Diccionario cinematográfico (121)

Fábricas: revolución industrial, nacen las fábricas, edificios enormes donde se produce o transforma un material. Sitio donde se produce. Capitalismo. Obreros, alienación, luchas a lo largo de los años por mejores condiciones de trabajo, seguridad, accidentes laborales, grandes espacios, relaciones entre obreros y patrones, trabajadores sin papeles, sin derechos laborales… Sitios de producción. La mano de obra olvidada o recordada.

El cine no ha sido ajeno al mundo de la fábrica.

De hecho una de las primeras imágenes proyectadas en pantalla blanca fue Salida de los obreros de la fábrica de los hermanos Lumière.

Fábrica, metáfora del hombre olvidado, hombre anónimo, hombre en cadena de producción, alienado. Una de las obras cumbres del cine mudo de Lang, un cine futurista y de futuro negro para la humanidad, es Metrópolis donde la escenografía muestra una gran fábrica donde los seres humanos son esclavos.

Uno de los genios de la comedia muda despide a su personaje universal, Charlot, en el corazón de una fábrica que le vuelve loco y deshumaniza a los obreros. Inolvidable Charles Chaplin en Tiempos modernos donde los obreros trabajan en cadenas de producción, donde se ven azotados por la crisis de los años 30…, delirante la escena en la que prueban con el obrero Charlot una máquina para que el obrero siga produciendo mientras come…

Así nombrando a la anterior no puedo olvidar a una pequeña joya del cine francés de 1931 del realizador René Clair, ¡Viva la libertad!, donde gran parte de la trama transcurre en una fábrica donde vuelven a reunirse dos amigos que vivieron en un pasado encarcelados. Uno es el famoso empresario que dirige la empresa, el otro es un trabajador que se sitúa entre los dos mundos: trabajadores y patrones. Y me he acordado porque una de las acusaciones que le cayó a Chaplin con sus Tiempos modernos es que había plagiado esta película, ante esta ridícula acusación para desprestigar el trabajo del director, fue el propio Clair quien la zanjó diciendo que se sentía halagado si de alguna manera había inspirado al maestro.

Tampoco se puede olvidar la representación de la lucha de clases y el nacimiento de la lucha obrera en el cine silente soviético. No hay más que repasar la filmografía de Eisenstein o de Pudovkin para visitar todo un abanico de fábricas, injusticias, luchas y huelgas. Recordemos títulos como Huelga (1924) del primero o La madre (1926) del segundo.

Dentro de un cine contestario de respuesta política o social, es decir, el cine como reflejo de problemáticas y como expresión de planteamientos intelectuales e ideológicos y de denuncia ha dado como resultado toda una serie de películas que se desarrollaban en los microcosmos que suponen las fábricas.  También las fábricas sirven para describir la vida de los obreros, algunos de ellos solitarios y tristes arrastrando toda una vida de problemas. También nos encontramos con la dureza de trabajadores de fábricas que cierran y deben afrontar el paro.

Así podemos ver títulos de índole distinta donde la fábrica y sus trabajadores están presentes:

La descripción más dura y bestial de un capitalismo salvaje y sin concesiones para los trabajadores aparece de la manera más cruda en La tierra de la gran promesa del polaco Wajda.

La realidad de cierre de las fábricas en épocas de crisis y las condiciones en las que se quedan los trabajadores parados se refleja de distinta manera en la divertida y tierna Full Monty (1997) de Peter Cattaneo o de manera trágica y realista con toques de humor en la española Los lunes al sol (2002) de Fernando León.

Durante los años 70 y 80 hubo un determinado cine americano que narraba la lucha para la obtención de los derechos laborables de los trabajadores en las fábricas. Así se popularizaron películas como Norma Rae (1979) de Martin Ritt, Silkwood (1983) de Mike Nichols o El síndrome de China de James Bridges en 1978 (estas dos últimas películas ambientadas en centrales nucleares y cómo estos edificios no velan por la seguridad de los trabajadores y la comunidad donde se han construido)…

Películas que narran tristes vidas de obreros atrapados entre cadenas de montaje que no pueden volar hacia otros límites o ver cumplidos sus sueños. Desde Finlandia llegó la melancolía de La chica de la fábrica de cerillas (1990) de Kaurismaki. La española Isabel Coixet cuenta la historia de una trabajadora de una fábrica que prefiere una rutina perfecta en una cadena de montaje que enfrentarse a un pasado duro en La vida secreta de las palabras (2005).

También hay fábricas de otra índole. Escenografías enormes o más pequeñas, de empresas familiares, que han dejado escenas para el recuerdo. Todavía queda en la memoria cinéfila la super escena romántica y machista de un chulesco Richard Gere que va a rescatar a una Debra Winger de su vida en una fábrica y se la lleva de ahí en brazos en Oficial y caballero. O es imposible olvidar, en sus dos versiones tanto la de 1971 como la de Burton en 2005, esa especial visita que hace un niño Charlie a una fábrica de chocolate absolutamente delirante, mágica…, y cruel. El padre de Benjamin Button en la última película estrenada de David Fincher es el dueño de una próspera y pequeña fábrica de botones que nos regala momentos mágicos. Las distintas versiones de Carmen nos deja también visiones en fábricas de cigarrillos o fábricas de paracaídas (en la versión de Otto Preminger, el musical de Carmen Jones para mayor gloria de una espectacular Dorothy Dandridge). También, hay escenas escalofriantes en la fábrica de Schindler, hombre que logra salvar a varios judios de una muerte segura en los campos de concentración llevándoselos como mano de obra barata para una fábrica que abre en Cracovia…

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons 

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