Sesiones dobles de verano (II). Mujeres condenadas a la pena de muerte: Yield to the Night (1956) de J. Lee Thompson / ¡Quiero vivir! (I Want to Live!, 1958) de Robert Wise

Esta sesión sobre la pena de muerte trae varias sorpresas. Un realizador de carrera irregular, pero con unos títulos de lo más interesantes a lo largo de su filmografía: J. Lee Thompson. Y uno de los grandes olvidados, Robert Wise, puesto en la categoría de directores artesanos, pero con una carrera amplia y cargada de títulos estrella. Ambos muestran una sensibilidad especial a la hora de tratar el tema con dos actrices de armas tomar. Por un lado, la respuesta en Gran Bretaña a Marilyn Monroe: Diana Dors. Y, por otra parte, una de las reinas del melodrama en EEUU: Susan Hayward.

Yield to the Night (1956) de J. Lee Thompson

Mary (Diana Dors) y la angustia de la espera en Yield to the Night.

J. Lee Thompson mostró en sus primeros años una sensibilidad especial a la hora de contar historias complejas. Por ejemplo, en Amenaza siniestra y La bahía del tigre refleja de manera cruda y no exenta de belleza los miedos infantiles, y las dificultades de los niños en sus relaciones con adultos atormentados. O en Woman in a Dressing Gown habla de la triste descomposición, desencanto y monotonía de una familia británica.

En Yield to the Night se atreve con un relato especial. La tensa espera de una mujer hasta que se ejecuta la pena de muerte a la que está condenada. El relato, en primera persona, cae sobre los hombros de Diana Dors, que ofrece todo un abanico de matices a su personaje.

La película empieza como una de puro cine negro: mostrándonos durante los primeros minutos cómo Mary, la protagonista, comete un asesinato. Dispara a sangre fría a otra mujer que se baja de un coche. Todo con un suspense y una manera de rodar, con ritmo y tensión, que atrapa al espectador.

A partir de ahí, comienza un relato íntimo y angustioso de los últimos días de Mary en la celda donde espera junto a las celadoras, y algún personaje más (las visitas que recibe son importantes), la ejecución de su pena de muerte.

J. Lee Thompson muestra los últimos momentos de Mary, donde no solo vive instantes de angustia (esa lámpara de la celda que nunca se apaga), sino que también se da cuenta de los pequeños detalles de la vida (ese gato que le hace compañía en el patio donde pasea). Por otro lado, documenta su relación con las celadoras y de estas con ella, estableciendo alguna un poco más profunda y especial, sobre todo con MacFarlane (Yvonne Mitchell). Más allá de la camaradería, de complicidad y sororidad. De hecho, los personajes de las celadoras son tan ricos, que provocan muchas ganas de saber más sobre sus historias.

También la película describe los momentos de Mary con su gente más cercana. Desgarran las secuencias con su hermano menor, y todo lo que no se dicen. Sorprende la difícil relación y la distancia que mantiene con su madre. Así como la historia que se muestra con su esposo en cada una de las visitas que realiza, después de todo lo ocurrido. Así como sus conversaciones con el doctor, la voluntaria, el capellán o el director del presidio, que va dando distintas dimensiones a la historia de Mary.

Porque lo que cuenta finalmente Yield to the Night, y que podemos ver en flashbacks, son varias historias de amores no correspondidos. Todas las desgracias de Mary empiezan el día que se enamora de Jim Lancaster (Michael Craig). Y cómo para Mary todo es más que una aventura extramatrimonial. De hecho, convierte a Jim en el motivo central de su existencia, en el amor de su vida. Sin embargo, él no corresponde igual a la protagonista. Parece el tipo duro de toda película de cine negro, pero nada más alejado de la realidad. Simplemente no está enamorado de Mary, solo la ve como una aventura o una cómplice con derecho a roce. Es más, se enamora de una mujer millonaria, y sufre porque esta no le corresponde. Esto último desencadenará la tragedia y que Mary tome la decisión de asesinar.

