Los visitantes (The visitors, 1972) de Elia Kazan

La penúltima película de Elia Kazan fue Los visitantes. Un hombre que ya se hacía mayor y cada vez le costaba más poner en pie sus propias películas. La industria retiraba su confianza sólo porque se volvía anciano…, como hicieron con tantos directores geniales.

De pronto, en su penúltima película se mete de lleno en el cine independiente. Con un presupuesto ínfimo, mínimo equipo y unos actores que acaban de empezar. Elia Kazan siente gran cariño por esta película que fue poco distribuida en su momento, y ahora también, porque le permitió seguir haciendo lo que más amaba en su vida: dirigir. Y otro de los motivos es que compartió un proyecto común con su hijo Chris Kazan que escribió el guión.

En Los visitantes se hace una reflexión que incomoda. No es un film fácil de ver. Por una parte, pertenece a ese género inquietante de un visitante que trastoca la vida tranquila de unos inquilinos (dígase Funny Games, Perros de Paja, Mujer blanca soltera busca…). Por otra es una reflexión triste, de cómo una guerra, la de Vietnam, hace mella en la sociedad norteamericana y crea heridas de curación imposible.

La película cuenta con momentos inquietantes y violentos. Golpea al espectador. Al mostrar el horror de la guerra, de cómo destroza a una generación. No sólo en el campo de batalla sino en el regreso. De cómo la violencia genera violencia.Y como nos tiene acostumbrados Kazan, sus personajes son complejos. No son ni blancos, ni negros. Ni malos ni buenos. Son seres humanos totalmente rotos. Siempre eres consciente, como espectador, que estás viendo una bomba de relojería que en cualquier momento va a estallar.

Triste desde la primera imagen porque absolutamente todos los personajes están ya rotos en pedazos menos un niño que llora y no comprende. La joven pareja que se distancia (Bill y Martha), el desagradable padre alcohólico, desagradable de puro y continuo desencanto, de no entender su vida…, y los visitantes, dos compañeros de ejército de Bill, los tres lucharon en Vietnam. Ellos van a hacer una visita a Bill después de haber permanecido dos años en la cárcel por unos hechos ocurridos en Vietnam. El testimonio de Bill fue vital para encarcelarlos.

Desde que regresó de la contienda Bill, silencioso y pasivo, no volvió a mencionar jamás su experiencia en Vietnam. Ahora llegan los visitantes para devolverle un pasado que no puede enterrar. Eran tres jóvenes que vuelven transformados y destrozados por la violencia. No vuelven como héroes sino que arrastran, sin que a nadie le preocupe, una contienda en la que se hicieron e hicieron cosas terribles porque era una guerra salvaje. Uno muere en vida, un Bill que se arrastra —incapaz de enfrentarse a su suegro, incapaz de enderezar su relación con Martha—, los otros dos sólo saben responder al conflicto mediante la fuerza y la violencia… fue lo que les hicieron aprender en el campo de batalla, un campo de locura salvaje.

Si todos son personajes complejos, Martha se lleva la palma, y también se convierte en víctima indirecta de una guerra que la destroza la vida, sin duda la visita la cambiará para siempre. Y su padre tampoco es que ayude mucho, alcohólico, melancólico de un pasado que cree glorioso (su contienda fue la Segunda Guerra Mundial), escritor de novelas del Oeste y hombre también violento se siente atraído desde el primer momento por los visitantes y termina emborrachando a todos los protagonistas.

Película que transcurre entre dos casas y un paraje helado. Y que la ves con angustia…, porque sabes, intuyes en todo momento, que va a haber un estallido. Pero no sabes ni cuándo ni cómo, ni qué va a pasar. Y eso angustia.

Los actores son todos desconocidos y debutantes. El único que tendría y tiene una carrera regular y varios buenos papeles en su carrera es el que tiene el rostro de Bill: James Woods.

Película triste, de reflexión triste, sobre el regreso de una guerra como Vietnam que destrozó no sólo cuerpos sino corazones, almas y cerebros.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

2 comentarios en “Los visitantes (The visitors, 1972) de Elia Kazan

  1. Vi recientemente la película de Kazan y me pareció no sólo una crítica contundente de la guerra del Vietnam sino del enorme daño que la sociedad norteamericana se infligió a sí misma con el conflicto, o más exactamente: cómo tal conflicto se traduce en la inculpación autodestructora del país agresor.

  2. ¡Bienvenido José María! A mí esta película me impactó como suele ocurrirme con las películas de Elia Kazan. Me interesó además un Elia Kazan al final de su trayectoria profesional y totalmente entregado al cine independiente. Capaz de crear una película en consonancia con los tiempos de desencanto que corrían. Una película incómoda y absolutamente metafórica capaz de generar reflexiones como la que describes en tu comentario.
    Beso
    Hildy

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