La banda nos visita (Bikur Ha-Tizmoret, 2007) de Eran Kolirin

Agradable y sencilla película de sorpresa continua, La banda nos visita del director israelí Eran Kolirin muestra con contención, humor y mucha melancolía la historia de una banda de música egipcia (Banda de Música de la policía de Alejandría) perdida por error de destino en una localidad remota y desértica de Israel. Árabes y judíos unidos en una noche tranquila donde se encuentran y comparten soledades, frustraciones, sueños rotos y mucha soledad.

Tan exóticos y distintos con sus uniformes azules y su dignidad a cuestas (tan distintos y exóticos como unos Leningrand Cowboys filandeses en América) arrastran su desconcierto en un pueblo desértico que no tiene ni parques ni moteles. Sin embargo, son acogidos con naturalidad por unos habitantes aburridos de tanta soledad: la sensual dueña de un pequeño restaurante y dos de sus clientes.

Así La banda nos visita es una película de momentos sencillos y personajes. Personajes unidos en circunstancias extrañas y así transcurre una noche de transformaciones donde juntos los personajes se destapan y desnudan…, con contención y corrección. Tras el humor, la soledad y el drama como una trágica canción árabe. Y como nexo de unión de todos los personajes su respeto reverencial a la música. Una música que rompe fronteras, que une.

La banda nos visita llena de momentos tranquilos y pequeñas historias realiza el milagro de conmover al espectador con breves anécdotas. Y nos descubre tres rostros y tres voces —que se comen la pantalla a dentelladas— y nos regalan personajes tiernos que sienten, que sufren, que ríen, que padecen…, que se transforman.

Así sobre todo recorremos las vivencias del joven y atractivo —no, mejor dicho, bellísimo— Saleh Bakri como ese egipcio abierto a las experiencias y al mundo, sensual y enamorado de la música de Chet Baker, los sufrimientos de un hombre árabe que traspasa con su mirada, que se transforma de rígido policía a hombre que sufre y sensible que encuentra en la música y en la pesca la tranquilidad de sus tormentos. Que se convierte en hombre atractivo e interesante a lo Omar Shariff, el actor Sasson Gabai cautiva. Y, por último, una bella y sensual mujer de voz cascada, que vive la vida y se niega a dormirse en un mundo desértico que niega las emociones, con el rostro y la mirada de la actriz Ronit Elkabetz.

Así La banda nos visita abunda en escenas que despiertan emociones. Como la del joven enamorado de Chet Baker explicando en árabe a un israelí inexperto lo que se siente al hacer el amor. No hace falta saber lo que dice es tal la sensualidad que arrastran sus palabras y lo bellas que parecen…

Despiertas y comprendes al viejo policía que se destapa de su rigidez y cuenta a la dueña del bar, a la persona que le acoge, sus fracasos en las relaciones con su mujer e hijo muertos.

Te conmueve el policía que no logra terminar la obertura de un concierto por circunstancias de la vida y como un hombre solitario y frustrado de cara dulce de ese pueblo alejado le regala un final.Emociona cómo alrededor de una mesa, en una cena, con diversas tensiones y surrealismos, músicos y anfitriones se unen al cantar juntos una canción bella, Summertime.

Bailas y sonríes cuando el seductor árabe enseña de manera sencilla al joven inexperto como dar su primer beso a una chica triste…

¿En fin qué más se puede pedir a una película sencilla y pequeña sino que te emocione en cada momento…?

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

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