Kirk Douglas. El hijo del trapero (Ediciones B, 1989)

Me apetecía una lectura amena cinematográfica y me acordé de la autobiografía de Kirk Douglas que leí hace muchos, muchos años… Y me dije voy a volver a leerla y de nuevo he vuelto a disfrutar de las mil y una anécdotas de un actor de carácter.

El hijo del trapero es un libro ameno de un actor con fama de complicado que obviamente sólo cuenta lo que quiere que salga publicado sobre su vida y sus reflexiones. Nos acerca a un hombre que dentro de su sencillez deja entrever a un hombre complejo que dice mucho más con lo que no cuenta.

A la vez nos deja un sinfín de anécdotas con distintos protagonistas (directores, actrices, actores y guionistas). Así volví a recordar su amistad con uno de mis actores favoritos, Burt Lancaster. Ambos son de una estirpe de actores a tener en cuenta que en un momento de sus vidas y carreras decidieron tomar las riendas y no dejarse manejar por el sistema de estudios (de ahí su fama de conflictivos, de ahí sus aciertos y de ahí también sus equivocaciones). Hombres de carácter fuerte que amaban su profesión, de eso no hay duda.

También es interesante, dentro de la radiografía que permite que conozca el público el mismo actor, encontrarnos con un hombre de origen humilde y de familia judía inmigrante que cuenta una infancia difícil (como tantos actores y directores que llegaron a astros, empezando por Charles Chaplin, pasando por John Garfield o Burt Lancaster) hasta que alcanza el éxito. Un hombre que jamás se desprende de su pasado, de sus raíces, de un pequeño niño judío llamado Issur.

Veladamente, pero con más profundidad de la que se piensa, nos deja ver a un hombre atormentado al que le cuesta relacionarse. Así podemos vislumbrar sus dificultades con las mujeres de su vida (las que le dejaron huella y las que no), la relación con sus esposas, familiares más cercanos (padre, madre y hermanas) e hijos.

El propio Kirk nos ofrece sus percepciones de grandes actrices o estrellas, dejándonos retratos amables y tiernos de una aspirante y luego famosa Lauren Bacall (amigo de sus amigos), de una entrañable Marlene Dietrich, de una encantadora pero rota Gene Tierney o su relación esporádica e intensa con una joven promesa italiana que rompió varios corazones en Hollywood, una desgraciada Pier Angeli…

Es un libro plagado de anécdotas que nos deja ver otra cara de grandes astros. Se imaginan a un James Stewart y un Henry Fonda muy dispuestos a pasárselo bien en las noches de Hollywood y sin tener ni un detalle con un primerizo Douglas. A una Joan Crawford, devoradora de hombres pero mujer absolutamente fría.

Por otra parte, las anécdotas que narra de otros aspectos de su vida son interesantes y curiosas como su relación con personajes de la vida pública como Kennedy o Reagan o sus viajes a otras partes del planeta.

Kirk Douglas también nos habla de sus películas: de como Ídolo de barro le convirtió en estrella, de su obsesión por el trabajo, de su espinita clavada con ser un actor de éxito en el teatro y en Broadway, de su obsesión por convertir una obra de teatro y un texto que le marcó (Alguien voló sobre el nido del cuco) en obra cinematográfica y como su sueño y también decepción (al no poder ya encarnar al protagonista) se cumplió muchos años más tarde de la mano de su hijo Michael. De lo que le marcó su personaje de Van Gogh y cómo le costó desprenderse de él en su interpretación El loco del pelo rojo.

Nos habla de sus decepciones y alegrías con directores y guionistas como Dalton Trumbo, Otto Preminger, Elia Kazan, un joven y primerizo Stanley Kubrick…

El hijo del trapero se lee con ritmo y nos adentramos en la historia de un hombre que es un Issur asustado y un Kirk mítico que ya forma parte de las leyendas e historias del séptimo arte.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

                                                                                                                                                     

2 comentarios en “Kirk Douglas. El hijo del trapero (Ediciones B, 1989)

  1. Hildy, querida, Kirk se ha ido ¿te enteraste? Era mágico saber que todavía estaba entre nosotros. Que en paz descanse…
    Un beso triste, Bet.-

  2. ¡Me he enterado, querida Bet! Es un actor que me encanta. ¡Deja una filmografía maravillosa!
    Por eso siempre estará. Pero, sí, qué pena me ha dado.
    Beso
    Hildy

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