Paso decisivo (The turning point, 1977) de Hebert Ross/Noches de sol (White nights, 1985) de Taylor Hackford

¿Qué tienen que ver estas dos películas para ponerlas juntas en un post? Milkhail Baryshnikov, el ballet clásico –rodado con la belleza que se merece un arte– y el cine. También, que son dos de esas películas que se disfrutan con gusto. Buenas historias, buenos personajes, mucho sentimiento y viva la danza. 

La primera de ellas acabo de conocerla, de verla, y encantada de ver ese enfrentamiento interpretativo entre dos divas del cine: Shirley MacLaine y Anne Bancroft. Una película sobre las elecciones de la vida. Sobre el éxito, el dedicarse a lo que más amas, el sacrificio, el llegar a lo más alto y caer, sobre el envejecimiento, la amistad, sobre los deseos y las desilusiones, sobre la juventud veloz y sobre una pasión, la danza clásica. Y ahí en personaje secundario, en primer bailarín de compañía, que se sabe bueno y ligón, destaca un hermoso Milkhail Baryshnikov, bello por un cuerpo pequeño pero hecho para la danza y con un rostro fuerte que expresa mil y un sentimientos o pasiones. Interpretación fugaz pero brillante sobre todo en la ejecución de números de baile que muestra por qué la danza clásica es un arte. Hebert Ross dirige esta película de personajes y sentimientos con delicadeza y pulso. Como él sabía hacerlo. Es el realizador de películas amables y bien hechas (para el recuerdo quedan Sueños de un seductor, Funny Lady, La chica del adiós, Footloose o Magnolias de acero).

Ocho años después la idea de unir a dos grandes bailarines de disciplinas muy diferentes en un musical único y distinto permite al bailarín de danza clásica un papel protagonista en una película musical trhiller político. La idea fue de Taylor Hackford, que además de conseguir una buena película, une con destreza –y con escenas muy hermosas– coreografías de danza clásica y de claqué (con el magnífico bailarín ya fallecido Gregory Hines, en un personaje maravilloso y enternecedor). Ahí Baryshnikov no sólo baila sino que es protagonista de una trama emocionante. 

Esta película me encantó cuando la vi hace muchos años en el televisor y ahora que la he vuelto a ver en dvd vuelve a emocionarme. La película es fruto de la época, cuando todavía existía la guerra fría. Pero Hackford logra alejarse del tufillo de  algunas producciones cinematográficas que en aquellos años cantaban a la política de ese raro personaje que fue Reagan. Y logra una película a tener en cuenta, compleja, como es la historia y la vida. Dos bailarines, uno que huyó de Rusia a EEUU para poder vivir su pasión con la danza sin ataduras, en libertad. Otro que huyó de EEUU a Rusia, huyó de un país que le mintió, que le golpeó con su racismo, y que le hizo ver que el cacareado sueño americano era un espejismo. En el caso de Baryshnikov, su personaje contiene datos autobiográficos evidentes. Y un thriller no funciona sin el grado de suspense que crea un personaje malo, malísimo, que responde al nombre de Chaiko (casi una caricatura). Un ruso de los de la guerra fría. 

Después dos damas. Una elegante rusa, Helen Mirren (que se convirtió en pareja y esposa del director), que también ama la danza pero se queda en el país. Ella vuelve a encontrarse con ese amante que la dejó por la libertad. Cada uno a su manera tratan de vivir su pasión y ambos se respetan y siguen ayudándose. 

El americano está casado con lo mejor que le ha pasado en su vida, una rusa dulce y encantadora (el debú de una bella Isabella Rosellini que sabía ocupar la pantalla como su madre, qué sonrisa). Y al final todos siguen lo mismo la libertad creativa, la libertad de elegir. Ya se lo dice Milkhail, en una de las escenas más bonitas de la película, a una Mirren que llora: Soy bailarín, no un héroe. Le dice que es lo único que sabe hacer y lo único que quiere hacer. Baila para ella un canto de libertad bajo la voz ronca de un cantante ruso prohibido. Magistral. 

La película es entretenida y se convierte en joya sólo con ver la coreografía que realiza Baryshnikov al principio. ¿Quién dice que danza clásica, romanticismo, claqué, política, miedo, libertad, tensión, miedo, amor…, no pueden ir juntos?

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