La vida de Adéle (La vie d’ Adéle, 2013) de Abdel Kechiche

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La vida de Adéle comienza con una clase de literatura en un instituto donde se está analizando una novela francesa del siglo XVIII, La vida de Marianne de Pierre de Marivaux. Varios alumnos leen un fragmento en primera persona (la protagonista de la novela es mujer y lo afirma) donde se describe lo que se siente cuando miras a alguien que deseas, al ser amado. El profesor realiza varias preguntas e interpretaciones sobre ese flechazo. Sobre si el amor llena o acaba con la sensación de vacío del corazón. Entre los alumnos se encuentra Adéle y ya la cámara no se separa de ella (es como si la atrapase y no la soltara durante las tres horas que dura la película). Terminamos sabiéndonos de memoria su pelo (que se lo recoge y se lo suelta), sus labios, la manera en que se ruboriza… Y sobre todo sentimos su desubicación continúa. Es un personaje que nunca se siente a gusto donde está. Al principio sabemos que es un estado de la adolescencia de Adéle pero luego sabemos que es una característica que acompaña al personaje. Y en esa adolescencia que nos muestra, Adéle está en un momento en que necesita aclarar su identidad, sus sentimientos y emociones.

Entonces cuando se dirige hacia un encuentro con un compañero de instituto, en plena calle, siente o vive ese cruce de miradas que significa que hay algo que le falta al corazón. Su mirada se cruza con el de una joven con el pelo azul. Y de pronto se da cuenta de que siente y desea.

Así La vida de Adéle cuenta una historia mil veces vista en cine y literatura: el primer amor. El cruce de miradas, el encuentro, el enamoramiento y la seducción, la explosión de la pasión, el éxtasis, la rutina de pareja, las frustraciones y los sueños rotos, los miedos e infidelidades, la ruptura dolorosa y el reencuentro triste…

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Abdel Kechiche se sirve de una estructura muy clara en dos partes (o capítulos) que físicamente se reflejan en el cambio de color en el pelo de Emma, el amor de Adéle. En la primera parte su pelo es azul, en la segunda (en la que ha transcurrido el tiempo) su pelo es amarillo. Así ocurre también en la novela gráfica en la que se inspira la película, El azul es un color cálido de Julie Maroh. En la primera parte despertar y pasión, en la segunda parte ruptura y triste reencuentro.

En La vida de Adéle se reflejan muchos temas que se han tratado en otros primeros amores y que explican el desarrollo de la historia (y analizando la evolución como pareja de Adéle y Emma se entiende muy bien la polémica, debate y controversia que ha generado la película): la diferencia de edad entre ambos personajes. Adéle pertenece a una familia de clase obrera y conservadora, clase media baja, y Emma a una familia de clase media alta y liberal. Adéle arriesga mucho más en la relación y Emma lo tiene mucho más fácil. Adéle es más emocional y Emma más cerebral. Ambas asumen diferentes roles reconocibles totalmente reflejados en dos escenas: Adéle organiza una gran fiesta para los amigos de Emma. Ella es la que prepara, cocina, atiende, sirve y cuida a los invitados, mientras Emma se limita al papel de protagonista y anfitriona de la fiesta. Después Adéle recoge todo, mientras Emma la espera leyendo en la cama. En la relación, en el lado emocional, Emma domina y Adéle muestra más su dependencia… La otra escena es la ruptura, la manera en que Emma se dirige a Adéle, cómo la descalifica y cómo la echa de casa. Es decir Adéle y Emma se comportan como una pareja heterosexual de toda la vida y además no muy moderna.

Alrededor de  La vida de Adéle se tocan un montón de temas muy bien llevados: la importancia de la escuela pública y el respeto por un espacio como es la clase. Cómo la creatividad y el arte enriquece la vida de los personajes: la escritura y la pintura. La complejidad de las relaciones y las emociones. La actualidad de una sociedad inmersa en la crisis. La riqueza que genera una sociedad multicultural, con el reflejo de las distintas identidades sexuales y modelos de convivencia… pero también las dificultades y contradicciones.

