Jean Seberg

Niña de cara angelical. Cara triste. Dura vida. Su mente le jugó mala pasada. Era frágil. Muñeca rota. Empezó carrera como joven promesa de carrera fulgurante. El temible director Otto Preminger, la convirtió en musa a base de gritos. Y desde el principio, el maestro vio que con el pelo corto hacía estragos.

No tenía apenas 20 años y ya fue protagonista de dos papeles de gran dificultad que irían modelando su personalidad futura. Su triste personalidad futura. No fueron películas de éxito pero al otro lado del charco un crítico con inquietudes radicales (discutidas por unos, adoradas por otros) en el campo cinematográfico que quería convertirse en director (Jean-Luc Godard), se fijó en ella.

Primero se transformó en Juana de Arco, y ya los primeros planos mostraban su rostro atrayente capaz de reír y llorar, de disfrutar y sufrir… Después se convirtió en joven heroína de la novela de Sagan, Buenos días, tristeza. De adolescente rebelde que se deja llevar por el placer, el deseo y que con cara delicada destroza a la amante de su padre.

Sin comerlo ni beberlo se convirtió en la musa de la modernidad europea, la americanita con cara bella y frágil enamoró y enamora…, con su paso brillante por la película fundadora de la Nueva Ola se convirtió por los siglos de los siglos en leyenda. Con su camiseta blanca y sus pantalones pitillo, vendiendo periódicos entró en el Olimpo y ya nadie la bajó de él. Con su papel de rubia de pelo corto distante y frágil, objeto del deseo de francés marginal con cara de Belmondo, conquistó millones de corazones. Rubia frágil, rubia traidora, mujer fatal de inocencia arrebatadora. Esa rubia que traiciona al hombre que quizá ama y éste la dedica sus últimas palabras y muecas: “eres una asquerosa”. Y ella, angelical y confundida, pregunta, qué quiere decir asquerosa. Brutal. Estaba ya al final de la escapada.

Regresó en pocas ocasiones a EEUU, trabajó en películas europeas que no volvieron a encumbrarla. Repartió su vida entre adicciones, sufrimientos y amores. Por ahí hubo controversias con FBI, Panteras Negras y demás. Y ella cada vez más rota y perdida. Tan rota y perdida que vomitaba nervios que no la dejaban en paz. Una vez perdió al niño que llevaba en sus entrañas y dicen que nunca se pudo recuperar. Hablan que compró ataud de cristal para tapar bocas y rumores.

Se casaba y descasaba. Nunca era feliz. Algunos de sus amantes nunca la olvidaron e incluso fue más musa y diva. Carlos Fuentes la dedicó Diana o la cazadora solitaria. Ricardo Franco dejó el mundo con una obra póstuma, lágrimas negras, que dicen dedicó a la mujer triste que coqueteó por tierras españolas (hay una rareza de terror español dirigido por Juan Antonio Bardem, donde ella aparece como madre de Pepa Flores). También, comentan que se enamoró de Clint Eastwood. Al final, su triste imagen es la que vaga por las pantallas y las hojas de los libros.

Fue la esquizofrénica que hace viajar a todos los que la conocen al centro de la locura, una Lilith rota en mil pedazos que, sin embargo, reparte su esplendor destructor. También, demostró como nadie que en el lejano oeste, en una ciudad sin nombre una mujer puede amar, tranquilamente, bellamente a dos hombres que la cantan al oído…, a pesar de la madura tristeza de su rostro.

Pero a ella, no le hacía falta cine catástrofe, para caer desbordada una y otra vez hacia el abismo. Cuenta la leyenda que intentó suicidarse una y otra vez. Y finalmente apareció desnuda envuelta en manta en un viejo coche, abandonada por todos. Su última película fue muda. Sólo su rostro roto en mil gestos…Les hautes solitudes, 80 minutos extraños y olvidados. Sólo su rostro para mostrar que era mujer rota, sin poder remediarlo.

Ahora, quizá, Jean Seberg corra libre y reconstruida, con el pelo corto, rubio, y sonrisa mágica. Con mente dura y corazón fuerte…, sin ser musa u objeto del deseo de nadie. Sin ser un rostro de mimo que se rompe ante el objetivo. Sin albergar nervio alguno. Tranquila y quizá feliz. Sin lágrimas negras que la caigan por el rostro.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.