Hoy no he tenido mucho tiempo para mi querido blog.
Sólo os adelanto algunas cuestiones de esta sección a la que adoro.
Estoy volviendo a leer, con entusiasmo, Ana Karenina, y quiero encontrarme de nuevo con la Ana de Greta Garbo y Clarence Brown. Os contaré pronto.
Por otra parte, prácticamente he finalizado un libro que me ha parecido curioso e interesante sobre las relaciones de la Industria cinematográfica de Hollywood con el Pentágono y viceversa. Sobre cómo a veces se han alterado guiones o diferentes aspectos de una producción para lograr el permiso del Pentágono para que éste prestara o facilitara ciertas localizaciones u otros objetos necesarios para llevar a cabo una película bélica (uniformes, aviones, armas…, y que los presupuestos de las producciones no se dispararan). Sobre cómo Pentágono ve en el cine un instrumento para fomentar una imagen determinada del ejército o para conseguir que sea instrumento de propaganda y reclutamiento. Hablamos de otro camino para estudiar la censura, esta vez la que establece el ejército sobre ciertas producciones (también hay que decir que hay productores, directores y guionistas que entran en el juego -para sacar adelante su película- y otros tantos profesionales que no pero que ven difícil llevar a cabo sus proyectos o ven un aumento considerable de los presupuestos). El libro se llama Operación Hollywood. La censura del Pentágono de David Robb (Editorial Océano, 2006).
Y mañana recibiré en mis manos un libro que me apetece muchísimo: Dalí y el cine, su relación va mucho más allá a la contribución que casi todo el mundo Recuerda. Un sueño que viaja por el inconsciente que el maestro del suspense puso a disposición del pintor surrealista con una Ingrid Bergman como musa. Pronto os escribiré sobre él. No tengáis duda alguna.
Besos llenos de letras.