Cary Grant

Nunca hubo actor que claramente fuera él mismo siempre, Cary Grant, y sin embargo regalaba diversidad de roles y buenas películas. Cary era Cary. Nunca tuvo transformación camaleónica, ni falta que le hizo, su presencia era mágica e imponente. Elegante, alto, atractivo, galán, mismo peinado, misma cara que conservó años y años. Trabajos siempre impecables y una buenísima filmografía que permite estudiarla desde distintos puntos de vista siempre interesantes.

Grant era un gran oponente masculino. Repitió con varias damas y dejó legado inolvidable junto a Katharine Hepburn, Irene Dunne, Jean Arthur, Ingrid Bergman, Ginger Rogers, Deborah Kerr…

Grant fue rey en comedia romántica y comedia pura y dura. No tuvo rival. Pero, sin embargo, no fue el único género en el que cosechó éxito. Ahí está su contribución al cine de aventuras, bélico y de suspense.

La óptica por la que yo optaré en este post será la de convertirse en actor fetiche de varios de los directores más importantes de Hollywood. Una vez que probaban con él…, siempre repetían. Es como si Grant les diera seguridad y éxito. Él siempre estaba a la altura y los directores encantados.

El primer director que apostó por este galán —que fue construyendo su imagen elegante…, al principio sorprende sus roles de galán caradura que sabe mucho de la vida y la calle— fue un también principiante George Cukor que además le emparejó con una de sus parejas más populares en la pantalla (ahora, en aquella época no obtuvieron tanto éxito…, sus comedias eran demasiado locas e incomprendidas), Katherine Hepburn.

Con Cukor

Nos sorprende como hombre caradura y de la calle que trae por la calle de la amargura a heroína moderna que viste de hombre y se enamora perdidamente de Grant en esa interesante película que cae en vaivenes de drama, melodrama, comedia pura y dura… La gran aventura de Silvia (1935).

Después, tres años más tarde, viene esa comedia maravillosa de vive la vida y que transmite vitalidad y ganas de vida loca en Vivir para gozar, de nuevo con la Hepburn. Ella pertenece a familia millonaria estrafalaria y él es el prometido de la hermana que no quiere adaptarse a lo que todo el mundo cree que es un hombre de provecho. No tiene desperdicio.

Y, por fin, en 1940, comedia romántica cumbre, Historias de Filadelfia. De nuevo, la Hepburn es millonaria de familia estrafalaria, la perfeccionista diosa que descubre que quiere ser mujer de carne y hueso y poder equivocarse como todo el mundo… Y Grant es el maravilloso ex, cínico y enteramente humano, con sus virtudes y flaquezas siempre al descubierto.

Otro rey de la comedia en su camino

Leo McCarey le hizo protagonizar una de las películas románticas más queridas de todos los tiempos y una de las interpretaciones más recordadas de Grant: Tú y yo (1957), junto a una de sus parejas más populares, la británica Deborah Kerr. ¿Alguien olvida travesía en barco y fallida cita en torre alta?¿Quién no llora todavía? De hecho es una de las películas románticas que se siguen homenajeando una y otra vez en el cine cotemporáneo.

Sin embargo, McCarey ya había trabajado otras dos veces con Grant. Le hizo protagonizar, con una de sus parejas cinematográficas, la divertida La pícara puritana (1937) donde Grant tuvo química con la gran y olvidada Irene Dunne. Y también realizó comedia de propaganda bélica y no por ello deja de ser interesante Hubo una luna de miel en 1942 donde se uniría con otra de sus parejas de cine, Ginger Rogers.

Con el genio Howard Hawks

Con el director, que quizá más trabajó, y que le ofreció papeles jugosos y también recordados en la memoria cinéfila, fue con uno de los grandes entre los grandes, el virtuoso Hawks, tan bueno en cine bélico, como en cine negro o en pura comedia… y Grant fue uno de sus favoritos, sobre todo para la comedia, aunque también le hizo protagonizar un drama sobre aviación.

Su colaboración empezó con obra de arte de la comedia screwball, en su momento incomprendida: La fiera de mi niña en 1938 y de nuevo con la Hepburn. Ambos en estado de gracia ofrecen la risa por la risa en una comedia donde todo el mundo está loco de atar. Todavía recuerdo la primera vez que la vi en televisión junto a toda mi familia en la que todos lloramos de la risa.

Al año siguiente ofrece trabajo dramático sobre la dura vida de unos aviadores que transportan correo a través de las montañas. Emotiva y dura. Le empareja con otra gran figura femenina como fue Jean Arthur —que trabajaría más veces con él— y supondría también el primer papel importante de Rita Hayworth. Hablo de Sólo los ángeles tienen alas.

¿Qué no les he contado de Luna nueva (1940), Grant grande, ya saben mi ex, caradura, divertido, inteligente, cínico, vital…?

En 1949 película, algo olvidada, pero divertida, ¿se imaginan a un Grant con peluca, todo serio? La fórmula es fantástica y está repleta de momentos hilarantes. Me refiero a La novia era él.

Por último, otro clásico del absurdo, que a mí me divierte totalmente, Me siento rejuvenecer (1952) de nuevo junto a la Rogers. Por ahí tiene también papel de secretaria despampanante una primeriza en alza, Marilyn Monroe. El elixir de la juventud, creada por un mono, provoca comportamientos extraños en un matrimonio.

Con el artesano George Stevens

Aventuras a lo Kipling fue lo que ofreción Stevens en Gunga Din (1939), popular film donde Grant era uno de los tres amigos y sargentos del ejército británico que pasean sus historias por una India colonial.

