La mejor juventud (La meglio gioventú, 2003) de Marco Tullio Giordana

 

Sólo puedo decir que mi corazón durante 360 minutos no dejaba de latir, que mis ojos estaban en muchas ocasiones al borde de la lágrima, y que mis labios sonreían tenuemente en varias ocasiones. 

La mejor juventud (concebida como serie para la televisión italiana, por eso, su duración) es una emoción continua a través de la historia de la familia Carati desde 1965 hasta el 2003. 

Marco Tullio Giordana ofrece una crónica familiar en la que mima a cada uno de sus personajes que se ven además afectados por la historia de Italia a lo largo de casi cuatro décadas. 

Unos rostros que llegan por la mirada, por la sonrisa, por sus expresiones, por las vivencias…, hombres y mujeres, niños, ancianos, jóvenes…, épocas distintas. Sueños, ilusiones, ganas de cambio, sueños rotos, ilusiones rotas, y las ganas de cambio cansan. Esperanzas. Lágrimas…, pero al final, aunque cueste afirmarlo, todo es hermoso (como dice uno de los personajes). 

Momentos históricos de la historia italiana: las inundaciones de Florencia en 1966, las revueltas estudiantiles, las brigadas rojas, los mundiales, los éxitos musicales, la corrupción política y financiera, el paro, las crisis económicas, la lucha contra la mafia, el asesinato de Giovanni Falconi, la apertura y el cambio de tratamiento en las instituciones psiquiátricas, la educación, los hermosos paisajes… una generación que luchaba por el cambio hacia un mundo mejor. Sus intentos, sus caídas, sus fracasos, sus pequeños logros… 

La historia funciona no sólo por estar rodada con una sensibilidad máxima sino por un guión que resuelve situaciones, que construye personajes, que te arrastra…, los artífices junto al director son Steffano Rulli y Sandro Petraglia. Dos guionistas que trabajan en equipo y han construido historias con realizadores como Gianni Amelio (la sensible y realista Niños robados o Las llaves de casa), Daniele Luchetti (Mi hermano es hijo único) o el mismo Marco Tullio Giordana (Cuando naces… ya no puedes esconderte). 

Y es que La mejor juventud (fue distribuida en dos partes, la segunda en algunos sitios la llamaron Los años soñados) va enganchando según van pasando las horas hasta que al final no puedes apartar la mirada y ya, magia, ni miras el reloj. En su momento, me la perdí en pantalla grande y la he visto en dvd…, me he acostado a horas intempestivas entre semana porque no podía pararla. 

La historia se centra sobre todo en dos hermanos con personalidades diferentes que en un momento dado, un viaje, cambian el rumbo de sus vidas. Son Nicola y Matteo Carati. Los dos son descritos en un momento de la película de manera que se descubre su personalidad. A Nicola se lo dice un profesor en un examen. A Matteo le describe de manera hermosa, Nicola, su hermano. Uno, Nicola, tiene siempre un encanto especial, un plus de simpatía, que siempre transmite. Que a pesar de los golpes siempre cree en las personas a las que más quiere y que a pesar de que el mundo no es cómo el hubiera querido apuesta por ir cambiándolo en lo que puede. Se convierte en un psiquiatra que trata de mejorar el tratamiento a las personas con problemas de salud mental. Y, Matteo, el raro o distinto, tremendamente hermoso, que nunca llega a gustarse a él mismo y no soporta el mundo en el que le ha tocado vivir, es una especie de Aquiles (siempre triste, siempre guerrero, siempre duro, siempre autodestructivo…, pero con demasiado corazón). Matteo decide ante una vida horrible dejarse llevar por normas férreas para no perderse más de lo que está. Se vuelve policía y con lo único que se siente feliz es con la lectura de libros. Su único amor, una joven de Stromboli, pero con la que no se decide a dar el paso, no se decide a hacer una llamada de socorro de que se hunde del todo, fotografía su alma compleja. 

Todos los personajes nos envuelven y de todos queremos saber más. Una madre de mirada maravillosa, la profesora, que sufre y sonríe junto a los que más ama; un padre lleno de vida y comprensión hacia sus hijos incluso hacia el que no comprende; unas hermanas fuertes y luchadoras; unos amigos fieles en los momentos felices y complicados; unos hijos y nietos que son la fuerza de los adultos y la mirada limpia hacia un futuro quizá esperanzador; dos mujeres, la una autodestructiva porque no puede con un mundo que la aplasta (que entierra su pasión por el piano y la música clásica) y otra que es dulce y que decide descubrir el alma de las personas a través de su cámara. Y, por último, una joven con problemas de salud mental que será el punto de partida para el distinto rumbo que toman las vidas de los dos hermanos. Todo acompañado por unas canciones inolvidables que se convierten en la banda sonora de sus vidas. 

La mejor juventud es un regalo de 360 minutos para ver sin prisas, solo o en compañía de personas queridas.

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