Cuerpo y alma (Body and soul, 1947) de Robert Rossen

Ya lo he dicho más de una vez, lo maravilloso del cine es que nunca deja de deparar sorpresas. Y de nuevo me ha ocurrido con Cuerpo y alma, otra joya cinematográfica. No sólo por la película en sí, su historia y por cómo está contada sino también por su anecdotario extracinematográfico. 

Cuerpo y alma es apasionante y se encuentra en el más absoluto olvido. Y como muchas otras joyas es una verdadera pena. Cuerpo y alma cuenta y analiza muchos aspectos de los seres humanos ambientada en el mundo del boxeo (un deporte –a mí a veces me entra la duda de calificarlo de deporte— muy cinematográfico que ha dejado grandes películas).  

La película es trepidante y dura. Las escenas de boxeo, sobre todo el combate final, están maravillosamente filmados. Tanto es así que parece ser que mi querido Martin Scorsese se inspiró en ellas para su magnífica Toro salvaje (otra película increíble con el mundo del boxeo de fondo). 

En Cuerpo y alma nos encontramos con el retrato humano de Charlie Davis. Un joven de origen humilde que ve en el boxeo la única oportunidad de terminar con su pobreza y la de sus seres más queridos (entre ellos su madre, contraria a esa manera de conseguir dinero rápido, y que quiere que su hijo se aleje de violencias). Davis se convierte en un campeón pero también según va ganando más dinero se va metiendo en un submundo que le va corrompiendo. Un mundo donde no importan las personas y sí la manera de ganar dinero y gastarlo, un mundo de apuestas y violencia, donde las almas valen poco. Un mundo poblado de personas sin escrúpulos cuyo único interés es el señor don dinero. Charlie Davis, un buen chico, termina cometiendo errores y más errores hasta que se siente atrapado en una situación sin salida. Durante el descenso a los infiernos, son varias las personas que le quieren y tratan de abrirle los ojos: su mejor amigo, su madre, su novia y, sobre todo, un antiguo campeón de boxeo que se convierte en su entrenador…, cuando Charlie llega a lo más bajo, despierta a tiempo, un duro despertar. 

Los retratos de cada uno de los personajes, los ambientes, la fotografía en blanco y negro, la manera de contarlo, la banda sonora…, vamos que no tiene desperdicio. 

Además, como os digo tiene un valor extracinematográfico muy interesante sobre todo para todos los interesados (como es mi caso) del periodo más virulento de la Caza de Brujas, que en este año estaba en su momento álgido. Basta con mirar los créditos para entender cómo esta película estaba en el punto de mira del Comité de Actividades Antiamericanas. En Cuerpo y alma casi todo su reparto tanto técnico como artístico se encontraba bajo sospecha. El Comité se echó encima de la película al realizar la lectura de un ataque al capitalismo sin escrúpulos y la plasmación real de la lucha de clases. 

Su magnífico protagonista, ¡¡¡qué hubiera hecho John Garfield si hubiera podido realizar toda su filmografía!!!, se encontraba en su momento artístico culminante pero su carrera tuvo un parón durante este periodo donde el actor fue uno de los señalados. Murió cinco años más tarde de una trombosis a los 39 años de edad, parece ser que tuvo mucho que ver las presiones a las que se sintió sometido. Siempre se negó a dar nombres de otros compañeros. El surrealismo del periodo y el histerismo fue tal que como cuenta Javier Coma en su magnífico libro Las películas de la caza de brujas (Notorius ediciones) cuando durante en uno de los interrogatorios preguntaron a uno de los actores del elenco (Lloyd Gough) que quién había interpretado el principal papel de Cuerpo y Alma, el interrogado se acogió a la Quinta Enmienda, a su facultad de no declarar contra sí mismo, por miedo a que el solo hecho de mencionar a John Gardfield pudiera acarrearle el inmediato ingreso en una lista negra. Triste, triste, triste. 

