Sensualidad: pero la sensualidad que tiene que ver con las sensaciones de los sentidos y relativo sobre todo al deseo sexual. El séptimo arte durante años tuvo vedada la sexualidad explícita, así que los guionistas, directores, actores y actrices, directores de fotografía se volvieron expertos en el arte de la sensualidad dejándonos momentos de alto nivel erótico. Aún hoy es más fuerte el impacto de una escena sensual que una sexual.
Y toda esta reflexión vino a partir de una escena de La edad de la inocencia donde Archer quita un guante a la condesa Ellen…, que parece totalmente que la está desnudando dentro de un carruaje y es fuerte la sensualidad que despierta en el espectador.
Seguimos con el juego de los guantes y no vamos a irnos a Rita y su guante negro en Gilda que ya todos lo recordamos, sino que vamos a visitar a Marlon Brando y Eva Marie Saint en La ley del silencio…, cuando Brando juguetea con uno de los guantes de ella. Y Eva trata de quitárselo. Toda la escena cuenta con una sensualidad latente de gran atracción entre dos personas que empiezan a conocerse.
Hace un año vi uno de esos melodramas de Bette Davis y me pareció el colmo de la sensualidad cada vez que Paul Henreid (sí, el marido de Ingrid Bergman en Casablanca) encendía dos cigarros uno para él y otro para su pareja en La extraña pasajera.
Vuelvo al cine de época y nunca podré olvidar las escenas entre Holly Hunter y Harvey Keitel con piano de fondo, miradas, caricias y silencios en El piano.
Un rey de la sensualidad latente era un joven Gary Cooper, bellísimo, que nos regala miradas impagables junto a Marlene Dietrich en Marruecos o escenas entre oníricas y poéticas del joven Cooper con Helen Hayes en esa versión de Adios a las armas.
Nadie más alejado de la sensualidad que John Wayne y, sin embargo, lo es junto a Gail Russell en esa pequeña gozada de western intimista que es El ángel y el pistolero.
Si alguien sabía de sensualidad era ni más ni menos que el maestro del suspense que creó alguna de las escenas más sensuales de la historia del cine. Baste recordar Encadenados y ese beso interrumpido una y otra vez o sólo volver a rescatar alguna de las miradas entre Grant y Bergman. Basta pasearse por La ventana indiscreta y recordar ese beso ralentizado y en primer plano de una Grace Kelly elegantísima a un Stewart convaleciente.
Y siguiendo por caminos de romanticismo y sensualidades no puedo dejar de nombrar a la Straisand y Redford en Tal como éramos y en esa escena en la que el joven y bello pijo ata los cordones de un zapato de la joven progresista y revolucionaria. Miren el juego de manos y miradas de ambos…
Ya lo he recordado en uno de los momentos inolvidables: Redford lavando el pelo a una Streep-Blixen en Memorias de África o la misma Streep bañándose en una gran bañera mientras le caen las gotas de la ducha y ella sólo piensa que minutos antes ha estado ahí duchándose el hombre amado con cara de Eastwood en Los puentes de Madison.
El cine negro también ha regalado sensualidad a raudales como la que surge entre Bogart y Bacall, y no es un tópico, sólo hay que verles juntos en Tener y no tener, y esos silbidos y esos cigarros que se encienden, y esas miradas e ironías, que se repiten en El sueño eterno.
O ese homenaje al cine negro rebelde y rupturista que ofrece Jean Luc Godard en Al final de la escapada…, ¿hay más sensualidad posible entre Belmondo y Serbeg en la escena del dormitorio?
¿Y el melodrama puro y duro a lo Kazan en Esplendor en la hierba? No es cada escena de Natalie Wood junto a Beatty un tributo a la sensualidad, al erotismo (nunca mejor dicho) contenido.
Y es que la sensualidad da para muchas entradas como ésta…, porque ahora, son tantas las escenas que se agolpan en mi mente que veo que el texto puede ser interminable e inabarcable. Así que os dejo con un último recuerdo. Una mirada de un adolescente que mira por un agujero en un viejo baño para ver bailar a la adolescente amada Amapola y la ve mientras se cambia de ropa. O esos mismo adolescentes, mirándose, ella leyéndole e interpretando a su modo el Cantar de los Cantares…
Son todas escenas que ya nos han visitado múltiples veces en el blog…, pero es nombrar la palabra sensualidad y vuelven a mi memoria. Recobran vida.
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.