Otro punto fuerte de la película es el magnetismo y la buena interpretación de la pareja protagonista: Adèle Exarchopoulos y Léa Seydoux. La cámara no se separa de ellas. Así como la cantidad de referencias literarias y cinéfilas que se vierten a lo largo de la película. Por ejemplo otro recurso que define a los personajes son sus comidas favoritas. Y a lo largo de la película juega con estos gustos. A Adéle le encanta la pasta a la boloñesa, que cocina su padre, y finalmente ella realiza la receta estupendamente. Por el contrario a Emma y su familia les fascina el marisco y en particular las ostras.

La vida de Adéle no deja de ser una película interesante de ver porque genera largos debates. ¿Es la mirada masculina de una relación lésbica? ¿Por qué no disfrutarla como otra plasmación del primer amor? La propia autora de la novela gráfica no se ha sentido en absoluto identificada con la manera de mirar del director. Por otra parte se ha hablado y escrito sobre lo explícito de las escenas sexuales (concentradas en la primera parte y no más de 15 minutos de la película) y lo necesarias y bien encajadas en la narración cinematográfica, personalmente no me parece más explícito que en otras películas y tampoco me han parecido excesivamente necesarias (más que para expresar la pasión de un primer amor). El director afirmaba (por cierto las actrices también han hablado de un rodaje infierno donde no se paraba de rodar y rodar, de repetir y repetir, y que no se sintieron muy cuidadas) que con las escenas de amor sexual quería reflejar unos cuerpos que casi fueran obras de arte. Yo no he tenido esa sensación. A diferencia de otros espectadores, a veces sentía bastante frialdad ante dichas escenas, las notaba muy planificadas y bastante cerebrales. Lo que sí es cierto que en La vida de Adéle las escenas sexuales no es lo que más ocupa ni lo que más importa. Ni lo más innovador. Me sorprende porque es una buena película pero no la he vivido innovadora ni en lo que cuenta ni en la forma de contarla. La vida de Adéle sí que es pura y duramente el fragmento de la vida de una mujer, Adéle.  Un bello retrato. Y la cámara nunca la abandona.

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10 comentarios en “La vida de Adéle (La vie d’ Adéle, 2013) de Abdel Kechiche

  1. Me suena todo a ya visto. Seguro que posee gran mérito, pero no encuentro nada, así, en frío, antes de verla, que me invite a pensar que hay una óptica diferente, algo original, distinto. Me da muuuuucha pereza…
    Anda, dime algo más para animarme…
    Besos

  2. Ja, ja, ja… pero ¡todavía quieres que te diga más…!

    En serio. La película está bien narrada y sobre todo muy bien interpretada. Te garantizo buena conversación y buen debate después del cine.

    Ahora, efectivamente yo no he visto una óptica diferente a la hora de plasmar el primer amor o de reflejar una historia de dos mujeres que se aman. Ni innovación en la forma de narrar cinematográficamente.

    Sí veo un retrato que merece la pena sobre una adolescente que después ya es una joven que se ha formado. El retrato de una mujer y su mundo (sobre todo emocional). Así están bien plasmadas las sensaciones de confusión, desubicación pero también las ganas de vivir.

    … Y que tres horas no se te hagan pesadas… ¡tiene su mérito! Yo no miré ni un solo momento la hora.

    Besos
    Hildy

  3. Hola, Hildy, buenas noches; no sé si dice mucho (o siquiera, algo) bueno de una sociedad como la nuestra el hecho de que la explicitud sexual en una peli, como es el caso de ésta (de la que ya había leído algún apunte en alguna otra reseña o tweet, no recuerdo bien), tenga que convertirse en motivo de polémica, escándalo o similar. Avanzamos poco, me temo, o despacito, me temo más aún. Por lo demás, tus referencias me invitan a ver la peli, que es de las que, a priori, por tono y enfoque, me han de llamar la atención. A ver si hay posibilidad…

    Un fuerte abrazo y hasta pronto.

  4. Querido Manuel, y esas escenas en tres horas de película se diluyen bastante y están concentradas en la segunda mitad de la primera parte. Pero lo que más ha sido motivo de debate es si la relación sexual entre dos mujeres bellísimas se ha realizado desde una mirada masculina. Llama la atención que la autora de la novela gráfica escribiera un texto en el cual señala lo siguiente (se puede leer entero en la revista CAIMÁN del mes de octubre): «Ahora, en tanto que lesbiana… Me parece bastante claro lo que faltaba en el set: lesbianas».

