Hondo (Hondo, 1953) de John Farrow

Hace poco quedé encantada con un western de los de John Wayne. Una película totalmente desconocida para mí: El ángel y el pistolero. Esa obra era dirigida y escrita por uno de los guionistas favoritos del actor y amigo del alma James Edward Grant. El ángel y el pistolero era una intimista historia de pistolero acogido por familia de cuaqueros y su transformación gracias también a la química que surge con la bella hija de la familia con enormes ojos de Gail Russell. Grant continuó realizando guiones para el icono Wayne. Y él encantado con las buenas frases que le ponía en boca.

Así en 1953 surge Hondo y de nuevo la pareja de camaradas deleita con otro western intimista envuelto en gran producción. De hecho Hondo —ya me informó un amable caballero mientras esperaba la cola para pagar el dvd— fue una de las últimas producciones de los cincuenta que se hizo en 3-D. Como dicen los testigos e historiadores en los extras del dvd poca gente vio en 3-D la película…, yo de hecho en el calor de mi casa la vi, claro está, en 2-D. Se nota que hay escenas como una pelea con cuchillo y algún disparo que está rodada para que el público sufra ataque de pánico al ver una bala traspasar la pantalla.

Pero Hondo me gustó por otros motivos. De nuevo nos habla de un tipo duro y solitario, un pistolero, que se ve transformado y cambiado cuando entra en contacto con una ranchera —cuyo marido pasa bastante tiempo fuera del hogar— y su hijo pequeño. La ranchera fue el debú de una actriz de teatro: Geraldine Page, que después se labraría una interesante carrera cinematográfica. Y de nuevo se consigue la magia y la química entre Page y Wayne creando otra bella y sutil historia de amor con niño incluido. No olvidemos que ese mismo año se estrenó también Raices profundas con la más intensa relación entre el pistolero (Alan Ladd) y el niño (Brando de Wilde). Pero en Hondo tampoco se descuida esta química entre niño y forajido con un aliciente más: el niño también se convierte en el favorito del jefe de la tribu de los apaches, Vittorio (Michael Pate), que al haber perdido a todos sus hijos en su lucha contra los blancos, se queda enganchado con el hijo espabilado de la ranchera.

Porque también son esos años en que el western empieza a dar otra personalidad a los indios. Ya no son el enemigo sin rostro y personalidad sino que se empieza a profundizar en personajes y a mostrar cómo son los blancos los que están echando de sus tierras a los indios y los que están destruyendo su modo de vida. Todavía tímidamente pero ya es un hecho así van surgiendo títulos como Flecha rota o Apache que van dando otra cara diferente y más profunda a los indios. Además, Hondo el pistolero, es un hombre mestizo con sangre india que ha vivido durante años con los indios y conoce bien su personalidad y modo de vida. Los admira. Hondo durante esos años de convivencia estuvo casado también con una mujer india. Son tiernas las escenas en que trata de explicar a la ranchera el significado de las palabras indias.

Hondo merece la pena porque no sólo es un western entretenido sino que cuenta con delicadeza un enamoramiento y porque sigue la estela de evolución que se está produciendo en este género. También cuenta con persecuciones, séptimo de caballería, buenos secundarios del género (como el imprescindible amigo de Wayne y Ford, Ward Bond)…

No me gustaría terminar sin nombrar a otro personaje secundario. El perro de Wayne, Sam. Un perro solitario e independiente que corre siempre tras su dueño, al que Wayne trata rudamente pero que sabe que es su compañero fiel en la soledad del forajido por las montañas, que siempre corre junto a él ante cualquier peligro. El perro rastrea indios, ha sido entrenado para ello, los siente…, y tiene un triste y horrible final. Me apena que el personaje de Wayne no se despida de su compañero fiel, como si ahora al encontrar de nuevo a la ranchera y al niño, el perro no tuviera cábida.

En los extras del dvd se cuenta la dureza del rodaje en México, no sólo por el calor sino por los pesados equipos de 3-D pero como no obstante fue un buen rodaje para todos los que participaron, técnicos y actores. También nos recuerda la personalidad de su director John Farrow, considerado un ‘artesano’ veterano de la industria con películas interesantes de todo tipo de géneros y también conocido como el padre de la actriz Mia Farrow y el esposo de la novia de Tarzán, Maureen O’ Sullivan. Por último, también como curiosidad explican que la última escena de persecuciones entre hombres blancos e indios (que sí los humanizan más pero como siempre los presentan como pésimos estrategas) fue rodada por un John Ford sin acreditar porque Farrow tenía que empezar ya otra película y no pudo terminarla.

Hondo es otra pequeña sorpresa del género. A mí no me decepcionó, sobre todo ver a un Wayne lacónico decir a la amada: “el amor no entiende de calendarios” o algo similar y otras geniales frases además de no olvidar nunca ciertos toques de humor sello de James Edward Grant.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons 

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