El mensajero del miedo (The Manchurian candidate, 1963) de John Frankenheimer

¡Una de las películas más surrealistas con las que me he topado! Se la califica como thriller político y es una película fruto de una época: la Guerra Fría. No es una historia redonda pero tiene elementos tan extraños y escenas tan curiosas que merece la pena su visionado.

Frankenheimer pertenece a esos realizadores que surgieron del mundo de la televisión. Tiene películas interesantes, algunas de ellas protagonizadas por uno de sus actores fetiche, Burt Lancaster (no sólo merece la pena El hombre de Alcatraz también es muy interesante El tren). En 1966 rodó una extraña película junto a Rock Hudson que se tituló en España Plan diabólico que dejaba de nuevo una visión paranoica del mundo como ya hizo con El mensajero del miedo.

Y ésa es la palabra clave PARANOIA. Frankenheimer presenta una historia que refleja la mente paranoica de un país en una época en concreto: la Guerra Fría, donde había un enemigo invisible y colectivo temido: el comunismo. Una época donde se desarrolló con virulencia la caza de brujas en todos los ámbitos profesionales donde todo aquel que no casaba con el american way of life impuesto era inmediatamente sospechoso de comunista. Así se fue desarrollando una sociedad enferma y paranoica donde proliferaban seres humanos extraños con el único objetivo de eliminar a ese enemigo latente.

La película empieza con una patrulla de soldados que combaten en la guerra de Corea los cuales caen en una trampa. Después regresan a EEUU como héroes de guerra sobre todo Raymond Shaw (Laurence Harvey) que es condecorado y muy bien considerado entre sus compañeros desde la inconsciencia. Pero uno de los compañeros empieza a tener pesadillas continuas, Bennet Marco (Frank Sinatra), que de alguna manera dejan intuir que fueron sometidos a un lavado de cerebro durante los días que estuvieron en cautiverio.

La película presenta un ambiente opresivo, onírico y paranoico con unos personajes de rostros atormentados o excesivamente caricaturescos y desagradables. El héroe de guerra, Raymond Shaw, desde el principio es presentado como un ser humano gris, desagradable y lleno de complejos. Marco va atando cabos e intuyendo que sus pesadillas son ciertas: sufrieron un lavado de cerebro y tuvieron buen cuidado de aleccionar a Shaw para convertirlo en un asesino en serie inconsciente (por la tanto sin remordimiento ni sentimiento de culpa) con un único objetivo que es el Marco debe descubrir.

En esas pesadillas los hombres de la patrulla aparecen en una especie de convención de desagradables señoras que hablan de horticultura que de pronto se transforman en rusos y coreanos uniformados (a cada cual más desagradable físicamente) que están poniendo a prueba el efectivo lavado de cerebro que han provocado a los soldados norteamericanos y que practican in situ con dos de ellos la efectividad del asesino que han creado.

Raymond Shaw es hijo de una mujer fanática y dominante que ha tomado como batalla particular la lucha contra los comunistas en EEUU. Una mujer manipuladora que mueve los hilos, sin escrúpulos (otro particular lavado de cerebro) a través de su segundo marido, un senador sin cerebro y de extrema derecha que se deja manejar como un títere por su mujer y que logra llegar a ser candidato a la vicepresidencia. Angela Lansbury borda el papel de madre dominante que en su lucha llega a ser tan retorcida que se alía con el enemigo para desestabilizar al gobierno y que llegue la extrema derecha al poder. Lansbury es tan perversa que sigue haciendo lo que ha hecho toda su vida dominar hasta la última neurona del cerebro de su hijo.

Laurence Harvey es el actor ideal para encarnar a su antipático personaje (de hecho a mí siempre me ha resultado una cara antipática) pero a la vez atormentado. A veces logra que te conmueva por su continuo sufrimiento y tormento porque se sabe persona que produce rechazo y te conduce a la ternura cuando encuentra a una mujer que hace que salga lo mejor de él…, incluso le hace ser capaz de bromear. Harvey es una víctima y un personaje trágico a pesar de la antipatía que genera desde la primera vez que aparece en escena.

Marco se convierte en un investigador. Primero es un hombre que vive con angustia sus pesadillas y que cree que está perdiendo la cordura al igual que sus compañeros de ejército pero que va adquiriendo seguridad según se va dando cuenta de que tiene razón sobre que algo extraño pasó durante su cautiverio. Frank Sinatra cumple con su papel.

Lo más surrealista y divertido de esta paranoica historia con momentos de tensión y con una violencia explícita es que en un momento determinado pasa por ahí, en un tren, una Janet Leigh, que se convertirá en la pareja de Marco. Parece que su personaje va a tener un papel importante con una primera escena surrealista pero luego no es más que una mujer-florero con conversaciones extrañas con su futuro prometido.

Y es que la escena del tren donde se produce el encuentro entre un angustiado Marco y una extraña pasajera tiene uno de los diálogos más surrealistas que he oido jamás. Y está perfectamente resuelta, el espectador no sabe cómo tomarse este encuentro. No entiendes nada pero a la vez sientes la química entre Sinatra y Leigh que hablan en un código desconocido pero que conectan el uno con el otro de manera inmediata.

La película es una adaptación de la novela de Richard Condon y adaptada por el guionista George Axelrod. Cuentan que tuvo dificultades de estreno la película que narraba todo un complot internacional para eliminar a un presidente de EEUU porque coincidió con el asesinato de Kennedy. Sin embargo, otras fuentes cuentan que tuvo más que ver con un problema entre distribuidoras que se rifaban los intereses que provocaría la presencia de Frank Sinatra.

El mensajero del miedo no deja de ser un producto extraño y por ello atractivo que contó con una nueva versión en el año 2004 dirigida por Demme con Denzel Washington, Liv Schreiber y Meryl Streep como protagonistas.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

2 comentarios en “El mensajero del miedo (The Manchurian candidate, 1963) de John Frankenheimer

  1. Ay Hildy, ayer vi esta película y te aseguro que hacía mucho tiempo que no le gritaba a la pantalla (literalmente) como me encontré haciendo cuando Shaw visita a su suegro. Como los niños en las obras de marionetas, que le advierten a los personajes lo que está por suceder, así grité «¡NO!» cuando Shaw se da vuelta y enfrenta a su esposa. Cualquier peli que me arranque esa reacción se gana un lugarcito especial en mi corazón.-
    Fijate que a mí me encantó el personaje de Janet Leigh, me parece que es la salvadora de Ben Marco, que parece una piltrafa humana cuando la conoce y se va rearmando gracias a la fe instantánea que esta mujer deposita en él.-
    Te mando un beso enorme mientras juego una partida de solitario,
    Bet.-

  2. Sí, querida Bet, es una película que cada vez me gusta más y gana más puntos en mi ranking, y su aspecto y momentos extraños me van ganando y ganando. Creo que es un magnífico reflejo de la paranoia política. Sí, quiero también a Leigh y su personaje. Y ese maravilloso y surreal primer encuentro.

    Beso
    Hildy

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