El trompetista (Young man with a horn, 1950) de Michael Curtiz

Como siempre os digo sorpresas depara el cine. Si ayer hablaba de una película que unía cine y jazz, hoy os hablo de otra que me ha sorprendido gratamente y con el mismo tema de fondo.

Ayer, os confieso, que eché unas lagrimillas, sobre todo porque me enterneció hasta decir basta el personaje Art Hazzard interpretado con sensibilidad y maestría por el actor puertorriqueño (y de vida muy interesante) Juano Hernandez.

La película es una adaptación de una novela y está inspirada en la historia de un músico de jazz real, Bix Beiderbecke, que murió a los 28 años aquejado por su dependencia al alcoholismo.

El trompetista es una película donde se unen cinco personajes que escenifican la amistad, la pasión por la música, la dependencia al alcohol… y es un drama que atrapa totalmente.

La película empieza con otro personaje enternecedor que nos cuenta en primera persona la historia del trompetista Rick Martin. El personaje se llama Smoke, es pianista, ama la música y es el gran amigo y apoyo de Rick. El personaje tiene el rostro de un músico de jazz real que hizo también varios papeles para el cine: Hoagy Carmichael (además trabajó en la vida real con Bix Beiderbecke).

Nos cuenta, de manera preciosa, a mí me llegó, la infancia solitaria de Rick, huerfano, que encuentra en la música su pasión y tabla de salvación. El niño se queda ensinismado con la forma que tiene de tocar el músico negro Art Hazzard. Siempre que puede le espía, entusiasmado, en el local donde toca. Hasta que un día Hazzard le hace pasar y se convierte en el mentor y maestro del niño que está totalmente dotado para la música. Hazzard le transmite toda su sabiduría. Cuando Rick (magnífico Kirk Douglas en primeros papeles protagonistas) ya es un joven, siempre introvertido, Hazzard se despide de él porque le han contratado en Nueva York y le aconseja que no se encierre en sí mismo, que viva, que busque si lo que realmente quiere es ser músico, le advierte que es una profesión dura, le habla de su experiencia y vida…

Pero Rick se siente seguro con su trompeta, siente la música, y con ella se siente completo y comienza su andadura profesional. Ahí es cuando conoce a tres personas fundamentales: el pianista Smoke, la cantante Jo y a Amy.

Las dos mujeres son claves fundamentales para este drama. Jo es una artista sencilla y encantadora con muy buena voz que entiende la personalidad de Rick y su pasión. Y la respeta profundamente. Cree en él y nunca le abandona. Ella es una Doris Day perfecta cuando todavía no era la reina de la comedia ni la virgen de américa. La otra, Amy, es quien desvía a Rick de su camino, le hace vulnerable, le separa de su pasión y descubre su personalidad dependiente, con ella cae en el alcohol, ella destapa su débil carácter carente de afecto. Amy tiene el rostro de la bella Lauren Bacall e interpreta a un personaje antipático y desagradable. Sinceramente, Amy, niñata consentida y confundida, me sacó de quicio totalmente.

Su carrera profesional cada vez mejor —aunque no exenta de dificultades y rebeldías— le llevan a Nueva York. Donde además de reencontrarse con Jo y conocer a Amy, vuelve a toparse cara a cara con su ya anciano maestro Hazzard que toca en un club. Hazzard es un músico enfermo y ya vencido, el joven Rick toca con él por las noches, le devuelve alegría y vitalidad, y hace que mantenga su trabajo en el club.

Sin embargo, la insoportable Amy se cruza en su camino y Rick se va autodestruyendo, cae en el alcohol, se aleja de la música, de Hazzard, de Jo, de Smoke…, su matrimonio fracasa y es un duro golpe para Rick que pierde el rumbo totalmente. En este momento, se desarrolla una de las escenas más emotivas y dramáticas con su maestro Hazzard (que no desvelo). Otra tragedia vuelve a golpear a Rick.

A pesar de los esfuerzos de Jo y Smoke —que nunca le abandonan—, Rick termina por las calles, totalmente alcoholizado y cae gravemente enfermo con una neumonía…, sin embargo, como le dice un triste y cariñoso Hazzard, no te preocupes muchacho todo va a salir bien.

El trompetista está perfectamente dirigida por Curtiz (director a reivindicar con una carrera plagada de obras interesantes, no sólo Casablanca), cuenta con un buen guión (Carl Foreman) e intérpretes excelentes. Tampoco olvidar el apartado musical y la excelente voz de Doris Day. Otra anecdota es que muchos espectadores y críticos ven en la relación que establece Amy, cuando ya se está terminando su matrimonio con Rick, con una joven pintora, una relación lesbiana, siendo Amy uno de los primeros personajes bisexuales de la pantalla cinematográfica (durante el funcionamiento del código de censura uno de los temas que no podía reflejarse en pantalla era la homosexualidad). Pero vamos yo la veo demasiado oculta. Quizá no hubiera comentado nada de ese aspecto si no hubiera leído información.

El trompetista merece ser revisita. Y, de verdad, descubrir a Juano Hernandez un placer, me encanta su personaje.

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