La cámara de J. Lee Thompson está llena de sorpresas en Yield to the Night. Unos primeros minutos que le muestran como un as del montaje y el suspense. Una película delicada que enseña todas las posibilidades de un espacio reducido, hasta que se queda sin su protagonista, que cruza esa puerta que la lleva a un destino seguro. Los objetos, la luz, las rutinas, las puertas, el tabaco, el patio, los juegos, la comida, la cama… Y una película de amor y desamor en esos flashbacks que cuentan la historia de manera sobria y elegante.

Sorprende cómo rueda toda esta historia centrándose en Mary, su protagonista, con un uso adecuado del monólogo interior y la voz en off. J. Lee Thompson pone en duda la pena de muerte con un relato íntimo, pues nos muestra toda la existencia de Mary y por qué está ahí, en la celda. Sabemos de su culpabilidad desde el principio, pero al final del relato deseamos que no tenga que cruzar esa puerta.

¡Quiero vivir! (I Want to Live!, 1958) de Robert Wise

La crudeza de la pena de muerte en ¡Quiero vivir!

Robert Wise y los guionistas Nelson Gidding y Don Mankiewicz parten de una historia real: la de Barbara Graham, condenada a muerte. Toman como punto de partida, muy libremente, los artículos de un periodista, Ed Montgomery, y los diarios y cartas de la condenada. Así construyen otro alegato contra la pena de muerte.

La película de Robert Wise refleja con todo detalle la ejecución de Barbara Graham (Susan Hayward) en la cámara de gas. Y la película cuenta todo el recorrido de Graham hasta que es ejecutada. Lo que hacen en esta película es poner en duda la culpabilidad de la protagonista y reflejar cómo va encadenando malas decisiones, malas compañías y mala suerte hasta terminar envuelta en un juicio que irremediablemente la lleva a la cámara. Tampoco falta en un momento dado de la película, la angustia de la espera, y las relaciones de la condenada con la enfermera, la celadora, el director de prisión y aquellos que ponen en marcha la maquinaria.

Robert Wise también construye su relato como si de una película de cine negro se tratase para mostrar la mala vida de la protagonista y cómo todo la va conduciendo a un laberinto sin salida hasta su detención. Así Susan Hayward no desaprovecha su papel para llevarlo al paroxismo melodramático: no solo se muestra en la primera parte de la película como una prostituta que no hace nada más que tomar malas decisiones, pero que en realidad trata siempre de enderezar su vida y no traicionar a sus amistades, sino que en la segunda es una mujer condenada que trata de luchar porque quiere seguir viviendo.

Así su registro dramático es interminable. Desde esa mujer de mala vida, que tima sin escrúpulos; hasta esa chica que trata de construir una familia de manera fallida; a la dama que vuelve a las andadas con sus antiguos camaradas, sin advertir la trampa; pasando por la reina del espectáculo para los medios de comunicación que la condenan de antemano y desembocando en esa mujer que va a la cámara de gas con la mayor dignidad posible.

En el camino de espera, la protagonista encuentra varios cómplices que terminan creyendo que esa mujer no tiene que pisar la cámara de gas y que luchan hasta los últimos segundos por impedir su muerte. El periodista que primero la condena con sus artículos, uno de sus abogados que termina creyendo a su cliente y un psicólogo serán los que emprendan en el exterior una carrera a contrarreloj para evitar su final, añadiendo más tensión a la espera de la protagonista.

Como siempre Robert Wise muestra sus dotes de buen director y de puesta en escena dejando secuencias memorables como la detención de Barbara Graham y sus compañeros o deja sin respiración ante la representación exacta de una ejecución en la cámara de gas, con todo detalle, pero a la vez con todo el distanciamiento posible para dejar constancia de la frialdad y brutalidad de la pena de muerte.

