Diccionario cinematográfico (111)

Montaña: que puede ser sagrada, que puede ser elemento esencial del paisaje, que puede ser protagonista de la historia, que puede ser símbolo…, miles de montañas pueblan el universo cinematográfico.

Desde el más contemporáneo cine de aventuras, cine de entretenimiento que cuenta las hazañas de increíbles montañeros que se juegan la vida en su día a día. ¿A quién no le viene a la cabeza Máximo riesgo (1993) o Límite vertical (2000)?

A veces, el cine nos narra momentos históricos e impresionantes que tienen a la montaña como protagonista. Un accidente aéreo hará que un grupo de jugadores de rugby pasen una prueba de supervivencia al límite en medio de los Andes. Viven fue el nombre del libro donde se contaban sus experiencias que se pasó al cine en 1993. El francés Jean-Jacques Annaud nos contó la aventura física y espiritual del alpinista (con rostro de Brad Pitt), Un relato de supervivencia a través de las montañas en Siete años en el TIbet (1997).

Hay montañas símbolo, montañas que sirven para la transformación espiritual y física de los personajes. Me vienen a la cabeza tres. El Kilimanjaro, la montaña-volcán más alta de África sirve como marco y símbolo para que un hombre-creador haga un repaso por su vida y amores en Las nieves del Kilimanjaro (1952). En la maravillosa El último refugio (1941), una montaña es el último lugar donde un gánster que quiere retirarse en cuentra refugio y descanso. Tendría su interesante versión en el género western, Juntos hasta la muerte (1949). A Raoul Walsh le gustaba esta historia, la montaña como final y refugio. Uno de los dramas de Frank Capra buscaba población ideal de eterna juventud entre altas montañas donde llegan un grupo de personas tras accidente aéreo. En el Himalaya hay una población ajena a los males del mundo. Horizontes perdidos (1937) donde el tiempo se para.

Siempre se esconde intensa escena de acción o de amor apasionado en lo alto de una montaña. Hasta el maestro del suspense realizó una de sus escenas de acción más recordadas en Con la muerte en los talones (1959). ¿Alguien ha olvidado a los protagonistas colgados del monte Rushmore? O quien no recuerda a Jennifer Jones y Gregory Peck matándose y amándose en montes lejanos en ese delirio romántico que es Duelo al sol (1946).

En el cine español, los montes recobran especial importancia como refugio, lugar de resistencia y recordatorio histórico de aquellos maquis que fueron guerrilla y combatieron desde las montañas la férrea dictadura franquista. Así contamos con ejemplos ilustres donde las montañas son paisaje obligado de obras como El espíritu de la colmena (1973) o Los días del pasado (1978). O también los montes son protagonistas de obras más recientes como Silencio roto (2001) o El laberinto del fauno (2006).

Hay géneros que no podríamos imaginar sin montaña alguna o sin escena entre montes y alturas. ¿Qué película del Oeste no ofrece paisaje montañoso? Persecuciones en altas montañas, huidas a través de los montes, escondites de indios al ataque, refugio de forajidos…, la lista es tan amplía que es prácticamente innombrable. Basta decir que la mayoría de las películas de Ford contaban con el impagable paisaje de Monument Valley o valle de las rocas. Lo último más innovador en un paisaje de vaqueros auténticos, de ganaderos en América profunda, fue la historia de amor en lo alto de la montaña Brokeback, aislados del mundo y de las presiones sociales, que viven Jack y Ennis (Brokeback Mountain, 2005, Ang Lee).

Siguiendo con este protagonismo mágico de las montañas, su protagonismo no tiene final, estudiamos los comienzos de la directora del régimen nazi, Leni Riefenstahl, en un género alemán que cultivo grandes éxitos, las películas de montaña, normalmente del director Arnold Fanck. Allí una joven y bella Leni era la actriz que vivía historias y aventuras entre montañas y nieves.

Y para terminar este viaje interminable hablemos de un género improbable en cuanto el empleo de montañas como paisaje…, el musical, que sin embargo tiene sus escenas ilustres en montañas mágicas. ¿Quién no recuerda en altas montañas las aventuras de la familia Trapp en Sonrisas y lágrimas (1965)? ¿O alguien puede escapar a la magia de Brigadoon (1954), ese pueblo que sólo despierta una vez al año?¿Quién no quiere vivir aislada y secuestrada durante unos días, entre montañas nevadas, junto a los hermanos Pontipee, en Siete novias para siete hermanos (1954)?

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons. 

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