventura y nervios. Mitchell Leisen recrea una España que acaba de finalizar una cruenta guerra donde los vencedores toman medidas drásticas como muestra la ejecución con la que empieza la película preludiando un final trágico del aviador. Genial el detalle: ahora son los ordenadores portátiles, antes los portátiles eran las máquinas de escribir que la Colbert no abandona ni en los momentos de máximo peligro y donde era fundamental encontrar un teléfono público para dictar u ofrecer la noticia.

El segundo acto transcurre en un alegre y vivo París anterior a la Segunda Guerra Mundial ajeno a la realidad que se va gestando en Europa con la subida al poder de Hitler donde los protagonistas van desarrollando, entre obstáculos que se ponen ambos, su amor. Luchan por no enamorarse para no abandonar sus ideales y su pasión por sus profesiones. Y en este ambiente despreocupado pero siempre con la sombra de la guerra a cuestas se desarrolla de manera magistral y con escenas muy divertidas el enamoramiento de ambos. Así como se da paso a geniales personajes secundarios como el impagable jefe de la Colbert…

Este acto tiene escenas como la espera de Ray Milland en un café para que baje su amada de la habitación del hotel y cómo ella trata de no caer en la tentación; la entrevista y sesión fotográfica del héroe aviador por la bella periodista llena de malentendidos sexuales; el ingenioso gag de la tirita en la nariz; la cena de los dos enamorados donde bailan o toman por primera vez ese raro combinado de menta y champán…

El tercer y último acto es donde más claramente se dispara la tragedia y empieza en un momento altamente romántico de los dos enamorados en un bosque —ambos se han tomado tres días de descanso y amor antes de iniciar sus caminos profesionales y sus ideales—. Los dos enamorados y aislados disfrutando de las horas en un ambiente rural, viviendo sólo su historia, cuando de repente unos aviones que pasan por el cielo les anuncia que la guerra ha empezado, que el espejismo de vivir su amor ha terminado. Sin embargo, ambos tienen la tentación de dejar Europa, de abandonar sus trabajos e ideales y empezar una vida tranquila y despreocupada en EEUU ajenos a la guerra europea y toman dos pasajes de barco para emprender el regreso.

Un barco civil. Y ese barco es el primero que es bombardeado en esta guerra dura que empieza y que deja víctimas inocentes. Y allí ambos se dan cuentan de que no pueden enterrar sus anhelos e ideales por preservar su historia de amor (lo intentan en un divertido brindis con la mezcla imprescindible de menta y champán). Y se separan, uno para continuar su labor de aviador como aliado en su lucha contra el fascismo y la otra para ser una buena corresponsal de guerra que informe en cada momento de qué es lo que está ocurriendo. Ambos vuelven a encontrarse tiempo después en ese bosque donde se amaron donde ahora va a firmarse la alianza francoalemana, París ha caído y las expectativas de futuro son sombrías… Allí ella eleva a un aviador herido y desencantado y le suelta la arenga patriotica de que deben seguir luchando por sus ideales y no rendirse.

Arise, my love es un gusto poder visionarla llena de sorpresas y sutilidades. Sin embargo, no alcanzó el halo mítico de otras películas geniales pero con fines informativos, críticos y también propagandísticos como esa obra de arte del azar que fue dos años más tarde Casablanca o las películas que antes he nombrado.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

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