Diccionario cinematográfico (97)

Mar: rodeados de agua…, el mar como final del camino. El mar como aventura. El mar como mundo desconocido que esconde nuestros peores miedos, el mar como mundo tranquilo. El mar como escenario para el amor y la guerra. El mar como símbolo. Muchos metros de celuloide han transcurrido en mares y playas.Intrépidos marinos. Monstruos marinos. Retos y rebeliones.

Allá a lo lejos, mirando por mi catalejo, veo que se acerca la ballena blanca o el tiburón hambriento. Piratas con cara de Burt Lancaster o vikingo con hoyuelo a lo Kirk Douglas. Me veo aislada y anclada en isla desierta, que no es la del tesoro, o tampoco va del lago azul, a lo lejos veo un barco solitario a lo calma total. Sé que allí no está Jack Sparrow y en la isla tampoco. Ni el náufrago.  Sólo Dios lo sabe si encontraré a dos enamorados que no pueden amarse, ella lleva toca, él es soldado. Sigo andando y me choco con dos niños: los dos corren para sentirse libres, uno es francés y se me queda mirando combativo, el otro, americano, no se para tiene que correr sin parar porque siempre le siguen, quiere alcanzar su sueño en Alaska.

Me recoge un barco y no es el Reina de África. Tampoco el Bounty. A lo lejos veo a una Condesa de Hong Kong que se enamora sin remedio de un político cansado con cara de Brandon. Sigo mi paseo… ¡¡¡y ahí están varias parejas de enamorados!!! Los elegantes de Tú y yo. Dios, Charles Boyer e Irene Dunne y más allá Debora y Cary. No olvidemos que se enamoran en un barco. No, no éste no es un barco de locos ni de divertidos engaños con personajes excéntricos, no, no hablamos de las tres noches de Eva. Tampoco están esos soldados italianos que desembarcan, despistados, en isla griega donde viven en paz la guerra…, allá en el mediterráneo. Ni es un barco antiguo que descubre nuevas tierras después de duros días. Ni el Potemkin y su miseria. No, no, mi barco creo que pronto llegará a otra isla donde quizá encuentre la taberna del irlandés para el descanso.

Me paso a otro barco donde se viven otras realidades, aquellos que quieren llegar a la Otra América. Puede ser Charlot o un niño que pronto se convertirá en gánster o padrino pero antes no tiene recibimiento ni infancia fácil. La travesía es dura, demasiado dura sea en Lamerica o donde viaja un Pelle en busca de vida digna. A veces el barco se convierte en jaula, como aquellos que se encuentran Éxodo sin puerto donde poder desembarcar.

Voy por un túnel de tiempo… y mucho mar y me encuentro a Ben Hur con otros hombres aterrorizados cuyo futuro en galeras romanas se encuentra en el fondo de mar. O participo en las expediciones y luchas, siempre duras, pero llenas de descubrimientos increíbles del Surprise. El mar todo lo rodea.

Sigo en un mundo de catástrofe y pesadilla donde vivo aterrorizada el hundimiento del Titanic o estoy atrapada en el Poseidon, un barco al revés. Ahora me encuentro en lugar de guerras y desembarcos. De las profundidades marinas también puede surgir un submarino, que no será ni el de Nemo ni será amarillo. No sé si amigo o enemigo.

Por fin, respiro, tranquila. Estoy en tierra. En una playa donde corren aquellos que son tal como éramos o donde habita el príncipe de las mareas. A lo lejos veo a un Fitzgerald alcoholizado acompañado por una Sheilah que vivirá sus últimos días. Norman Maine decide terminar sus días, metiéndose poco a poco en el mar, y le acompaña un veterano de Vietnam que ha regresado y no sabe encontrarse.

Las playas, las aguas, las profundidades marinas —lleno de abismos y seres vivos, amigos y enemigos—, la pesca pueblan metros y metros de películas. Os espero en el mar… porque siempre pase lo que pase es bello.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

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