Cine y teatro (IV). ¿Quién teme a Virginia Woolf?, 1966 , de Mike Nichols

Una de las obras de teatro que me engancha, disfruto con su lectura una y otra vez, me seducen sus personajes y las relaciones que se establecen entre ellos así como su empleo del lenguaje y los múltiples recovecos y significados de la obra es ¿Quién teme a Virginia Woolf? de Edward Albee. La adaptación cinematográfica la llevó a cabo un debutante Mike Nichols en 1966 (director todavía en activo) y es una película que todavía me impacta. Brutal por la fuerza y dureza de la palabra y las intensas interpretaciones.

Así los cuatro protagonistas que interpretan el universo de Albee (la obra de teatro fue creada en 1961): Martha, George, Nick y Honey cuentan con los rostros de Elizabeth Taylor, Richard Burton, George Segal y Sandy Dennis que se entregan totalmente a sus personajes. La trama transcurre en una noche (como la obra original), una noche de humo y alcohol. Continuamente en la película en un buen blanco y negro hay una presencia continua y obsesiva de vasos de alcohol y humo de cigarrillos. Y prácticamente toda la trama transcurre en la casa de Martha y George, excepto una escena en que los personajes cinematográficos salen de la casa y se trasladan a un local de música.

Si contamos el argumento de manera simple nos encontramos con un matrimonio maduro que vive en una Universidad norteamericana donde él es profesor del departamento de Historia y ella es la hija del rector que alargan una fiesta de profesores universitarios de sábado por la noche con un par de invitados más, el nuevo profesor del departamento de Biología, joven y con muchas ambiciones y aspiraciones y su delicada esposa.

Así queda forjado un análisis de las relaciones personales, una radiografía al desnudo, de estos cuatro personajes que a través del enfrentamiento dialéctico que siempre mantiene la pareja madura van implicando cada vez más a la joven pareja y quedan al desnudo sentimientos descarnados, frustraciones, sueños e hipocresías sociales. Pero lo tremendo es que según van estableciéndose esos enfrentamientos dialécticos que llegan a ser extremos y crueles vamos descubriendo que son ‘juegos de palabras’ que va inventando el matrimonio maduro para mantener una compleja relación y comunicación que ambos luchas por mantener…, de tal manera, que llega un momento en que el espectador descubre que ya no sabe cuáles son los verdaderos sentimientos, cuál es la relación real que esconden y ni siquiera puede fiarse de si todo lo descarnado que ha escuchado a través de anécdotas de vida son totalmente ciertas, son ilusorias, son sueños o frustraciones comunes. Sin embargo, la joven pareja Nick y Honey que se han metido de lleno en los juegos dialécticos, ellos sí que se han metido de verdad, y su vida se va quedando al descubierto quitando capa de cebolla tras capa de cebolla y se verán inmersos en un proyecto doloroso que les hará enfrentarse a la verdadera naturaleza de su relación sin careta alguna.

¿Quién teme a Virginia Woolf? es película cruda, directa y dura que abofetea con las palabras y los enfrentamientos brutales (muchos años después Nichols crearía una película también con dos parejas, también dura y bien hecha, y también adaptación de una obra teatral, Closer, y la intensidad que se alcanza no llega ni a la suela de los zapatos a la obra de Albee y Nichols). El blanco y negro, unos primeros planos de unos rostros que expresan hasta extremos de llegar a grand guignol y una banda sonora maravillosa y triste de Alex North intensifican hasta extremos dolorosos al emoción contenida en la obra y la tragedia en la que se cierran los cuatro personajes. Así como un acertado guión adaptado de un guionista que sabe reflejar mundos crudos, Ernest Lehman.

Los juegos dialécticos, directos y brutales, que abofetean una y otra vez a cada uno de los personajes (el joven matrimonio se mete de lleno y poco a poco va descubriendo, con mucha intensidad, en qué consiste una noche con George y Martha) deja, sin embargo, confesiones amargas y revestidas de ternura. Quizá en la obra de teatro mi momento favorito es la confesión de Martha ante su nueva conquista, Nick, del amor que profesa a un George que destruye cada día, se destruyen ambos cada día, y el miedo a perderlo, a pesar de daño que se infringen. En la película, parte de ese monólogo lo representa, intensa, en la cocina una Liz que se mete de cabeza en el papel. Y es que los cuatro actores están increíbles en sus interpretaciones, incluso el papel más mínimo pero no por ello menos complejo, de una Sandy Dennis que conmueve desde la primera vez que aparece.

Así es un espectáculo que remueve y nos mete de lleno en el mundo de las relaciones personales y sociales. Porque no olvidemos que el lenguaje brutal, a veces basto y soez, la crueldad deliberada es infringida por cuatro personas que pertenecen al mundo académico e intelectual, al mundo universitario y de las buenas maneras. Cuatro personas que llevan el conocimiento y tratan de transmitirlo…, así se muestra también la hipocresía social hasta grados extremos y como se transmite por los siglos de los siglos. ¿Quién teme a Virginia Woolf? es un canto triste, triste, triste sobre frustraciones, sueños, infelicidad, ansiedad de comunicación, dolor y lucha contra el desamor…

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

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