Recuerda (Spellbound, 1945) de Alfred Hitchcock

Es una de las películas menos apreciadas del maestro del suspense. De hecho, en la famosa entrevista que le hizo François Truffaut a Hitchcock pasan de puntillas por ella. Truffaut deja claro que no le gusta y Hitchcock no hace mucho por defenderla.

Pero qué se le va a hacer. A mí me gusta. No la considero de las mejores, ni obra maestra. Pero, que coño, me gusta, me entretiene y me parece, que como es habitual en Hitchcock, refleja una preciosa historia de amor, con uno de esos besos inolvidables.

Durante toda la película hay imágenes identificativas del director y juega con el suspense. Se le achacan varios defectos cada vez que se habla de ella (con algunos estoy de acuerdo y con otros no): en teoría es una película sobre psicoanálisis pero pasa de puntillas por el método y queda una visión no muy profunda de esta técnica… pero yo sólo lo veo como un pretexto y un recurso —y para el caso bien empleado— para contar una historia, para contar un thriller.

Otro tema que siempre se plantea es la elección de Gregory Peck para el papel protagonista y su interpretación… A mí Peck, en esta película, me conmueve. El personaje del actor se muestra indefenso, asustado, con complejo de culpa, con amnesia, con miedos indescifrables, perdido, solitario…, y Peck cumple con creces. A mí me pasa como la doctora que representa Bergman…, le querría ayudar a toda costa y no me plantearía siquiera que pueda ser un hombre malo. Y, no me estropea las dosis de suspense: ¿qué le pasa?¿Por qué estaba con el doctor desaparecido?¿Qué le hace sentirse culpable?¿Qué teme?

Sí es cierto que muchos esperaban que una película sobre el psicoanálisis y planteada por Hitchcock fuera menos racional, menos pensada, que a través de las imágenes entráramos más en la locura o mundos oníricos…, algo que consigue plenamente en Vértigo. Sí, Recuerda es un thriller que no deja cabo suelto, lleno de explicaciones lógicas, digamos que el maestro del suspense no se desmelena. Pero, no por ello, deja de ser un buen thriller con encanto.

Otro handicap es la conversión del sueño de Dalí, poderosamente visual, de 20 minutos en 2 minutos entrecortados. Quizá una mayor presencia del sueño sí que hubiera dado esos índices de locura necesarios. Hitchcock no pudo batallar la imposición del corte que se ejecutó por órdenes del productor David O’Selznick (con fama de controlar absolutamente todas las producciones en las que se metía de lleno). Me queda por leer todavía un maravilloso libro que contará más asuntos al respecto (Dalí y el cine). Por otra parte, el presupuesto tampoco dio para realizar el sueño en exteriores en vez de en estudio.

Pero vayamos a varios aspectos que me parecen interesantes. ¿Se han dado cuenta que no hay un sólo personaje cuerdo en toda la película?¿Qué nos muestra como seres humanos frágiles y rotos? No están cuerdos los enfermos, no están cuerdos los doctores que los tratan…, y ese aspecto que quieren que les diga me llama la atención, me gusta, me parece que enriquece la película. Hay una frase genial que corresponde al anciano doctor, experto en psicoanálisis, maestro de la protagonista: “Espero que tengáis niños en vez de fobias”. Como siempre el maestro del suspense deja respirar con toques de humor.

De nuevo, Hitchcock vuelve a conmover con una hermosa historia de amor. Entre una doctora (bella y genial Ingrid Bergman) que no abre las puertas al amor y un hombre con problemas de salud mental…, y nos regala un beso inolvidable… con puertas que se abren. Su primer encuentro, sus escenas de amor… la racional doctora que deja toda su brillante carrera por el ser amado, por probar su inocencia. El hombre que padece amnesia y que le parece que ella es la primera mujer que ha besado.

Y, después, escenas o como digo yo imágenes cinematográficas que muestran a Hitchcock como un maestro en el lenguaje cinematográfico. En expresar con imágenes mil cosas. Unas escaleras (qué bien sabe emplear las escaleras) y una navaja de afeitar, un vaso de leche que oculta bromuro, una mujer al que se le van cerrando rejas en un rostro que quiere llorar (su amado se aleja), un suicidio sólo mostrando una pistola y su movimiento. Los hoteles, las habitaciones, las estaciones de tren, los vagones, las vías…

Y como siempre un tema tratado muchas veces por Hitchcock, el falso culpable o el hombre común frente a situaciones que le sobrepasan, que nunca hubiera pensado que le ocurrieran.

Por último, no quiero dejar sin mencionar una música hermosa y envolvente… que recuerda. Una banda sonora muy hermosa de Miklós Rózsa cargada de romanticismo.

Recuerda siempre me ha dejado buen sabor de boca.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

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