Marcados por un personaje

Marcados por un personaje. Después caída en picado al olvido. Fueron devorados por el personaje. Algunos trabajaron mucho más pero nunca brillaron igual que el personaje o la historia que les hizo famosos. Otros incluso tuvieron carrera cinematográfica extensa y con algún que otro éxito pero si preguntas por alguno de sus trabajos surge aquel que les encumbró —que a menudo algunos rechazan de plano—.

Si hablamos de Bela Lugosi, nos viene a la cabeza Drácula. Si nombramos a Boris Karloff se transforma enseguida en Frankenstein. Si preguntamos por algún trabajo de Vivien Leigh, probablemente, sólo la veamos transformada en Scartett O’ Hara. Por otra parte, si nombro a la actriz Judith Anderson se nos quede cara de póker pero sí digo, sí hombre, la ama de llaves de Rebeca entonces, sólo, quizás el asunto cambie.

Ahora le toca el turno a Anthony Perkins e irremediablemente todos sonreiremos y diremos sí claro, el de Psicosis, Norman Bates. Lo de Liza Minnelli no tiene duda alguna, todos la veremos bailando y cantando con una silla, con un traje negro, un sombrero, unas largas piernas, y una sola película, Cabaret. Ella fue Sally.

Christopher Reeve se lo tomó con filosofía. Él sabía que para los siglos de los siglos todos le identificarían con Supermán. Para ella fue un sufrimiento y aún ahora muchas personas si oyen su nombre sólo saben nombrar a uno de sus personajes (a pesar de que hizo muchos y muy bien), el que la hizo famosa mundialmente, y del que ella siempre quiso renegar. Si digo Romy Schneider inevitablemente muchos tan sólo la colgarán el cartel de Sissi, emperatriz.

Suena una melodía y una frase: amar significa no tener que decir nunca lo siento e irremediablemente recordamos a la morena de pelo liso y largo que se va muriendo fotograma a fotograma y tiene rostro de Ali MacCraw. A otra actriz, ni siquiera muchos han visto su película, sólo se la recuerda por una imagen de mujer con pecho fuera, collar de perlas, mirada insinuante y sentada en sillón, en película plenamente erótica de años setenta, su personaje era Emmanuelle y ella se llamaba Sylvia Kristel. Igual le pasó a otra mujer de la que sólo recordaremos un papel, erótico y triste, en un apartamento de París, es trata de Maria Schneider y su último tango.

Otras heroínas fueron devoradas por su papel. De momento, nadie nos ha convencido de que Carrie Ann-Moss no vaya a ser recordada como la chica dura con gafas oscuras de la trilogía Matrix y tampoco tenemos constancia de que Linda Florentino no se la identifique únicamente en un futuro como una de las primeras mujeres fatales que se sale con la suya en una última seducción.

Película de terror y serie obligatoria disfrazó para siempre a Robert Englund, al que pocos recuerdan su verdadera cara, en el terrorífico Freddy. Ha sido siempre el rey de las pesadillas en Elm Street. Parecía que sólo podía existir un agente 007 con cara de Sean Connery, sin embargo, prefirió ser recordado por otros muchos personajes —aunque también quedó bastante marcado por su elegante agente british—, sin embargo, uno de sus sustitutos se metió de tal manera en la piel de Bond, James, Bond que no se le recuerda otro personaje mejor. Él era Roger Moore.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons. 

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