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27 comentarios en “Sesiones dobles de verano (II). Mujeres condenadas a la pena de muerte: Yield to the Night (1956) de J. Lee Thompson / ¡Quiero vivir! (I Want to Live!, 1958) de Robert Wise

  1. Hola Hildy
    No recuerdo haber visto «Yield to the Night», imposible olvidar la interpretación de Hayward en «I Want to Live!». Porotraparte, ya que Diana está tan recatada con esa ropa carcelaria, un recuerdo para sus muchas aportaciones en las que el adjetivo «explosiva» siempre estaba rondando.
    Cuando has empezado a relatar la gestación de ¡Quiero vivir! he pensado en «A Sangre Fría». Pero mejor dejemos la sesión en doble.
    Un saludo, Manuel.

  2. Hola Hildy!
    Aquí de vuelta de vacaciones y retomando la dinámica bloguera. Extraordinaria propuesta la que nos traes, hace mucho que no las veo, tomo buena nota.
    Besos;)

  3. Hola Hildy. Yo recuerdo a la protagonista de Bailar en la oscuridad de Lars Von Trier. Estas dos que traes aquí creo que no las he visto.
    Las pondremos en la lista de películas pendientes.

    Un beso.

  4. Querido Antonio, sí, hice una pequeña reseña de El señor Wilde y yo. Efectivamente es una novela que merece mucho la pena. Un canto de amor al cine.
    Recuerdo lo que me impresionó la primera vez que vi Quiero vivir. Es una película muy interesante para analizar y tirar de varios hilos. Tiene garra narrativa, atrapa.

    Beso
    Hildy

  5. Querido, querido Manuel, ¡no sabes cómo está de bien Diana Dors en esta película! La cantidad de matices que da al personaje. Efectivamente, la lanzaron como la belleza rubia británica en los años en que reinaba la Monroe y otras rubias (como Jayne Mansfield) en Hollywood. Dors muestra aquí su versatilidad como actriz. ¡Merece la pena verla! Y Susan, la reina del melodrama, está aquí en todo un recital interpretativo, llegando al paroxismo, y engancha desde el primer momento.
    Qué buena película de Richard Brook A sangre fría… y qué novela. Sí, se podrían realizar varias sesiones dobles sobre el tema de la pena de muerte.

    Beso
    Hildy

  6. ¡¡¡Querido Fran, qué bueno que hayas regresado de vacaciones!!! Espero que hayas podido descansar. ¡Y ahora de nuevo al mundo blogs y todas las películas que nos esperan siempre!
    Te va a gustar volver a ver las películas de esta sesión doble.

    Beso
    Hildy

  7. Querido, querido Luis, creo que vas a disfrutar mucho de esta sesión doble. Son dos buenas películas, que atrapan.
    Lo que pude sufrir con Bailando en la oscuridad. Tengo una relación difícil de definir con el cine de Lars Von Triers y sus heroínas. Ya la contaré algún día.
    Como siempre tus aportaciones, enriquecen. Gracias mil.
    Beso
    Hildy

  8. No conozco la de J. Thompson, un director que no me gustaba (sus películas de los 70) pero del que me agradan bastante algunas de las películas del inicio de su filmografía (que he descubierto estos últimos años). Gracias por la recomendación.

  9. Por cierto… Yo también sufrí mucho con la de Con Triers, aunque quizás por distintos motivos. De hecho, sufrí tanto con el (y con su heroína) que me salí del cine a mitad de su proyección. Y hasta aquí puedo contar!

  10. ¡Querida Hildy, cuánta razón tenías! Me interesaron mucho estas películas, que no he visto, como todo «drama carcelario» (inevitablemente me vino el recuerdo de Caged con Eleanor Parker, aunque ella no estaba condenada a pena de muerte). Pero además encontré interesante que (si no entendí mal) las películas no cuestionan la pena de muerte por el tradicional argumento de «la persona podría ser inocente después de todo» (como en La vida privada de David Gale o aquella con Clint Eastwood que creo que se llamaba Crimen verdadero) sino que va más allá. Si te entendí bien, en estas dos películas no hay dudas de que las mujeres han realizado la acción que se les achaca; lo que se discute es si tenían o no alguna condición atenuante para esa condena extrema, que las condenas no pueden aplicarse como una cuestión matemática. Y ese me parece un enfoque más interesante que el basado solamente en la falibilidad del sistema.-
    Voy a intentar dar con estas películas y tomo nota también de A Sangre Fría que han nombrado con Manuel, compré el libro hace poco pero aún no lo empecé ni vi la película.-
    Un abrazo enorme, Bet.-

