Madre! de Darren Aronofsky sigue la senda de su filmografía, tanto en el aspecto formal como en el contenido. El cineasta pone en pie su propio universo de leyendas y metáforas, pero además en sus dos últimos largometrajes (su anterior película fue Noé) emplea visiblemente una fuente para reflejar su visión pesimista del mundo: el Antiguo Testamento. Su forma de contar y lo que cuenta no deja al espectador indiferente tanto para denostarlo como para alabarlo. En Madre! hay tres niveles para el análisis de la película. Por una parte, se nos encierra en un hogar, que parece que tiene vida, donde una joven esposa vive impotente una serie de acontecimientos tensos y agobiantes, sin entender el comportamiento de su esposo, escritor. Por otro, un mundo simbólico en el que se puede leer el Antiguo Testamento. Y, por último, un relato doloroso sobre la creación artística y la inspiración.
En el primer nivel, ofrece una película de terror psicológico con varios referentes claros de algunas películas de Polanski, como puede ser Repulsión o La semilla del diablo, pero también a relatos de terror como La caída de la casa de Usher de Edgar Allan Poe. Y, como David Lynch, hace un uso especial del sonido, como protagonista de la historia. El espectador sigue la alucinación e impotencia de una joven esposa que está reformando una casa con vida propia y que sin entender bien qué pasa la ve invadida y poco respetada por un número cada vez más numeroso de inquilinos… ante la actitud ambigua de su esposo. Por cada ataque que tiene de ansiedad, toma un medicamento.
En el segundo nivel, la película de Aranofsky tiene una lectura bíblica del caos, el Apocalipsis, el pecado, Adán y Eva, Caín y Abel, el paraíso perdido, la violencia, el fanatismo, Dios y la madre tierra…, el perdón, la manzana es una piedra brillante. Y, también, se encuentra una lectura oscura del cuerpo y la sangre del salvador… Para ello, el director utiliza un único escenario: una casa imposible y solitaria, personajes sin nombre y una sucesión de hechos angustiosos entre la metáfora y el símbolo.
Por último, en el tercero, el eterno retorno del creador artístico que absorbe, consume y quema hasta el final al objeto de su inspiración, a la musa. La exprime y maltrata… y nunca está satisfecho, pero a la vez no puede nunca, nunca dejar de crear ni exprimir. A través de ella crea sus mundos, y esos mundos no tienen por qué ser agradables. Invaden. Distorsionan. Maltratan. Destruyen. A su vez el artista necesita crear, ser leído y tener una cohorte de seguidores que quieren más y más. Mientras, la musa siempre le da vida, se sacrifica y muere para volver a nacer de nuevo… y entregarse al artista. Le ofrece la manzana, el pecado, la piedra… el corazón. Y Aranofsky cuenta de nuevo con el mismo escenario y los mismos personajes. Pero también consigue una estructura absolutamente circular. Eterno retorno.
Como ocurría en otras películas del realizador, como La fuente de la vida, o te metes en su juego o no te metes. O te dejas llevar por su rayada o todo se siente como un sinsentido. O te caes en su abismo y te metes en un universo, que a veces puede ser angustioso (juega con ese miedo a ser invadido en el espacio más íntimo que tiene uno: el hogar); o si decides quedarte en la tierra, no tienes más remedio que mosquearte por llevarte por un sendero por el cual no quieres andar o no te interesa lo más mínimo.
Aranofsky sigue a una angustiada joven esposa con el rostro de Jennifer Lawrence que se convierte en otra de las damas que pueblan las pesadillas del director. Y esta tiene un marido, escritor, del que cada vez entiende menos su comportamiento, pero al que ama, con el rostro fuerte y contundente de Javier Bardem. Sin embargo, la sorpresa son unos Adán y Eva absolutamente siniestros y desencantados. Los destronados del paraíso, que no tienen dónde ir, son unos inquilinos de lo más misterioso e invasivos con los rostros de Ed Harris y Michelle Pfeiffer.
Si te metes en Madre! es seguir un camino agobiante por un hogar que respira… y que es invadido por criaturas… a través de la mirada de una mujer-símbolo. Son muchos los relatos que puede susurrarte. Y es posible vivir los tres niveles… todo encerrado entre cuatro paredes.
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Buenas tardes:
Me resulta muy interesante el análisis que hace de esta película que tantas ganas tengo de ver.
