Todos estamos invitados

Una de las cosas que más me llama la atención cuando surge una película que trata el tema de ETA es que siempre, en los medios, se habla de las pocas producciones que tratan el tema en este país. Sin embargo, cada vez es más amplia la filmografía relacionada con ETA desde documentales a películas de ficción. Así sin consultar ni pensar se me ocurren: muchas de las películas de Uribe desde la estupenda Días contados hasta otras obras anteriores como La muerte de Mikel o El proceso de Burgos. Otras películas de ficción como El lobo, Yoyes, Vacas, El viaje de Arián o La voz de su amo. En el cine documental La pelota vasca, Asesinato en febrero, Trece entre mil, Voces sin libertad, Perseguidos…, la última película que ha rodado Jaime Rosales, después de La soledad, se llama Un tiro en la cabeza y la realizó a partir de leer en la prensa el atentado de dos guardias civiles el pasado dos de diciembre. También, en 2006 se dirigió la película Esos cielos, una adaptación de la novela de Bernardo Atxaga (novela que leí hace poco junto a El hombre solo y me gustaron y me resultaron interesantes).

No deja de ser un tema complejo con muchos matices, puntos de vista y análisis y sobre todo desconocimiento. Y un asunto político incomprensible. ¿Por qué sigue esa violencia y esos atentados horribles?¿Dónde está la raíz?¿Cómo entender este conflicto?¿Cómo analizarlo?¿Cómo buscar las soluciones?¿Por qué no se puede dar un parón en la espiral de la violencia?¿Por qué no se puede dialogar sobre el asunto?¿Por qué no hay puntos de encuentro? Hildy no entiende la violencia y no cree que sea solución para nada. Tampoco cree en alimentar odios en ninguna parte, en ningún lado. Con odio no se llega a ninguna sitio, a ninguna solución. Con odio no se llega al fin de la violencia. Y el cine, como siempre, puede ser una puerta de reflexión, debate y diálogo.

Manuel Gutiérrez Aragón ha dirigido Todos estamos invitados. También, ha escrito el guión junto a Ángeles González Sinde. Y, ha empleado la estructura de thriller para contarnos la historia de varios personajes que viven en San Sebastián-Donosti (para Hildy la ciudad más hermosa). Un joven gudari que, tras un accidente de tráfico, pierde la memoria. Un profesor universitario que vive su día a día con las amenazas de la banda terrorista porque no calla y da sus críticas opiniones sobre la situación del País Vasco. Su prometida, una psicóloga italiana que no puede entender lo que sucede, los amigos de cuadrilla del profesor, los jóvenes amigos del etarra con amnesia, la madre del joven, los escoltas…, un abanico de personajes que tratan de reflejar la complejidad del asunto.

La película no es redonda, cuenta con buenas escenas, buenas ideas y buenas interpretaciones…, pero no llega. No emociona. Algunos personajes secundarios son planos, muy planos. Ciertas situaciones no están bien resueltas. Pero…, hay actores y secuencias que salvan la película. Y viendo las buenas ideas que había, se nota lo que pudo ser.

Lo que no me llenó: la relación de amor entre el profesor (José Coronado) y la psicóloga italiana (Vanessa Incontrada) me resultó en todo momento fría, sin emoción y poco creíble. No me gustaron ni sus escenas ni sus diálogos. La relación platónica y los encuentros entre Josu (magnífico Oscar Jaenada) y la psicóloga italiana tampoco me parece bien resuelta ni desarrollada (aunque me encanta la idea). Son los puntos más débiles de la película y de algún modo minan el resultado final. Los compañeros de armas del joven etarra amnésico me parecen fríos y planos.  No me disgusta la idea de que la novia del profesor sea extranjera y mire la situación con otros ojos, desde fuera, y que le resulte complicado comprender.

Lo que me llenó: sobre todo me resulta magnífica –y no la cuento porque su estreno es reciente y puedo reventar la película a espectadores que aún no se hayan acercado a verla- la escena final de Josu con su madre (esa escena sí me emocionó). Me encanta la idea del joven amnésico (aunque me parece que se podría haber aprovechado mucho más). Oscar Jaenada está espléndido como ese muchacho sin memoria, que no entiende nada, y cómo es confundido y manipulado por unos y por otros (por sus jóvenes amigos, por la iglesia…) y, también, por sus propios confusos recuerdos. Me encanta la idea.

Sorprendente Iñaki Miramón: su escena en la sociedad gastronómica y su frase “son las últimas kokotxas que vas a tomar en tu vida” es absolutamente escalofriante. El reflejo de la cuadrilla y la gastronomía vasca es acertada aunque a mi gusto Donostia es mucho más bella de lo que aparece en pantalla. La situación de indefensión, miedo y soledad en el que se sumerge el profesor, un José Coronado acertadísimo está muy lograda. Me encanta la escena en que el ertzaina da las claves a los amenazados por ETA y una señora de la limpieza que, además, es concejala de su pueblo le pregunta que cómo va a ir a hacer la compra.

Así que Todos estamos invitados se queda en la superficie. En lo que podría haber sido: un buen thriller político con el tema de ETA de fondo, pero, para mí no llega. Su frialdad y algunas situaciones mal resueltas no hicieron que esta película me llegara.

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