Gordos

Gordos es un empacho de esperpentos, personajes-títeres, tragedias, comedias, dramas, contradicciones, sentimientos, lágrimas y risas… Gordos es un empacho visual. Gordos es una enorme metáfora: qué provoca la gordura (física y emocional), qué nos hace estar bien o mal, por qué tragamos y tragamos, qué nos hace felices o desgraciados, cómo son mis relaciones con los otros, qué papel juega el físico en mi manera de ser…

¿Me ha gustado la segunda película de Daniel Sánchez Arévalo? Me debato en una y mil contradicciones. Quizá la palabra más adecuada es que me sorprendió. Y mi mayor crítica es que es tan enorme la farsa, lo grotesco y el esperpento tanto en la comedia como en el drama que, a veces, me dejó insensible. Son tantos los temas interesantes que toca la película y tantos los frentes que plantea que al final te quedas con la guinda en la boca, sin poder hacer la digestión. Sólo quizá la puedes digerir después, en reunión o tertulia.

La estructura y la factura visual me enganchó. Por una parte, para dejarnos claro que nos metemos dentro de una farsa-espectáculo nos va situando en las diferentes fases de la historia un anuncio presentado por uno de los protagonistas (Antonio de la Torre) de unas pastillas adelgazantes. Por otra parte, el nexo de unión de todas las historias, el nexo de unión de todos los personajes es la asistencia a una terapia de grupo donde varias personas gordas y obesas tratan de entender por qué han engordado.

Desde el principio, la sentí como una farsa esperpéntica y así hay que entender la interpretación de cada uno de los personajes. Y desde el principio me metí en la dinámica de Gordos. En algunas historias hay más risas que lágrimas, en otras más lágrimas que risas, en algunas casi alcanzas la ternura, en otras los personajes títeres llegan lejos tan lejos que casi no tiene sentido…

Vuelvo a repetirme, ¿me ha gustado Gordos? Me atrevería a decir que sí aunque me hubiera gustado menos saturación de historias y personajes. Más desarrollo de algunas tramas y temas. Más definición de desgarro o farsa irónica…, me muevo en la contradicción más absoluta al igual que sus personajes.

Repaso las historias: la que más tira a lo esperpéntico, incluso en la interpretación de los personajes (Antonio de la Torre y Pilar Castro), es la del homosexual que se infla y desinfla en las distintas fases de su vida. Un ser humano complejo donde los haya, un insoportable antipático que se puede cruzar en tu camino, que al final encuentra su media naranja en otro ser humano tan solitario como él, tan complejo como él, tan esperpéntico como él, y no es más que la mujer de su socio…, y ambos se complementan en lo emocional y físico.

A continuación, en un mundo de títeres, que gira a lo fantástico, está la historia de la joven pareja ultra religiosa que quiere llegar virgen al matrimonio (Raúl Arévalo y Leticia Herrero). Pero claro el placer de la carne los llama a ambos y el sexo les confunde. Su historia transcurre con milagro incorporado cuando un reprimido y divertido Raúl Arévalo sólo se da cuenta en el más allá de que el sexo con la persona amada es algo hermoso.

La historia prescindible pero bien interpretada es la de esa ejecutiva (María Morales) que engorda para que la abandonen porque no quiere una vida resuelta con el mismo hombre para siempre y no encuentra otro modo para que su pareja la rechace y la deje libre para experimentar y vivir otras historias.

Después está la familia obesa, por excelencia, padre, madre, hija atormentada que también puede llegar a crueldad extrema… e hijo delgado e hijo de puta (Fernando Albizu,Teté Delgado, Marta Martín, Adam Jeziersky) que luego nos enteramos de que su comportamiento tiene que ver con que se siente distinto a cualquiera de los miembros de su familia. Una historia que quizá no explota todas sus posibilidades. Que se queda en el camino.

Y, por último, la más dramática y quizá la más desarrollada. La historia del terapeuta y su pareja (Roberto Enríquez y Verónica Sánchez), que se queda embarazada, y se siente atrapada en una gordura que no desea. Y descubre con terror que él tampoco desea esa gordura. Y él se aterroriza de la contradicción de ser terapeuta, un buen terapeuta de personas gordas, y darse cuenta del rechazo transitorio que siente hacia su esposa que se hincha por el embarazo…

Gordos es un paseo emocional por personajes e historias esperpénticas que nos hacen vomitar por sus sentimientos, miedos y contradicciones. Pero su digestión puede ser complicada por la cantidad de frentes que tenemos que probar o en los que fijar nuestra atención.

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