Diccionario cinematográfico (76)

Ellen Berent: consumida por los celos arrasa y destruye a todos los que quiere. Como mantis religiosa con gafas de sol, no duda en mostrarse impasible ante la muerte ajena…, porque eso la vuelve más imprescindible para la persona amada. Ellen Berent es tan hermosa, tan etérea, tan distinta como mala malísima. Su mente siempre en desequilibrio. Primero, el padre, después, el marido. Ella no ama, absorbe y consume amor. Irradia energía negativa. Sólo quiere poseer al otro. Sus actos son tan viles y a la vez tan inconscientes… que el cielo la juzgue. Ella siembra el mal incluso después de muerta. Siempre quiere estar presente. Y echa sus garras venenosas con la mirada más dulce… o más helada. Ellen siempre elegante, altiva, lejana… enamora. Pero cuidado…es la más peligrosa. Te hechiza con una mirada y luego sólo te quiere en soledad. Y si alguien se lo impide, lo elimina. Sin concesión. Da igual que sea madre, hermano, amigo, hermanastra, prima o hijo de sus entrañas. Ella quiere a su escritor con tal locura que todo el mundo que les rodea le molesta. Sólo tiene que pensar y ponerse unas gafas de sol, impasible, y si alguien se ahoga, no gritar, no salvar, no ayudar…, quieta. Y si siente que el hijo de sus entrañas le separa de su amor, no importa, con la mayor frialdad quizá pueda caerse accidentalmente por las escaleras. Ellen nunca pierde, nunca la abandonan, y si su prima enamorada y confidente le arrebata al escritor débil y anulado por el amor absorbente de la esposa… no importa. Si puede se mata ella misma y lo deja todo preparado para destrozarles la vida. No importa. Ella ama sobre todas las cosas y exige el mismo trato.

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