Diccionario cinematográfico (125)

Reinas y princesas: ¡qué le corten la cabeza!, grita despiadada la reina de corazones a una Alicia-niña que no es cobarde. Mientras una reina de Inglaterra que recibe fría la noticia del accidente de la princesa Diana, a la que nombraron sus subditos princesa del pueblo no logra entender en su mundo retiraro lo que se le viene encima. A veces observa la belleza fugaz de un ciervo que corre por el bosque. Es una mujer ajena a todo. Ése es su drama. Más allá hay una reina con cara de mujer enigmática subida a un barco donde mira al infinito. Ella es Cristina de Suecia. Viste y se comporta como un hombre en un mundo patriarcal. Ama a un hombre en la intimidad de un cuarto. Pero antepone su poder a la vida tranquila con el amante perfecto.

Estas tres reinas son sólo un aperitivo de cómo han sido reflejadas en la gran pantalla.

Guerras de religiones, guerras de poder, guerras políticas y mujeres atrapadas por esos ambientes. Que luchan feroces o son movidas como piezas de ajedrez. Que se revelan o se quedan en su papel. Que tienen tentaciones pero finalmente se quedan en el trono. Que son verdaderas maestras del juego del poder y manipulan como nadie. Son retratos fuertes e inolvidables. María, Reina de Escocia, la Reina Margot, Juana La Loca,  alguna de las Isabeles de Inglaterra (recuerdan el rostro de Cate Blanchett o esa tremenda Bette Davis con frente afeitada)… Inolvidable como maestra y jugadora experta que mueve las fichas y manipula una Leonor de Aquitania con rostro de una Hepburn fantástica.

Muchas son las reinas trágicas, esas que pasaron por sus reinados y por circunstancias históricas, políticas y manipulaciones varias…, acabaron sin cabeza. Las más fámosas: la frívola y trágica a la vez encerrada en palacio de cristal Maria Antonieta (¿recuerdan la última versión de Sofia Coppola?). Otra decapitada inolvidable es sin duda Ana Bolena y esas tremendas vidas privadas de un polémico Enrique VIII.

Otras reinas y princesas reales pero protagonistas de biopic de cuentos de hadas. Alguna luego fue de nuevo rescatada en un retrato más real. El ejemplo que primero se nos viene a la cabeza, sin duda, alguna es ese edulcorado y cursi retrato de la emperatriz Elizabeth conocida popularmente como Sissi. Esa fue la leyenda que cimentó la carrera de una primeriza y bella Romy Schneider que luego sería una de las mujeres más trágicas como la propia emperatriz. Romy se quitó la espinita de esa Sissi de cuento para volverla más real y humana en el retrato que ofreció años más tarde Visconti en Ludwig. Claro, la España franquista también quiso crear a su particular Sissi. Así también en los 50 se recrea en forma de biopic romántico la triste historia de amor entre Alfonso XII y María de las Mercedes.

Luego están las reinas y princesas de mundos fantásticos o imaginarios que lucen palmito en distintas comedias, historias fantásticas, de aventuras o películas de ciencia ficción. Alguna de estas princesas es absolutamente mítica por su ternura, elegancia y protagonista de historia linda del mejor cine romántico. En primer lugar recuerdo y nunca olvido a una Audrey Hepburn recién descubierta como princesa que huye de su condición durante un día mágico acompañada del periodista con cara de Gregory Peck. Vacaciones en Roma, uno de los más bonitos cuentos de princesa desgraciada. Todavía nadie olvida, y ya se encarga la televisión para emitirla una y otra vez, a la princesa prometida. Otra princesa mítica, reina de la ciencia ficción, con sus ensaimadas como dama de Elche, es la inolvidable Leia de la saga La guerra de las Galaxias o su más moderna madre la reina Amidala. Imposible no nombrar a Camelot y los amores desgraciados y aventureros de la reina Ginebra en sus infinitas versiones.

Y por último un recuerdo a las reinas y princesas animadas con la recreación mítica de una malvada reina pero sensual entre las sensuales: ¿alguien olvida a la terrible madrasta de Blancanieves? O quién no se enternece ante la princesa Aurora o esa bella durmiente que sólo resucitará por un beso de hombre enamorado. Y como no el cuento de hadas más mágico esa cenicienta desgraciada que llegará a convertirse en princesa gracias a un zapatito de cristal…

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

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