Pues creo que es más complejo tu análisis (¡bravo!) que la película en sí. Es cierto que el argumento está abierto a estas interpretaciones abundantes, pero creo que el final, tan desquiciado y bruto, termina limando casi cualquier arista que pudiera percibirse previamente.
Querido Fer, cuánto tiempo sin pasarte… No es una película que me atreva a recomendar. O se entra en ella o no se entra. Ya me contarás.
Beso
Hildy
Querido, querido crítico abúlico, me pasó como con La fuente de la vida…, de pronto, hubo un momento en que entré de lleno en la película… en lo que contaba. Y no salí de ella. Pero también es cierto que estando en el cine, había dos abuelas y una de ellas dijo en alto: No entiendo nada de esta película. O ayer que salía de ver Blade Runner (cómo me gustó), y en un cruce oía a un chico que estaba indignadísimo con una película, muy pero que muy enfadado… y era ni más ni menos que Madre! Desde luego es una película que no deja indiferente.
Beso
Hildy
Reconozco que Darren Aronofsky ha sido uno de los cineastas que más me ha admirado, sus primeras películas cubrieron con creces mi capacidad de sorpresa (eso que dices tan bien de que te metes en su juego o nada: yo me metía a fondo) y después ya no tanto, la verdad. «Madre» sí que tengo ganas de verla, tengo curiosidad por si, como antaño, me meto o no me meto.
Saludos.
Me falta. Después de las últimas no tengo excesivo interés en lo que haga este director. Eso sí, aguardo tu comentario de Blade Runner 2049. Me gustó, sin apasionarme, aunque se me hizo eterna. Ya nos contarás.
Besos
Querido, querido Licantropunk, yo me metí de lleno en Madre! Ya me contarás qué te parece. Sí, recuerdo cómo me dejó Requiem por un sueño. Desde luego es un director que no deja indiferente.
Beso
Hildy
… Sí, tardaré unos días pues creo que, aunque me la sé casi de memoria, quiero volver a ver la de Scott… y a partir de ahí construir el texto.
La de Madre! provoca análisis interesantes.
Beso
Hildy
Estimada estimada Hildy.
dospuntos.
Me dirjo a usted por la presente con el fin de poner en su conocimiento las catastróficas consecuencias que su blog puede llegar a provocar en la vida de este himilde subscriptor.
En primer lugar, la lectura de nuevas entradas referentes a estrenos, me devuelve la inquietud perdida por las producciones de estos tiempos, a las que desde hace unos años no presto atención por tener la impresión de que la mayor parte del género acusa la presencia de un tamiz ideológico e imaginario, tan sutil como implacable. (Cosas que nunca se dicen y cosas que no paran de decirse)
Amén de la cuestión monetaria.
La última vez que pisé una sala me cascaron 750 pesetas, y me dije, si quieren que vea cine, que me lo traigan a casa. Gracias a Dios, los amigos científicos de Eduard Punset inventaron internet y no tuvo peor final una de las decisiones mas insensatas de mi vida.
Igualmente, por situación personal y geográfica, lo de bajar a Mordor a ver un estreno y comerme un chocolate con churros esta en la estantería de ciencia ficción.
El caso es que despues de dieciocho años en mi agujero sin pronuciar palabra, vinieron Hildy y sus secuaces y «me pisaron el puto pié» (cita textual)
!!PÍSAME MAESTRO!!
Pues eso, que me voy leyendo segun vienen las entradas de los estrenos, y se me va despertando esa sensación de «hay tantas cosas que aún no poséo…»,
además de ponerme los dientes largos como los de una cobaya, que si ya tenía problemas para mantener la boca cerrada, ahora con estos incisivos se me hace imposible.
En cualquier caso, gracias por poner en comun la asimilación particular de cada cual de este veneno universal.Eso no me deja otra salida que atender a la pantalla aunque tenga que asumir y disociar lo que se cuela de tapadillo.
Si es un tesoro comunal, habrá que vigilarlo. Despues de todo, las musas visitan al publico usuario dirante el sueño para saber que historias necesitan ser contadas.
En segundo lugar (y esto es grave) un asunto que resulta mas facil de plantear narrando los hechos.
De un tiempo a esta parte, procuro mantener el habito de , en la pausa de la comida, ver alguna peĺícula para volver después al tajo como el que regresa de viaje.
El caso es que el otro día, ya con la película empezada, me digo, no. Mejor me acerco donde Hildy a tomar el café y me léo el comentario que tenga sobre Memorias de África.
«Que tengo yo cuerpo de Gongora»
Así, con la convicción que se pide un una horchata en una horchatería.