  11. ¡Sí, efectivamente, querido Tito Alberto, Thompson tiene entre sus primeras obras historias que merecen mucho la pena, y también llama la atención su forma de contarlas! Y «Yield to the Night» es una de ellas. Es director de trayectoria irregular, pero tiene títulos que merece la pena no perderse, como las que nombro en la reseña o El cabo del miedo. Hay títulos que me apetecen ver como Una llamada a las doce y Ojo del diablo.
    Ay, Lars Von Triers, como digo tengo yo una relación complicada con sus películas. Pero reconozco que no olvido lo que me impactó e incomodó en su momento «Los idiotas»

    Beso
    Hildy

  12. Mi Bet del alma, ¡es que pensaba subir otra sesión doble supercuriosa, que espero hacerlo pronto, donde en una de ellas está un Fredric March de campeonato! Por eso te escribí que te iba a encantar. Pero al final no pude y me decanté por esta sesión… ¡que sabía también que te iba a interesar!
    Efectivamente en la británica sabemos desde el principio que ella es culpable. Por eso es una crítica más directa a la pena de muerte. En la americana, el caso real parece ser que estaba claro que Graham era culpable, pero Wise juega más con esta premisa y lo que expone es que la protagonista queda encerrada en una trampa de la que le es imposible salir. Juega más a la ambigüedad y queda un alegato duro contra la pena de muerte.
    La novela de A sangre fría de Truman Capote me fascinó cuando la leí y creo que la película te va a interesar igualmente. Son platos fuertes. También me viene a la cabeza una buena película sobre la pena de muerte de Fritz Lang: Más allá de la duda.

    Beso
    Hildy

  13. Hola Hildy:

    ¡Qué programa doble tan interesante propones! La de J.Lee Thompson la tengo bastante reciente. Conocí la película por un documental que ofrecía una panorámica sobre el cine inglés, intentando rebatir esa fama de “academicista” y “poco atrevido formal y temáticamente” y una de las películas que aparecía era “Yield to the night”. Viéndola, me llamó la atención la excelente interpretación de Diana Dors, “la respuesta británica a Marilyn”. Está excelente, dotando de una gran gama de sentimientos y emociones a su personaje, con el que empatizamos, pero que no siempre busca la simpatía del espectador y realiza actos o tiene reacciones que nos cuesta entender. Eso me gustó. Que no sea un personaje heroico, ni ejemplarizante. De hecho, es culpable del asesinato del que se le inculpa (la vemos cometiéndolo) y pese a todo la compadecemos y deseamos que pueda vivir.
    Muy interesante el personaje de Yvonne Mitchell, sensible, razonable y empática. ¡Qué diferente su personaje al del otro film de Thompson que vi por las mismas fechas (también mencionado en el documental) “Woman in a dressing gown!
    Y también es interesante el personaje de Michael Craig. Al igual que el personaje de Diana Dors, también vive “un amour fou” no correspondido. No está retratado como un canalla, sino como un hombre insatisfecho, quizá incluso patológicamente (¿depresión?) que más que utilizar a la protagonista, es incapaz de comprometerse con ella por un amor obsesivo por otra mujer (de clase alta, a diferencia de los protagonistas) que a su vez si que parece que le utiliza a él…O eso cree Mary, nuestra atormentada (anti)heroína. El hecho que “la otra” sea una mujer de clase alta, otorga una interesante, aunque poco explorada en el film, lectura de lucha (y resentimiento) de clases…

