El ídolo de barro ( Champion, 1949) de Mark Robson

De nuevo Hildy vuelve a disfrutar de lo lindo con una película que tiene como telón de fondo el boxeo y es que son muchas las joyas cinematográficas de los años dorados del cine negro que tienen como protagonista a un hombre que se dedica al boxeo.

Hace poco me dejé hipnotizar por Cuerpo y alma, magnífica película de 1947 con John Garfield como protagonista. La nombro porque ambas películas cuentan con similitudes en sus estructuras aunque sus resoluciones son diferentes.

El ídolo de barro cuenta con otro actor carismático, que se iba abriendo camino como estrella y luchaba por protagonizar los proyectos que deseaba: Kirk Douglas, otro actor con hoyuelo en la barbilla. Su interpretación del boxeador Midge Kelly le daría su primera nominación a los oscar.

También, esta película en su concepción y guión contaría con dos profesionales que pronto serían condenados a la lista negra (y ya estaban siendo señalados) por el Comité de Actividades Antiamericanas (en el periodo de la Caza de Brujas): el guionista Carl Foreman, que adaptaba un relato corto de Ring Lardner Jr.

El ídolo de barro cuenta la historia de Midge, un joven que siempre ha vivido en la pobreza y ha interiorizado el rechazo de la sociedad que una y otra vez le relega al margen. Midge adquiere una filosofía de vida: saldrá del fango cueste lo que cueste. Ya se lo dice a la mujer con la que se casará: “El hombre lucha contra el hombre. En esta vida, si no tienes dinero, no eres nadie”. En cada golpe y cada victoria quiere resarcirse de todas las humillaciones, rechazos y odios que ha ido amontonando a lo largo de su vida. Es un hombre vital que se va autodestruyendo porque el poder y la gloria —que quiere conseguir cueste lo que cueste— le hace sacrificar sus relaciones con todas las personas a las que quiere o que le han ayudado en el camino. No quiere que nada ni nadie le permita frenar su ascenso que él vive de dos maneras: ascenso económico y ascenso social (no ser rechazado sino rechazar él si es posible). Sin embargo, muchas veces vienen luces y sombras a su cabeza, retazos de sentido común, y echa de menos a personas que le conocen en profundidad (su primer manager, su hermano, su madre, su primera esposa…).

El ídolo de barro es la triste historia de un perdedor que luchará hasta el final para demostrar que es un campeón y que nadie le aplastará o le hará humillarse o arrastrarse. Es un ídolo de barro, frágil, un ser humano… pero él arrampla con toda su fuerza para no renunciar al sueño de ser alguien y ser siempre aclamado.

La película cuenta con el buen trabajo y realización del cineasta Mark Robson (con variada y curiosa filmografía… él es el responsable de uno de los más famosos melodramas —y de mis favoritos— de los años 50, Vidas borrascosas) que juega con las luces y las sombras y que tiene un muy buen sentido del ritmo cinematográfico (se notan sus conocimientos del cine de terror de Jacques Tourneur o su habilidad en el montaje —en sus primeros años fue ayudante de montaje en las películas de Orson Welles—).

No sólo, por el carácter social de la obra, se nota que está detrás Kramer como productor, sino por el cuidado y la calidad de todos los profesionales que participan en la obra cinematográfica. Otro punto a favor de esta obra es el realismo con el que están rodadas las peleas (hay una recreación de una de las importantes luchas de Kelly que está en cámara lenta que no puedo evitar comparar con la manera que tuvo años más tarde de plasmar el ring el gran Scorsese en esa maravilla que se titula Toro Salvaje).

Por otra parte, cuenta con un gran compositor en la parte musical, el prolífico Dimitri Tiomkin, y un reparto de secundarios que recrean unos personajes muy bien apuntados. El hermano de Mike, que siempre ha sido protegido por él ante su discapacidad (cojera) y él siempre brinda al protagonista fidelidad, compañía y confianza incluso se convierte en una especie de voz de su conciencia, cuenta con el rostro de Arthur Kennedy. Su primer manager, el primer hombre que cree en él, y que le enseña todos los trucos de la profesión, cuenta con la cara del solvente Paul Stewart. Stewart hace creíble su papel de entrenador apasionado por el boxeo pero desencantado con todo lo que rodea a este deporte (apuestas, mafias, corrupción…). En cuanto al reparto femenino, tres son las mujeres clave del protagonista que son interpretadas por tres actrices hoy en día olvidadas: su primera mujer (Ruth Roman), la femme fatale (Marilyn Maxwell) y la amante que esculpe su cuerpo en barro (Lola Albright). Una es el amor, la otra representa a la mujer que nunca tendría sin dinero ni fama y la tercera, la esposa de su jefe que cae en sus brazos pero que él rechaza sólo por dinero…

El ídolo de barro merece además totalmente la pena por un final magnífico y emocionante que plasma toda la personalidad de Kelly y su manera de comportarse así como las luces y las sombras del boxeo profesional. De la lucha del hombre contra el hombre. Del negocio. De la corrupción. De los deseos de fama y éxito, de llegar a la cumbre y no parar. Del amor. De la soledad. Del fracaso y el abandono. De la compasión y el perdón…

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

5 comentarios en “El ídolo de barro ( Champion, 1949) de Mark Robson

  1. Querídisima Hildy, estoy escuchando un audiolibro muy interesante (Amazon me regaló dos audiolibros a mi elección, por eso me he hecho adicta a escucharlos ahora) que toma como excusa la historia de la creación de «A la hora señalada» para contar otro montón de historias que se cruzan, como los orígenes de los realizadores y de las estrellas, los comienzos de la productora de Kramer y sobre todo cuenta, con mucho detalle, cómo fue la época de la caza de brujas en los años ’40 y ’50. Entre medio de esta historia se habla también sobre «Champion», por eso la asociación. El libro se llama «High Noon: The Hollywood Blacklist and the Making of an American Classic» y es de Glenn Frankel (ojalá en algún momento se traduzca al español, si no está ya). ¡Te lo recomiendo!
    Un beso gigante, Bet.-

  2. Jo, mi querida Bet, mil gracias. Me apunto la recomendación. ¡Cuántos libros geniales de cine hay!¡Y sí ojalá este que me dices lo traduzcan! Ya sabes que uno de los temas de los que me gusta saber es de la caza de brujas en Hollywood. Me parece muy interesante.
    Beso
    Hildy

  3. Querida Hildy, por fin he dado con esta película y quedé impresionada por la potencia de este Douglas tan joven y por la forma de contar de Robson (y de Kramer y de Foreman). Los ecos de Cuerpo y Alma son innegables pero inevablemente Midge tiene un final muy distinto al del Charley de John Garfield. Y el elenco de secundarios es un lujo, hasta la madre de Midge en sus brevísimas intervenciones está justa en su papel. Imagino que esta será una de esas películas a las que vuelva de tanto en tanto.-
    Hablando de pelis de boxeadores y de John Garfield, ¿viste They made me a criminal? Ese fue otro de mis descubrimientos frecuentes y me gustó mucho tambien, en especial el personaje de Claude Raines.-
    Te mando un beso enorme, Bet.-

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