El cine negro en 100 películas de Antonio Santamarina (Cine y comunicación. Alianza Editorial)

Maravilloso e interesante libro sobre cine negro, realizado con cuidado, profesionalidad y cariño por su autor. Se nota en los agradecimientos, en el prólogo y en cada uno de los textos. 

No sólo son cien películas es la historia de un género, que como bien explica Santamarina es difícil de definir y delimitar. Dos cosas me llenan de satisfacción, la cantidad de obras que me quedan por ver y la satisfacción que me da leer sobre las que ya he visto (algunas de ellas me fascinan). 

Una selección también muy bien pensada para poder ver la evolución del género (desde el cine mudo hasta 1997. Y sobre todo un montón de datos e información para seguir indagando y descubriendo. 

El libro muestra la variedad de registros, la riqueza de los personajes y tramas en el cine negro. También, nos deja intuir los grandes directores de este género así como los actores y actrices que poblaron las secuencias. 

Si el libro se lee cronológicamente se termina teniendo una visión perfecta de la evolución del cine negro. Pero después puede leerse, como guía, tan sólo fijándote en el texto de la película que te interesa en un momento dado. 

Dentro del cine negro podemos incluir varios tipos de tramas: las películas de gangsters, las películas de género carcelario, las películas de investigaciones policiales, las películas con detectives —algunos de ellos literarios y famosos ya en la novela negra—, las películas de delincuentes o sobre parejas de delincuentes que huyen de la justicia, las películas de tipos normales que de pronto se ven envueltos en intrigas criminales… 

Todo un mundo poblado de ciertas claves y personajes. El destino presente en muchas de estas obras, la fina línea entre estar a un lado de la ley o a otro, la corrupción y el engaño, las luces y las sombras, los detectives de vuelta de todo, los policías honestos, los corruptos, el gangster brutal y cruel, el hombre que cae en la delincuencia por las circunstancias que le rodean, las mujeres fatales que arrastran al asesinato o las que arrastran a las rejas al ser amado, el mundo soñado por los que huyen (siempre cercano a México), la presencia de la ciudad, de los bares, de las calles oscuras, el mundo pugilístico, el de las apuestas, el alcohol, las drogas… 

El cine negro en 100 películas también habla de las rarezas, de las especiales, de las que son fruto de la época en las que fueron rodadas, de las obras maestras, de las imperfectas pero que sin embargo aportaron algo al género… 

Y sobre todo es un paseo por un mundo cinematográfico fascinante. 

El paseo 

Una reunión con Edward G. Robinson, James Cagney y Paul Muni me dejó con un pomelo en la cara, con veinte disparos en el costado mientras comían un sándwich y mirando por última vez el cartel de “El mundo es nuestro”. 

Después, paseé con el desencanto de Humprey Bogart que buscaba un último refugio en lo alto de la montaña. Sin salida. Por el camino le pararon Silvia Sydney y Henry Fonda para decirle que sólo se vive una vez. Que ellos lo saben bien. Sin embargo, seguían ilusionados por alcanzar México y dejar atrás el destino. 

El detective con cara de Dana Andrews no deja de mirar el cuadro de una mujer asesinada —me temo que se está enamorando— y yo me pregunto cómo le diré al oído a John Garfield que Lana Turner no va a poder hacerle feliz. Sam Spader a lo Bogart me parece el más duro entre los duros cuando entrega a la mujer fatal, a la mujer de su vida, a la policía. Otros las matan, que se lo digan a Dan Duryea. 

Se me parte el alma con el destino del Sueco o del agente de seguros que cae en la perdición. O con un Robert Mitchum que tiene la desgracia de cruzarse con una mujer con cara de ángel. 

Pero no se crean a veces entiendo a esas mujeres que sobreviven con miradas a lo Gloria Grahame, Angie Dickinson o Ida Lupino. Esas que son condenadas desde el momento en que aparecen. Sólo una palabra suya bastará para descalabrar planes, cambiar destinos, encontrar castigo…, o salirse con la suya. ¡¡¡Ay, la supervivencia!!! 

A veces me cojo el coche y me doy un paseo y escucho los sueños de Carlito Brigante o de un Noodles perdido en un mundo moderno que ya no comprende. 

A veces le pido al Padrino que me deje a su gato para acariciarlo y temo el día que me invita a boda o bautizo porque después vienen los funerales. 

El paseo no acaba…

Y Antonio Santamarina ofrece múltiples posibilidades. Ya saben sólo tienen que leerlo y también descubrir y poder ver las películas que aún no conoce.

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