Si seguimos mirando los créditos nos encontramos con otro secundario mítico, el actor negro Canada Lee que empezó su carrera en los escenarios de la mano de Orson Welles. En la película hace un conmovedor y duro papel de un ex campeón de boxeo destruido por la codicia de otros que termina siendo el entrenador de un cada vez más perdido Charlie. Canada Lee también entró de cabeza, como su compañero Gardfield, en la lista negra. Falleció en 1952 de un ataque al corazón, también se dice que mucho tuvieron que ver las presiones que sufrió. Como Gardfield, se negó a dar nombres. 

Una de las secundarias de lujo, Anna Revere (en el papel de madre de Charlie) también pronto ocuparía un lugar en la lista negra. Si seguimos mirando tanto en el aspecto artístico como técnico, sorprende que prácticamente no hay ni uno que no se las viera con el Comité. Algunos callaron y sus carreras se vieron cortadas, otros tuvieron que ser rehabilitados y no lo tuvieron fácil, alguno optó, para seguir con su carrera, por dar nombres de compañeros (como su director Robert Rossen). En la lista negra estuvo, como he dicho, su director; el guionista de la película Abraham Polonsky; el director de fotografía James Wong Howe; el productor Bob Roberts…, y etcétera, etcétera, etcétera. 

Si seguimos con los créditos podemos encontrar más curiosidades: las actrices Lili Palmer (como la novia de Charlie. Actriz alemana que vio truncada su carrera en Hollywood quizá por sus papeles en películas consideradas antiamericanas e izquierdistas) y Hazel Brooks (como su amante, la femme fatale, modelo y actriz sudafricana que nunca llegó a estrella y se retiró pronto del mundo del cine), apariciones rutilantes pero que no llegaron a prosperar en grandes carreras. Y, por último, señalar la participación del futuro director Robert Aldrich como ayudante de dirección y al futuro director de míticas series de televisión, entre ellas Stark Trek, Joseph Pevney, como actor (interpreta al mejor amigo de Charlie y el primero que trata de hacerle abrir los ojos). 

¿Se dan cuenta de que podría hacerse un libro o un ensayo sólo hablando de esta película? Por mi parte, no caerá en el olvido.

2 comentarios en “Cuerpo y alma (Body and soul, 1947) de Robert Rossen

  1. Querida Hildy, anteayer por fin logré dar con esta película, estoy intentando descubrir más películas de John Garfield. Aún estoy procesándola, intentaré verla de nuevo esta tarde, pero me ha parecido de entrada muy poderosa en sus imágenes. A renglón seguido empecé a ver «Force of Evil» (todavía no terminé, que se hizo muy tarde en la noche y me venció el sueño) y creo que estoy empezando a entender por dónde entrar a Garfield, porque hasta ahora me ha parecido que durante la mayor parte del tiempo no parece estar haciendo demasiado (sería lo contrario, se me ocurre, de un James Cagney que siempre tiene un brillo en los ojos, un gesto en los labios, algo extra que va tejiendo un tapiz) pero comparando su actuación en estas dos películas veo inmensas diferencias entre el boxeador pobre que se abre camino a los golpes y el abogado de origen humilde que ya se ha abierto camino y que siempre tiene una respuesta pronta en los labios. Y ambos tienen el mismo rostro, de modo que tiene que ser que ‘algo’ está emanando del actor que los interpreta para que sean tan diferentes. Mientras consigo acceder a más películas (tengo «Humoresque» entre manos pero aún no me senté a verla) supongo que volveré a «Gentleman’s Agreement», que hace muchísimo tiempo que quiero revisitar y a «El cartero siempre llama dos veces» (ay… Lana Turner y su cara de piedra… pero qué se puede hacer…). En fin, perdón por un mensaje tan enroscado, es que ni yo sé qué quiero decir, ya encontraré la vuelta.-
    Un beso enorme, Bet.-

  2. Ayyyy, a mí John Gardfield me enamora. Su rudeza y sensibilidad, su fuerza bruta traspasa la pantalla. Siempre, en cada película, es un diamante en bruto. Y puede ser fiero o tierno. Siempre igual y distinto. ¡Amo con locura Humoresque!
    ¡Si descubres su secreto no dejes de compartirlo conmigo!
    Beso
    Hildy

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