    La vida de Adéle es una película que no deja indiferente y motiva largas y enriquecedoras charlas…

    Pero dejando, de momento, esta polémica (en el cine siempre se ha analizado el tema de la representación de determinados temas o de las personas que formamos parte de una sociedad o de las emociones o de las etapas de la vida: representación de la mujer, representación del enamoramiento, representación de la enfermedad, representación de la muerte, representación de la adolescencia, representación de la identidad sexual…), sí que La vida de Adéle toma un fragmento de la vida de una mujer (lo que dura una relación amorosa) y realiza un retrato lleno de matices.

    Besos
    Hildy

  5. Pues esta es de las que en provincias tarda en llegar…De todas formas,comparto eso que dices que una historia mil veces vista puede adoptar una mirada diferente.
    Ya supongo que esto no es «verano del 42» de Robert Mulligan, básicamente por que aquí se adopta un estilo que si no me equivoco va en la dirección de Rivette en «la bella mentirosa» donde el placer por la contemplación de narrar es una de las bazas.
    Recuerdo que una de las chicas rompió a llorar en la rueda de prensa tras el estreno en Cannes. No debió ser facil el rodaje no.Si la pusiesen…Un abrazo.

  6. Me hace mucha gracia los comentarios del amigo Alfredo. La pobre Hildy se entusiasma con una peli y a él no le gusta ninguna: que si no se fía, que si se aburre, que si sospecha, que si… Ja,ja,ja!!! No la he visto y poco puedo decir, amiga Hildy, que solo tus textos son muy amenos e irradian un entusiasmo poco común en los blogs y el los periódicos.Y eso es lo que cuenta. No te diré, para quedar bien y es lo que dicen todos, que voy a ir a verla (cuando te lo digo ya sabes que vuelvo y te cuento)pero por otras razones más personales. El cine se ha convertido para mí en estos momentos una necesidad básica en la que debo elegir únicamente lo que necesito,y,como podrás comprender lo tengo bastante mal.Y nada más. A ver cuando al amigo Alfredo le gusta algo. Le recomendé que viera una película dirigida por Emilio Aragón (Miliki)Quiero ser torero y el muy ingrato no me ha hecho caso.En fin,cosas de cine.

    Besos, mi querida Hildy

  7. Querido Victor:
    Cómo me gusta Verano del 42 de Mulligan. Y efectivamente tiene otro modo de contar un primer amor desde la nostalgia.
    Te confesaré que no he visto La bella mentirosa de Rivette que es una de las que sigue en mi baúl de películas pendientes.
    Pero sí que hay algo cierto: muchas novelas, cuentos, películas… versan sobre un tema universal como el amor, la muerte, el miedo, la vida, el viaje… etcétera… y lo maravilloso es la cantidad de maneras que hay de abordarlos. Hay muchas miradas diferentes que dan una sensación de nuevo, de auténtico…

    Besos
    Hildy

  8. Ja, ja, ja… Ay, el querido Alfredo, mi cascarrabias. Nos divertimos. Pero así con distintos pareceres surgen debates en los que nos quedamos todos super a gusto y además rebatimos, argumentamos, compartimos…
    ¿Cuándo le gustará una película que se estrene en el momento… con más más que peros…? ¡Sorpresa…!

    Quedamos en el blog de la esquina, ahí a la izquierda… compartiendo palabras y palabras, saciando nuestro hambre de cine.

    Gracias mil

    Besos
    Hildy

  9. Comentaremos esa mirada cuando haya visto la película, que tengo muchas ganas de ver desde que la premiaron en Cannes y saltó a la palestra y hablaron tan bien de ese premio en «El séptimo vicio», tan merecido, decían, y a mí ese festival es de los que siguen inspirándome confianza en sus dictámenes, debo ser un pureta o un gafapasta o un progre, o, en fin, un pobre hombre.
    Saludos.

  10. Querido Licantropunk, me encantará, ya lo sabes, leer tu mirada sobre la película.

    La vida de Adele merece la pena porque me parece un retrato del fragmento de la vida de una mujer bueno pero quizá yo fui a verla con el listón demasiado alto. Hay películas con las que me quedo en estado de éxtasis (ya sabes lo exagerada que soy), con La vida de Adele no me ocurrió sino que me gustó y me resultó interesante (que ya es mucho)por todos los motivos que señalo.

    Besos
    Hildy

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