Demonios en el jardín (1982) de Manuel Gutiérrez Aragón

Dice el proyeccionista del pueblo que las buenas películas son en blanco y negro. A Juanito le encanta la cabina de proyecciones.

Años 50. Entre el NO DO y la vida de posguerra, Silvana Mangano baila el bayon, por supuesto, en blanco y negro. Y el cine del pueblo se llena.

Todo empieza en una boda.

Una familia que se enriquece con el estraperlo y tiene la tienda de la localidad El jardín.

Dos hijos mimados. Falangistas.

Dos mujeres de armas tomar y ambas caen en las redes de un mismo hombre, el señorito inútil que se va de la casa tras discutir con el hermano mayor y parece que se convierte en el hombre de confianza de Franco y no hace más que pedir dinero.

Su hermano siempre quiere matarle y siempre le pide perdón. Son cosas de familia. Las envidias de siempre. Ahí está la madre para manejar los hilos cuando puede.

Pero quien maneja y maneja es el nieto, el ilegítimo, el niño enfermo pero que apunta maneras de hombre listo. Logra crear todo un mundo a su alrededor. Un mundo debajo de su cama. Y a su madre… que ni la toquen.

El niño consigue que su madre, su tía y su abuela se desvivan, se desvelen y cumplan sus deseos.

Él quiere conocer al padre al que cree poderoso.

Y su búsqueda se desinfla cuando descubre que su padre, el señorito, el que va dando tumbos y dejando noticias de que es un hombre grande, es el camarero del generalísimo.

Pasiones, secretos, rumores, amores…

Y una Ángela Molina de melena larga y ojos inyectados en sangre. Y por supuesto la voz rasgada. Siempre rebelde, siempre bella. Nunca sumisa.

Ana Belén cual figura de cine negro, no sólo sabe contar historias-películas, fumar cigarrillos, sino que con vestido negro empuña una pistola mejor que nadie.

Las enemigas se vuelven amigas. Al fin y al cabo el hombre de sus desvelos, es un galán de capa caída. Un inútil. Un Imanol Arias que empieza a despuntar.

De fondo, siempre un toro fiero.

Y una abuela que sabe de apariencias, de rumores y cotilleos. Y que maneja los hilos cuando puede. Ella es una Encarna Paso vestida de negro y moño. Mujer tremenda.

Al final fotografía familiar.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons 

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