Romanticismo puro y duro de la mano de Irene Dunne en historia nostálgica entre drama, melodrama y comedia en Serenata nostálgica (1941), la vida de un matrimonio llena de alegrias y penas.

Y curiosa incursión en olvidada comedia con suspense donde Grant repite con la gran Jean Arthur en una historia a tres bandas en El asunto del día (1942). Se imaginan historia entre pirómano, juez y chica con la que ambos conviven, por diferentes circunstancia…, el tercero de esta historia era Ronald Colman.

El maestro del suspense

Sin duda sus trabajos más populares, mejor distribuidos y, como siempre bien interpretados, son los que realizó con el mago del suspense, Alfred Hitchcock. De las cuatro que protagonizó: dos, para la que esto suscribe, entran en la categoría de películas favoritas y que no se cansa de ver una y otra vez. Y las otras dos me dejan más bien fría e indiferente aunque algunas secuencias son inolvidables.

Primero llegó Sospecha (1941) donde junto a Joan Fontaine en una de las modalidades que mejor sabía interpretar (joven tímida y soltera) se casa con caradura (nunca se le dieron mal estos papeles) y sospecha de que quizá quiera quitarla cuanto antes del medio. Todo el mundo recuerda escena con escaleras y vaso de leche y todos pensamos que no hubiera pasado nada porque Grant hubiera ejercido hasta el final de cazafortunas hasta sus últimas consecuencias.

Después joya entre las joyas de cine de suspense y romanticismo sin fin. Película maravillosa de espías y agentes dobles. Nunca fue tan romántico un beso como el que protagonizan Grant y Bergman. Siempre me sorprende, una y otra vez, visitar Encadenados (1946). Recomiendo no perdérsela, es buena historia, buen suspense, maravillosa historia de amor y personajes secundarios que dejan huella.

En los cincuenta, primero comedia elegante de ladrones de guante blanco junto a bella Grace Kelly pero que a mí no me entusiasma en exceso, Atrapa a un ladrón. Y después la maravillosa, entretenida y encantadora Con la muerte en los talones (1959), otra vuelta de tuerca sobre el inocente hombre de vida normal que sin comerlo ni beberlo se ve envuelto en historia de suspense y agentes dobles donde continuamente su vida corre peligro. Absolutamente magistral y plagada de escenas inolvidables con personajes secundarios fantásticos. La química entre Grant y Eva Marie Saint es genial.

El director con ritmo en las venas

Grant también se convirtió en actor fetiche de Stanley Donen pero para la que esto escribe sólo dejó una película memorable y tres con elementos interesantes.La memorable es una de suspense con una Audrey Hepburn adorable. Película de buen ritmo, entretenida y con historia de amor atractiva… siempre es una delicia volver a ver Charada (1963).

Con Donen ejerció su papel de galán romántico y elegante y de esta guisa regala irregular historia de amor otoñal junto a una frágil Ingrid Bergman en Indiscreta, película de 1958, y comedia brithis, siempre correcta con toda su frialdad latente, Página en blanco (1960). Su primer encuentro lo tuvieron tres años antes con Bésalas por mí, historia de evasión y fiesta, donde también estaba la despampanante Jayne Mansfield.

Excepciones

Como ven quedan muchos grandes éxitos de este actor sin reseñar. No quería sin embargo terminar este post sin hablar de dos directores con los que sólo trabajó una vez pero me parece interesante comentarlos. Curiosamente con ambos trabajó el mismo año, 1944. Con Capra hizo la única película en la que el director idealista crea una comedia negra hilarante pero totalmente distinta a las obras cinematográficas a las que nos tenía acostumbrados. Ahí Grant luce genial como el sobrino apesadumbrado ante el descubrimiento sobre las labores de caridad de sus dos ancianas tías. Me refiero a la genial Arsénico por compasión.

La otra es la primera vez que el dramaturgo y guionista de renombre, Clifford Odets, rodó una película. Un corazón en peligro donde Grant deja su caracterización de galán elegante y se mete de lleno en ambientes marginales y película social.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

2 comentarios en “Cary Grant

  1. Hildy querida, hoy (bueno, ayer, que ya han pasado las doce aquí) terminé mi maratón-homenaje a Cary Grant con Charada. Dediqué el día a ver películas de nuestro adorado galán que no hubiera visto nunca y casi, casi me pierdo esta peli por otra. ¡Qué maravillosa! Durante años esquivé la posibilidad de verla (siempre que buscaba películas de Hitchcock me aparecía la sugerencia) porque no soy particularmente fanática de Audrey Hepburn, porque el cine de los ’60 me lo tomo con pinzas, porque esto y lo otro. ¡Qué delicia me estaba perdiendo! Tan divertida y cargada de misterio y sensualidad… y el final no me lo esperaba en lo más mínimo y me dejó con la boca abierta (literalmente). Como dice Juan José Campanella, un buen final debe ser imprevisible pero inevitable y este lo es. En fin, ni bien terminó quise compartir mi entusiasmo con vos que sé que comprenderás por qué tengo ganas de hablar de cine a las 02:20 de la madrugada.-
    Un beso enorme, Bet.-

  2. Claro que te entiendo, mi querida Bet, Charada es maravillosa. Divertida, elegante, romántica con ritmo, con suspense y miedo… y ¡con ese final! La química entre Grant y Hepburn es preciosa. Y eso que él estaba preocupado por ser demasiado mayor. Tienen momentos tan inolvidables: el baile, la ducha, el paseo en barco… y ¡siempre algún susto interrumpiéndolos!
    ¡Por cierto en uno de los western que te puse el otro día… también sale la Hepburn!
    Beso
    Hildy

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