  14. Respecto a “¡Quiero vivir!” la tengo mucho más lejana en el tiempo. Pero recuerdo su estética de cine negro, su banda sonora jazzística y la entregada interpretación de Susan Hayward. Me gustaría revisarla.
    ¡Qué carreras tan diferentes las de Diana Dors y Susan Hayward! Dors tuvo pocas oportunidades donde se primara su talento interpretativo sobre su voluptuoso físico y acabó haciendo subproductos. En cambio, Hayward, fue de las pocas actrices del Hollywood clásico cuya enorme belleza, no eclipsó ni se impuso a su capacidad como actriz. Me explico. En el Hollywood clásico si eras muy hermosa, tu belleza dictaba los papeles que se te ofrecían y tus capacidades interpretativas quedaban en un segundo plano o eran puestas en duda. Susan Hayward trascendió esas limitaciones. Podía haber sido una reina más del Technicolor, con su belleza pelirroja, pero prefirió y pudo ser una poderosa actriz dramática, con un arrojo y una ambición interpretativa que le hacían arriesgarse con papeles de mujeres complicadas (alcohólicas, con problemas mentales, enfermas terminales, mujeres que priorizaban la ambición al amor…) y no le importaba deslucir su belleza para ello, si era necesario. Su Barbara Graham es quizá la culminación de una carrera basada en una fe indestructible en su propio talento y en la búsqueda de vehículos para demostrarlo.
    Y yo también rompo una lanza por la obra de Robert Wise. Muchos no le perdonan su montaje por “The Magnificent Ambersons” pero tiene mi reconocimiento y agradecimiento por películas como “La venganza de la mujer pantera” ( otra preciosa película que podía estar en esa antología de cine e infancia en las que has participado) “ El ladrón de cadáveres”, “La torre de los ambiciosos”, “ West side story”,” The haunting”, “Cualquier día en cualquier esquina”, “Apuestas contra el mañana”, “Sonrisas y lágrimas”…

  15. Para completar el programa sobre “mujeres condenadas a muerte” puede añadir “La Verdad” de Henri-Georges Clouzot, considerada la mejor interpretación de Brigite Bardot. Otra bella poco valorada como actriz.
    Lilapop

  16. Querida Lilapop, qué interesante parece el documental sobre cine británico. Yo la verdad es que estoy de acuerdo, pues estoy viendo cine británico clásico buenísimo. Estoy de acuerdo, Diana Dors está maravillosa. Su personaje tiene tantos matices y detalles…
    Y es cierto que otra actriz a tener en cuenta es Yvonne Mitchell, que está brillante (¡y efectivamente en papel tan diferente!) en Woman in a Dressing Gown. No hace mucho la vi también en Los juicios de Oscar Wilde o en Crimen al atardecer.
    Por otra parte, Susan Hayward efectivamente fue muy inteligente a la hora de elegir el camino en su carrera. Y pudo mostrar toda su versatilidad como actriz. Tiene momentos inolvidables en varias películas, donde como dices es mucho más que una pelirroja hermosa. Quiero vivir es de sus papeles más recordados y es que recorre todo el abanico de emociones con su personaje.
    Sí, qué grandes títulos tiene Robert Wise en su filmografía. Nombras muchos de ellos. ¡Efectivamente, un compañero escribe en el libro de infancia en el cine sobre El regreso de la mujer pantera!
    Apunto en mi lista de películas pendientes La verdad de Henri-Georges Clouzot, que me apetece muchísimo. Mil gracias por la recomendación.

    Beso
    Hildy

  17. Hildy sabes si muchas de las anécdotas sobre wilder en el señor wilder y yo son verídicas o invención de Coe? A sangre fría es uno de mis libros favoritos y la peli me gusta mucho. Luego voy a revisar el sol del membrillo he leído hace poco. El libro. De. Entrevistas con Antonio López que venía con. El. País buen finde.

