Ángeles sobre Broadway (Angels over Broadway, 1940) de Ben Hecht

En parte, sólo en parte, le debo la vida al escritor, dramaturgo y guionista Ben Hecht. De su obra Primera plana (co escrita junto a Charles MacArthur) nace la película Luna nueva. Pero fue su director Howard Hawks quien decidió convertir al personaje de Hildy en mujer, es decir, en mí. 

Ben Hecht fue un buen guionista sólo hay que ver todos sus trabajos junto a Howard Hawks, su dominio del cine negro y del suspense (¿no es una joya Encadenados?), su conocimiento de los bajos fondos y de los perdedores, su ironía y sentido del humor…, para saber que era un tipo de valía. 

Además le gustaba la independencia en su trabajo que llegó al máximo (es una opinión personal) con la película que hoy nos ocupa. No sólo se ocupo de la elaboración de la historia y el guión  sino que la dirigió (junto al director de fotografía Lee Garmes) y la produjo. 

Así surgió una pequeña historia (respaldada por un estudio del momento: Columbia) que es de esas películas que no son grandes pero tienen un algo que las hace atractivas, distintas y de culto. 

Con un blanco y negro en un Broadway nocturno y lluvioso, un elenco de actores que merece muchísimo la pena y una historia sobre perdedores y bajos fondos pero con un poco de luz, Ben Hecht consigue un producto que merece la pena ser recuperado. 

Ben Hecht siempre demostró su conocimiento de los bajos fondos, de los tipos perdedores que pueblan las calles, de los que sobreviven como pueden, que son duros y solitarios por las circunstancias. Sólo hay que echar un vistazo a sus historias. Desde la película muda La ley del hampa (1927) hasta joyas como Scarface o El beso de la muerte. Incluso en sus guiones para comedias no olvida a los que se encuentran en el escalafón social más bajo (La comedia de la vida, Luna nueva o La reina de Nueva York). Con lo cual no extraña su perfecta radiografía en Ángeles sobre Broadway y para mí su mayor valor de cuatro personajes perdedores. Cuatro personajes que en una noche viven juntos una experiencia que les hace ver que aunque no pierden nada porque se encuentran en lo más bajo pueden en un momento dado unirse y aportar algo bueno en una vida gris y despiadada. 

Así nos encontramos de frente con un aprendiz de gángster que piensa que de todo tiene que sacar tajada y se descoloca cuando descubre que se pueden hacer acciones sin esperar nada a cambio. Con un apocado suicida que ya no ve sentido a la vida  y de pronto se encuentra con la ayuda de desconocidos más desesperados que él. Con un dramaturgo fracasado y alcohólico pero que siempre está creando y creyendo en las personas que le rodean. Y, con una joven bailarina sin trabajo que va dando tumbos por la vida y que se vende por muy poco. 

Estos cuatro personajes maravillosos son recreados por cuatro grandes actores que dejan unas interpretaciones sinceras y creíbles. Inolvidables. El aprendiz, duro y chulo como él solo, pero en el fondo vulnerable y con muchas ganas de que alguien crea en él tiene el rostro de Douglas Fairbanks Jr que podría haber sido un actor de carácter pero otras prioridades le alejaron intermitentemente de la pantalla. La ingenua y perdida bailarina que sueña cada día por un papel y por sobrevivir lo clava una principiante, que pronto se convertiría en leyenda y en sex symbol, Rita Hayworth. El dramaturgo alcohólico nos lo regala un secundario de oro –siempre brillante y que sería bueno reivindicarle una y otra vez porque tan sólo es recordado muchas veces como el padre de Scarlet O’Hara–, el gran Thomas Mitchell que nos regala una interpretación grande. Y, el suicida tiene el rostro anodino pero genial de otro secundario de oro John Qualen (¿le recuerdan como confundido reo hacia la muerte y pieza de intereses y poderes en Luna Nueva?). Todos estos personajes se unen para protagonizar una estafa a unos matones y gángsters de la que de alguna manera salen ganando…, una noche mágica en la que todos descubren algo. Sin darse cuenta protagonizan un cuento de perdedores con un final se puede decir que feliz. 

Otra pequeña gran película para disfrutar.

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