Diccionario cinematográfico (65)

Laura: es la mujer del cuadro, distante y bella. El detective duro, con gabardina y sombrero, investiga su muerte. Incrédulo escucha cómo era Laura de la boca de distintos sospechosos y testigos…, la inalcanzable Laura. Joven, brillante, elegante, hermosa y etérea. La mujer ideal. Y el detective sin quererlo ni beberlo, él que es un hombre que deja poco sitio para los sentimientos, él que investiga lo crudo y lo peor de la sociedad… se enamora de una muerta. De la imagen de un cuadro y se queda dormido en el sillón, contemplando a un espectro, soñando cómo sería la vida a su lado. Y el tiempo pasa, y la música suena. Y el detective despierta… y ahí está ella. Mujer de carne y hueso. Mujer a la que tocar y alcanzar. Mujer real. Y al detective le cambia el gesto. Aunque disimula, a veces, nace una sonrisa. La mujer amada, ahora, es sospechosa. Quizá de nuevo, sea mujer inalcanzable. Quizá la mujer sin mancha, tenga una. Quizá no sea tan transparente. El detective disimula e investiga.

Siempre ha investigado a otros dos hombres que algo significan en la vida de la mujer etérea hecha realidad. Los dos dotaron la imagen del cuadro de alma. El periodista cínico que se cree el pigmalión y creador de una diosa. El prometido caradura que busca el prestigio y la vida de éxito al lado de mujer hermosa pero no la quiere…, cerca tiene a su alma gemela, otra mujer, la amante. Todos los testigos dan una personalidad a Laura. Y el detective la imagina y la crea…, y ahora lo que ve, aunque tiene miedo y duda, también le gusta.El misterio sobre la mesa. El detective ama ¿a una diosa-muerta-imagen ideal o a una mujer de carne y hueso con luces y sombras? La duda le ha hecho sonreír y sentir. Pase lo que pase, merece la pena.

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