Fred MacMurray

Si escribo este nombre, muchos lectores mirarán incrédulos preguntándose quién es este tipo. Es otro de esos actores de carreras largas que han caído en olvido. Si entonces hablo de que su rostro es el del jefe que destroza el corazón de la ascensorista Frank Kubelik en El Apartamento (1960) de Billy Wilder, entonces más de uno sonreirá y le pondrá seguramente cara.

Si indagando un poco más, recuerdo que MacMurray es el protagonista absoluto de otra película grande de Wilder que crea una buenísima historia de cine negro con vendedor de seguros que cae en las garras de una de las femme fatales más carismáticas…, una historia que se estrena en 1944 y aún hoy cautiva, Perdición, entonces seguro que el lector sonríe aún más y va construyendo la carrera de MacMurray. ¿Cuándo empezó a trabajar, qué películas hay antes y después de Perdición o El Apartamento?

Así vamos descubriendo a un actor versátil que igual lucía en un papel secundario que en un principal. De rostro serio, rasgos duros, aspecto fuerte…, pero un fondo humano y sensible que le permitió ejecutar todo un abanico de personajes (desde galán romántico, a comediante, a hombre de cine negro o personaje de dramas, a protagonista de musicales o de piezas populares de cine familiar…).

Fred MacMurray pisó fuerte en los años 30 y 40 y fue la pareja cinematográfica en varias películas de tres divas de armas tomar: Carole Lombard, Claudette Colbert y Barbara Stanwyck.

Si Wilder fue el que le cedió los personajes por los cuales es más recordado e identificado en las memorias cinéfilas, el realizador Mitchell Leisen fue el que le hizo una estrella en una serie de comedias inolvidables. Y ahí empieza a surgir toda una carrera cinematográfica brillante en los años 30 y 40 con las compañeras de reparto más míticas.

Con Leisen se transforma en todo un vividor en la época de la Depresión junto a la rubia y divertida Lombard en Candidata a millonaria (1935). O, de nuevo, junto a la magnífica Stanwyck demuestran que son una pareja cinematográfica con química en la olvidada Recuerdo de una noche (1940) donde MacMurray es el fiscal que vive una Navidad diferente junto a una ladrona a la que está juzgando. Leisen vuelve a confiar en el actor para darle el papel principal en Ella y su secretario (1942) donde se pone a trabajar para una ejecutiva de publicidad con la cara de la gran y también olvidada Rosalind Russell. Nos reimos de nuevo con el choque de géneros en otra divertida película del director donde nos cuenta las vicisitudes de una profesional y elegante fotógrafa que durante un reportaje entra en contacto con un rudo obrero, que no puede ser otro que MacMurray, y entre ambos surgirá una divertida relación de amor-odio en No hay tiempo para amar (1943).  Leisen le une con Marlene Dietrich para una película en la que mezcla géneros con clase de la comedia salta a película romántica y se transforma en puro melodrama, MacMurray es un doctor al que en un principio la Dietrich lo atrapa por conveniencia porque le siente buen padre para su hijo adoptivo y después se enamoran…, se trata de Capricho de mujer (1942).

Su carrera continúa con versátiles papeles. Douglas Sirk aprovecha de nuevo la química del actor con Barbara Stanwyck y los convierte en protagonistas de uno de sus maravillosos melodramas en 1956. Así ambos vuelven a enamorarse y a darse otra oportunidad con altas dosis de sufrimiento en Siempre hay un mañana.

En los años 60 se convirtió en un habitual protagonista de películas familiares con la firma Disney: Un sabio en las nubes (y secuela) o Veinte docenas de hijos.

Y como habrán comprobado esto es sólo una parte de su extensa carrera…, ¿merece la pena redescubrirle? Seguro que la respuesta es afirmativa.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons. 

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