Balzac y la joven costurera china (Balzac et la petite tailleuse chinoise, 2002) de Dai Sijie

Esta película me quedé con ganas de verla en su momento. ¿Qué me llamó la atención? Su título. Me encantaba. No sabía nada más de ella y me quedé con las ganas. 

Hace poco tuve oportunidad de encontrarla en esos cajones enormes de ofertas de dvd que siempre deparan alguna sorpresa, alguna joya escondida, y esta vez fue Balzac y la joven costurera china. 

Así descubrí que era la adaptación de una novela autobiográfica del autor y director chino que vive en Francia, Dai Sijie. Y que él mismo llevó su obra a la pantalla. La novela no la he leído pero sé que está publicada en castellano en la editorial Salamandra. 

Esta coproducción china y francesa es toda una sorpresa, una de esas películas pequeñas pero grandes por su atmósfera nostálgica. Esas películas en las que meto en el baúl de las pequeñas joyas cinematográficas, probablemente no redondas, pero que con su visión te transportan a un mundo desconocido de sensaciones, sentimientos y belleza. 

La historia es sorprendentemente sencilla y compleja a la vez con unos personajes llenos de encanto y un paisaje revelador que se convierte también en protagonista inevitable. 

La narración se sitúa en los años setenta y en la revolución cultural china. Dos jóvenes amigos, hijos de intelectuales perseguidos, son llevados a una remota aldea de campesinos para ser reeducados. Ahí llegan los dos adolescentes a un mundo duro de trabajos manuales, sin las comodidades a las que estaban acostumbrados, con la ausencia de la libertad de pensamiento y con un deseo inmortal de soñar, de que pueden escapar de ahí. Los dos jóvenes tratan de sobrellevar su aislamiento en un lugar remoto donde sus compañeros de faena tienen vedado el mundo de los pensamientos, la sabiduría, el conocimiento, la lectura, el arte y la cultura. En su lucha diaria tratan de encontrar la belleza del lugar y abrir resquicios de libertad y belleza. Ambos lo consiguen. 

A pesar de su desconocimiento y poca valía en los trabajos que se ven forzados a realizar, se convierten en los narradores del pueblo. Les envían a ver las películas que echan en el cine del pueblo grande más cercano, y luego tienen que contárselas a todos. Uno de ellos es violinista y logra también tocar melodías para los habitantes. 

Los dos jóvenes conocen a la joven costurera china, la nieta del sastre de los alrededores, y entablan con ella una amistad tierna. En un principio, los dos quieren transformar a la joven, quieren que aprendan a leer, pero en realidad la joven costurera china les abre todo un mundo de libertad y belleza. Ella les informa de que otro joven reeducado oculta una maleta con libros de autores clásicos y europeos. Los tres se aventuran y roban los libros…, y acceden a otros mundos, sentimientos, historias, sensaciones y formas de vida…, alcanzan la libertad en el lugar pérdido. 

Los tres jóvenes protagonistas: Zhou Xun (Joven costurera), Chen Kun (Luo), Liu Ye (Ma) que ofrecen unas interpretaciones frescas y cercanas, forman un hermoso trío lleno de sensibilidad. El adolescente Ma se enamora e idealiza a la joven costurera, su amigo Luo la ama de manera más física y de aprendizaje de vida y ella se descubre a sí misma, quiere explorar más allá de su aldea, ser ella misma…gracias a Balzac. 

Los aldeanos sin darse cuenta caen a los pies de los narradores y músicos y se acercan de manera desconocida a las historias de Balzac, Gogol, Dumas, Flaubert, Baudelaire…, y también disfrutan con las melodías de Mozart o Bach. 

Así Balzac y la joven costurera china regala escenas sensibles y bellas de contadores de historias, de libros prohibidos, de naturaleza salvaje, de joven y libre sensualidad, de sentimientos tristes, de dulzura, de risas, de lágrimas, de sueños y descubrimientos. 

Es una película pequeña, sin ambiciones, pero que logra trascender y emocionar. Nos hace viajar a la nostalgia y encontrarnos con un viejo sastre, con un jefe campesino menos duro de lo que creemos, con una joven costurera china, con dos adolescentes de amistad inquebrantable, con un pequeño cine de aldea y con mucha literatura…

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