Recuerdo de una noche (Remember the night, 1940) de Mitchell Leisen

Los reencuentros de Barbara Stanwyck y Fred MacMurray los sitúan como pareja cinematográfica a tener en cuenta. Son tres películas las que nos sirven para enmarcarles como pareja elevada a los altares. Ya habíamos más de una vez la película más recordada de ambos Perdición de Billy Wilder, puro cine negro, y analizado un buenísimo y olvidado melodrama de Douglas Sirk, Siempre hay un mañana. Sus orígenes como pareja hay que buscarlos en esta película de Leisen que mezcla con maestría la comedia romántica y el melodrama con tintes navideños en Recuerdo de una noche, con guión de Preston Sturges. Por ahí hay un western en 3D de los años cincuenta que se llama The Moonlighter y que aprovechó el tirón que tenía la pareja pero parece ser que no con mucho éxito.

La premisa es sencilla: mujer alocada pillada in fraganti en un robo a una joyería, juicio donde el fiscal usa sus artes para poder condenarla, juicio que se aplaza hasta después de las Navidades, mala conciencia del fiscal porque la mujer no puede disfrutar de las fiestas, fiscal que se entera que la mujer es vecina de una aldea cercana a la suya en el estado de Indiana, ofrecimiento del fiscal para llevarla en coche e iniciar un viaje para que pueda pasar las Navidades en su hogar, chica malota que acepta, viaje lleno de aventuras, obstáculos y complicaciones, algunas divertidas otras trágicas, chico y chica se van enamorando profundamente…, y ahí tienen una película.

Con la elegancia habitual de una puesta en escena sencilla pero eficaz por parte de Leisen con momentos brillantes (sobre todo en las escenas de amor y en el uso de los espejos —¡ay, el juego que dan los espejos en el cine—) y con buenos diálogos, Recuerdo de una noche se convierte en algo más que una película simpática y agradable. Es una película de los cuarenta —situense en la época— y de gente normal y corriente. Es una película de relaciones humanas que nunca son sencillas. Con secundarios inolvidables, algunos rozando la caricatura (como el mayordomo del fiscal con rostro de Fred Toones, un actor afroamericano que actuó en más de 200 películas, muchas veces sin acreditar, y muchas veces representando un estereotipo determinado, esta película no es una excepción, es un mayordomo que tiene momentos lúcidos porque se ríe de las rarezas del fiscal condescendiente y la nueva chica que entra en su vida. O el personaje inocente rozando la tontuna del altísimo y peculiar Sterling Holloway, que sería una de las voces más conocidas de los personajes animados de Disney) y con gotas de screwball comedy. La madre y la tía del fiscal que dan todo su calor a la joven ladrona, personajes tiernos, serían personajes llevados a pantalla por dos secundarias de lujo Beulah Bondi  y Elizabeth Patterson.

Como digo la película empieza con tintes de comedia romántica rozando el screwball comedy y película de guerra de sexos en el que se enfrentan la muchacha de mala vida, atractiva, inteligente y pícara con el profesional en un principio cínico y que se las sabe todas pero al final hombre recto e inocente en las lides de la mala vida. Escenas hilarantes como la diatriba que echa al jurado el abogado defensor o el accidentado viaje de los protagonistas con vacas e incendio provocado incluido. Pero según va avanzando el metraje viajamos a una película con tintes trágicos en los que entendemos las motivaciones y la forma de ser de la chica cuando llega a casa de su madre y sólo recibe frialdad, nos metemos de lleno en comedia navideña de que bonito es el amor y la familia (con una madre y una tía que te las comes a besos…, aunque la mamá llega un momento que no ve con muy buenos ojos el amor que nace entre la muchacha y su retoño fiscal pensando que a su hijo le ha costado mucho alcanzar lo que tiene y claro a ver si un mal de amores le va a hacer retroceder todo su recorrido profesional…, pero gracias a esto tenemos una escena preciosa con espejo entre chica y madre de fiscal y un desenlace de órdago) y terminamos en un drama romántico que nos deja escenas de amor y sacrificio dignas del mejor de los melodramas.

Así que no es mala película para descubrir. No es obra maestra pero tiene los suficientes ingredientes y análisis como para disfrutar de una buena tarde. Ah, y claro, está esa pareja genial con química desde el primer momento, Barbara y Fred.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

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