Diccionario cinematográfico (64)

Perros: siento una gran debilidad por los gatos –ya lo he contado alguna vez pero tengo siempre a mi lado dos seres maravillosos que se llaman Marlon y Sally…, son ambos dos gatos callejeros preciosos. Marlon es enorme y glotón pero tan guapo como Marlon Brando y Sally es pequeña, delgadísima, elegante y con tanta personalidad encantadora y compleja como Sally Bowles, la reina de Cabaret– pero también adoro a los perros. Y ellos han dado escenas maravillosas al cine. Algunos incluso han sido aspirantes a actor (Lassie, Ri tin tin…) por no hablar del cine de animación donde no han faltado inolvidables perros protagonistas. Pero volviendo a los de carne y hueso. Me llevo a casa a Flyke, el perro de Umberto D que le salva la vida y le salva de la soledad. O, el otro día, también el único compañero fiel que le queda a un Marcello solitario en Noches Blancas es un cariñoso perro callejero. Sean Penn dentro de su dramático papel en El asesinato de Nixon tiene unas escenas emotivas, tristes y brutales (porque ahondan en la caída y la soledad del personaje) con su perro. 

Los perros nos hacen reír en Hechizo de luna y todos esos canes que acompañan al abuelo y ladran a la luna. O el perrillo de compañía que sufre lo suyo en manos de Jack Nicholson en Mejor… imposible hasta que es querido por él.  Sufrimos con cada uno de los perros y las relaciones que tienen con sus dueños en esa pequeña joya impactante que es Amores perros. O en esa pequeña película argentina nos quedamos colgados de Bombón. El perro. La única escena que me conmueve de No sos vos soy yo… son las relacionadas con el can protagonista (con sorpresa incluida). 

Los perros acompañan a personajes perdidos, en crisis o solitarios que se lo digan a Jack, pianista, de Los fabulosos Baker Boys. O que se lo pregunten al bueno de Charlot en varios de sus cortos, sobre todo, Vida de perros.

Los perros salvan vidas, defienden a aquellos que los cuidan, son fieles y siempre sabes cómo son… y el cine lo ha mostrado. Recuerdo escenas de miradas de perros más intensas que las de los propios actores y de una ternura difícil de olvidar.

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