  18. El personaje de la compositora es ficticio, pero todo lo que cuentan sobre Diamond, Wilder, el rodaje de Fedora, lo que sale de la vida Wilder, todo es verídico. La narradora es la que es ficticia y todo lo relacionado con ella. Pero es una novela que yo también disfruté mucho, tierna.
    Sí, qué gran libro A sangre fría.
    Qué buen plan junto El sol de membrillo y con Antonio López.
    Buen finde también
    Beso
    Hildy

  19. Qué gran casualidad, querida Hildy, que traigas ‘¡Quiero vivir!’, ya que la he visto hoy. La otra peli ni la conocía.
    Gran película de Roberf Wise, al que todavía me faltan muchos títulos por ver. Es interesantísima y se presta a muchos debates sobre el sistema judicial y la pena de muerte. Alucinante que la policía interfiriera en el proceso; es vergonzoso sabiendo que, además, ese dato es completamente verídico, ya que el resto del film se toma muchas licencias (Barbara Graham parece ser que sí fue culpable del asesinato, se casó varias veces y tuvo varios hijos y, además, fue amante de uno de sus cómplices del asesinato).
    En cualquier caso, la película es realmente buena pero un poco descompensada. La primera parte es algo desconcertante, aunque muy sugerente por el genuino aroma a cine negro. Está contada como a hachazos. No logra que me implique completamente en la historia. Sin embargo, en su segundo tramo hace que el film se eleve. Aun tornándose en un poderoso drama, tiene un tono documental rayando la brillantez. Los momentos finales son de crisparse los nervios y, probablemente,
    lo mejor de la película. Por otro lado, la banda sonora es prodigiosa (al finalizar la película no he podido evitar recordar la obra maestra de Fernando Fernán-Gómez ‘El mundo sigue ‘).
    Pero ‘¡Quiero vivir!’ es sobre todo una imponente Susan Hayward. A ratos se comporta como una actriz histriónica pero se le perdona por su arrolladora interpretación. Qué pena que no tenga a ningún/a compañero/a a la altura, no porque el resto estén mal, ni mucho menos, pero a su lado quedan empequeñecidos.

    Un abrazo Hildy. Pasa un buen verano.

  20. ¡Querida Isis, qué alegría leerte y saber de ti!
    Mientras te voy leyendo todo lo que dices sobre Quiero vivir, afirmo con la cabeza. Comparto bastante de tu mirada sobre la película. Y también sobre la actuación de Susan Hayward. Qué curioso, y tiene bastante sentido, que lo que consigue la banda sonora en esta película te haya llevado a esa otra joya que es El mundo sigue. ¡Qué diálogos más maravillosos se producen entre distintas películas!
    ¡Sí, Robert Wise es un director a reivindicar y tiene varios títulos maravillosos entre su prolífica filmografía! Por cierto, estoy segura de que te gustaría bastante Yield to the Night.
    Beso enorme
    ¡Y disfruta mucho este verano!
    Hildy

  21. Prácticamente un género el de los reos condenados a muerte y sus últimas horas en prisión antes de la ejecución. Con tal motivo, el de la crítica hacia la pena máxima, se han hecho buenas películas. La primera que comentas no la he visto, pero tiene tan buena pinta como la segunda que sí vi en su día. Desde luego, nadie como la «sufridora» por excelencia, Susan Hayward, para interpretar a la condenada.
    Abrazos.

  22. ¡Sí, tienes razón, querido Ethan!
    Si tienes oportunidad, creo que Yield to the Night te iba a gustar bastante.
    Es verdad que Susan Hayward es una de las sufridoras por excelencia de Hollywood. Y en Quiero vivir interpreta todo un abanico de emociones posibles. Qué bueno es Robert Wise, ¿verdad?

    Beso gigante
    Hildy

  23. Tremenda y sin resolver la pregunta de cual debe ser la respuesta de la Justicia ante crímenes tan evidentes …¿Cadena perpetua? ¿Pena de muerte? Ambas películas plantean crudamente el tema, ambas son magníficamente interpretadas y nos impresionan fuertemente pero nos dejan sin respuesta…al menos a mí

  24. Querida María Rosa, en estas dos películas tanto Wise como Thompson, precisamente tienen clara la respuesta: se posicionan en contra de la pena de muerte. Y las dos lo plantean de forma inteligente. ¡Son dos buenas películas que merece la pena verse por un montón de motivos!

    Beso
    Hildy

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