El caso es que llego y me encuentro con que solo hay una alusión casusal en una entrada de Robert Redford (créo recordar) (Aquí pido disculpas por si ese comentario si existiera y yo con mis torpes manazas no hubiera dado con el, pero es que ya llevo mucho escrito y me da perza cambiarlo)
Pues eso, Si me hubierais visto con el reverso de la mano en la frente y gimiendo,
«¿POR QUE NO PUEDO SEER MEERYL STREEEEP?!!!
Y poniendo a Dios por testigo mientras prometía cosas que aquí no repetiré por respeto al personal y por que esto ya se está alargando bastante.
Pues eso. No te pido, Hildy, una entrada sobre el tema, por que entiendo que la pluma tiene vida propia, (y si es por encargo, dame doblones, que la tuya lo vale) y no sería muy decoroso.
Pero si recordártela desata un río de tinta te aseguro que y me tiro sin dudarlo ( y me convierto en Juma, el cocinero, hasta que mi madre me eche el guante y me meta en la bañera)
Que lo sepa usted.
Ah! Y otra cosa…
«¿Me sellaría el tiquet de aparcamiento?»
Con mucho más que decir pero ya sin tiempo me despido de usted y de su agradable compañía, que ya se anuncian las claras del día por entre mi persiana.
«Ahoga en ti la musa que canta, pastelero.
Ya rimarás después.
El horno es lo primero» (Jó!)
Que la magia perdida que se esconde en el cine, desborde la pantalla y nos toque la frente.
Niño! No te pongas tan cerca de la tele que se va a escapar una flecha y verás luego!
Que tengais buen día y todavía os quede un hueco para soñar!
Saludos!
Pero, querido, querido Mangosta, gracias por instruirme sobre los efectos secundarios de este blog…, aunque lamento en el alma que estén siendo catastróficos… pero siempre de manera suave. Espero reparar la ausencia de reseña sobre Memorias de África, película que adoro, y que como bien dice solo es nombrada en una entrada de Robert, en otra de Pollack y en una de las entradas del diccionario.
Les espero por estos lares, próximamente. Ya sabe que tiene su sitio en el aparcamiento. Y la magia del cine nos va envolviendo.
Beso
Hildy
Si detesté profundamente El cisne negro, me parece que con esta… ni me voy a molestar en ir a verla, aunque estoy encantado de leer tu crónica y saber «de qué va».
Es un placer leerte.
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)
Querido Alberto, creo que si no te gustó nada Cisne negro, tienes razón en que Madre! no te va a convencer en absoluto. Pero quién sabe… a veces no conectamos con unas películas de un director y de pronto una nos hace cambiar la percepción y ver otra vez toda su obra con otra mirada. Pero quizá con Aronofsky no empezaría de nuevo con Madre!
Beso
Hildy
Querida, Hildy hace tiempo que no dejo mis comentarios (aunque nunca dejo de leerte), pero las polarizadas opiniones que fui escuchando sobre ¡Madre! hicieron que llegara a la sala de cine con curiosidad, pero también con expectativas, lo cual no siempre me gusta.
La vi hace un par de semanas, y ahora recordé volver a tu crítica para ahora sí leerla (me la había saltado para saber lo menos posible de la película).
Creo que si algo definitivamente tiene es que no deja indiferente. También escuché comentarios de odio empedernido, y otros de completa admiración.
Yo, en lo personal, creo que me quedo a la mitad. En general me gustó, y sí me dejé llevar, a pesar de que ya inevitablemente sabía sobre algunas lecturas (me intriga realmente cómo hubiera sido la experiencia de verla sin haber estado desde el principio haciendo buscando la interpretación metafórica).
Sin entrar en mucho detalle, creo que para mi el defecto de la película es la última parte. Los múltiples planos de interpretación a los que se presta toda la primera parte, se pierde con la explosividad del final. Creo que es ahí donde la película queda limitada.
¡Saludos!
Querida Carmen, qué alegría, se te echaba de menos. Sí, efectivamente, ¡Madre! genera opiniones contrarias y, desde luego, no deja indiferente. Estoy de acuerdo en que la última parte ya es una ida de olla considerable, pero una vez metida en el relato cinematográfico que propone… yo ya la sentí hasta ¡¡¡lógica!!! Creo que ¡Madre! es una película imperfecta que puede arrastrarte. A mí me arrastró. Como dije me metí en su juego, en esa casa que respira de Aranofsky… En ese eterno retorno de la creación…
Beso
Hildy