El rostro de Haing S. Ngor en Los gritos del silencio (The Killing Fields)

Haing S. Ngor protagonizó en 1984 Los gritos del silencio de Roland Joffe. No era actor profesional pero sus vivencias eran muy parecidas a las del personaje real que representaba al periodista, intérprete y fotógrafo camboyano Dith Pran. Ambos sufrieron en Camboya, una guerra civil y un genocidio que quedó más en la sombra, pero fue igual de tremendo y devastador, que el conflicto vecino en Vietnam durante los años sesenta y setenta. Todo empezó con meteduras de pata del gobierno de Nixon, como no. Así llegaron los Jemeres Rojos imponiendo una dictadura de terror y un genocidio de consecuencias terribles en Camboya.

La película se centra en la relación entre el periodista Sydney Schanberg, corresponsal de The New York Times, y su intérprete y compañero de trabajo Dith Pran durante su trabajo en Camboya. Ambos persiguen una veraz información de lo que realmente está pasando en Camboya. Las ansias y, en cierto sentido, el egoísmo profesional (del que luego se arrepiente una y otra vez) de Sydney Schanberg hace que Dith Pran tenga que vivir una verdadera pesadilla y descenso a la crueldad de un régimen porque no logra salir a tiempo del país.

Como dijo el verdadero Dith Pran, no hubo finales felices. Ni para él ni para su reflejo en pantalla, Haing S Ngor. Ambos pudieron huir del régimen, después de pasar muchos horrores, y emigrar a Estados Unidos. Dith encontró trabajo en The New York Times (además de denunciar continuamente la situación de su país) y Ngor siguió su profesión de médico además de realizar alguna interpretación en películas (su primera aparición culminó con un oscar).

Ambos sobrevivieron al horror, a la guerra y al genocidio. Pero Pran encontró la muerte este año pues no pudo combatir contra el cáncer y su homónimo en la pantalla murió asesinado en 1996 por tres pandilleros en Los Ángeles. Triste.

Los momentos inolvidables de esta película tienen que ver continuamente con el rostro y la interpretación de Haing S. Ngor muy bien acompañado en la primera parte por los carismáticos Sam Waterston, John Malkovich y Julian Sands.

Su Dith Pran está lleno de ternura, de honestidad y de valentía pero en silencio, sin grandes gritos o gestos grandilocuentes. Es un hombre inteligente y sencillo enfrentando al horror con una dignidad difícil de encontrar. Un hombre leal a los amigos, que les ayuda sin pedir nada a cambio. Que hace que no se preocupen aunque no puedan ayudarle en los últimos momentos.

Su Dith Pran es inolvidable cuando se despide de todos los compañeros periodistas en la embajada francesa, cuando no tiene más remedio que ir hacia el infierno y el horror. Sufrimos con su Dith Pran en esos campos de trabajo indignos, en su silencio y su lucha por la supervivencia.

Admiramos a Dith Pran cuando, después del horror, y sin un ápice de odio en el rostro, sólo una gran sonrisa le ilumina, corre a los brazos de su compañero de profesión, Sydney Schanberg, y además es el primero, que tierno, le pregunta que cómo está.

Toda la película cuenta con imágenes que son acompañadas por la música en ocasiones acertada de Mike Oldfield. Otra escena maravillosa es la de Sydney ya en su país viendo el horror de Camboya en imágenes de televisión, sin sonido, y sí con una ópera de Puccini de fondo. O el emotivo encuentro de los protagonistas con la maravillosa canción de Imagine de John Lennon.

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