Renoir (Renoir, 2012) de Gilles Bourdos

 

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En el salón de mi casa hay un cuadro que no se cambia así que vayan pasando los años. Lo tenía mi abuela paterna. Y ahora yo. No tiene ningún valor. Es una copia del cuadro Almuerzo de remeros (Le déjeuner des canotiers) de Pierre-Auguste Renoir. Muchas veces lo miro y me causa mucha calma y paz además de tranquilidad. Así me ocurre con muchas de las películas de su hijo Jean Renoir sobre todo con Una partida de campo, que no deja de ser un homenaje al padre.

Gilles Bourdos recrea un año que pudo ser crucial en la vida de los Renoir, 1915. Jean Pierre Renoir se encuentra en la Costa Azul en un sitio idílico donde no renuncia a seguir pintando a pesar de los dolores artríticos que le tienen postrado en una silla de ruedas. Su esposa acaba de fallecer y él se siente muy enfermo. Pero a pesar de los pesares quiere seguir siendo un obrero del pincel y el dolor no le va a parar su pasión: plasmar lo bello. La naturaleza que le rodea o el cuerpo joven de una mujer desnuda.

Con pinceladas impresionistas, con escenas que son como cuadros en movimiento, Gilles Bourdos recrea un posible momento en la vida de la familia Renoir: el ocaso del pintor pero sin ser vencido siempre pintando y el nacimiento de una vocación por parte del joven Jean que le encontramos en un momento crucial de su vida. Herido en una pierna en la Primera Guerra Mundial regresa al hogar para curarse… pero parece que le va a quedar una cojera crónica. Es un joven indeciso ante el futuro… y a la vez horrorizado por la crueldad de la guerra y, sin embargo, siente la importancia de la camaradería entre sus compañeros de lucha…

Y en esta ‘lucha’ de sensibilidades, una mujer. La última modelo de Jean Pierre y la futura primera esposa de Jean (además de musa de sus primeras películas mudas): Andrée Madeleine. La mujer que provoca que los dos hombres tengan un enfrentamiento templado, una declaración de respeto y cariño mutuo y un relevo de sensibilidades y de la importancia de pase lo que pase seguir creando y creando…

Andrée Madeleine mostrando su cuerpo y su fuerte personalidad despierta a Jean y le dice a gritos lo que su padre trata de explicarle sin que le salgan las palabras (pues nunca le salieron con sus hijos…): qué fácil es dejarse morir… porque muchas veces lo difícil y complejo es vivir…

Y en estas pinceladas impresionistas vemos el matriarcado formado entre las antiguas modelos y sirvientes del pintor que amenizan el día a día con los cuidados que le proporcionan, con sus cánticos, con la preparación de las comidas, sus paseos y sus discusiones… Nos enteramos de las ausencias. No sólo la esposa muerta sino la de aquella niñera-modelo-musa, Gabrielle. O la de sus dos hijos mayores Pierre y Jean. O la presencia casi invisible de un hijo pequeño, que sufre las ausencias y los silencios, Coco. Y le duele la presencia continua del dolor… Todo envuelto en la belleza de un cuadro y en la frialdad de una naturaleza muerta… Todo arrastra hacia la melancolía.

Y en la historia de Jean y Andrée (futura Catherine Hessling) se esconde un destino triste (que ella siempre tiene presente)… cumplirían un sueño y también se divorciarían. Y los dos morirían el mismo año: 1979. Él como un cineasta reconocido, ella totalmente en olvido.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

12 comentarios en “Renoir (Renoir, 2012) de Gilles Bourdos

  1. No la he visto aún pero muchos criticos la tachan de ciertamente empalagosa, otros dicen que tiene buen gusto pero algo superficial, habra que verla desde luego… gracias por la reseña Hildy.

  2. Pues verás GCPG a mí me resultó bella pero fría también… como pinceladas impresionistas pero de un cuadro inacabado. Y me quedé como con una sensación de lástima al ver que había un montón de buenas ideas y de apuntes interesantes pero que quedaban plasmadas en un lienzo completo… sólo pinceladas. Sin llegar a transmitir todo lo que podría haber transmitido.

    Besos
    Hildy

  3. Estas películas basadas en las vidas de personajes reales, ya sea en fragmentos concretos ya en biopics, suelen partir del mismo problema, la visión sesgada, la memoria selectiva o la visión idealizada, para bien o para mal, del personaje.
    En particular, el efecto que suelen provocar en mí en un 99% de las ocasiones, es el aburrimiento.
    Esta no la he visto aún, pero la experiencia me dice que no es una prioridad.
    Besos

  4. Sí, a veces, su frialdad provocaba hastío…, mi querido Alfredo, pero tiene muchas posibilidades, su idea de partida no es mala y sobre todo te hace pensar, no te deja indiferente. No se queda en meros cuadros escénicos…

    Besos
    Hildy

  5. Es curioso pero en mi casa esta la misma copia de almuerzo de remeros. Una litografía pequeña enmarcada que estuvo muchos años en casa de mis padres, junto a cuadros originales. De Renoir no claro, pero si de algún pintor ligeramente reconocido.

    Cuando me fui hace ya muchos años de allí, podría haberme llevado cualquiera, pero me lleve esa litografía y sigue puesta en mi salón. Me ha resultado sumamente coincidente que hablaras de ella.

    Sobre la película, pues no la he visto. Pero si algo producen los cuadros de este pintor es una profunda melancolía. Si la pelicula consigue plasmar eso, ya me parece suficiente. Cuidate

  6. ¡Si es que amigo Plared algo tiene ese cuadro! Algo muy especial, sin duda. Y tiene que ver también con que no te cansas de mirarlo y con la calma que te provoca. Así como el reflejo de un momento agradable… lleno de vida. Bonita coincidencia.

    Sí, la película de Renoir es melancólica…

    Besos
    Hildy

  7. Sinceramente me quedo con Renoir hijo. De los cuadros de Renoir padre («empalagoso» he leído en alguno de tus comentaristas), con alguno de ellos solamente: es un impresionista que mira demasiado hacia siglos pasados. Pero lo que sí me parece interesante es la biografía de los pintores (acabo de finalizar «Fama y soledad de Picasso» de John Berger), aunque biopic cinematográficos que recuerde como buenos, poco, más allá «El loco del pelo rojo» de Minelli o «Moulin Rouge», de John Huston. Pero la profesión de pintor, vista en cintas como «La bella mentirosa» de Jacques Rivette o «El contrato del dibujante» de Greenaway, ha dado para grandes películas.
    En fin, que «Renoir» no creo que me vea comprando la entrada, vaya.
    Saludos.

  8. Mi querido Licantropunk… lo de empalagoso en el primer comentario se refería a la película en sí, pobre papá Renoir… A mí algunos de sus cuadros como el de los remeros en cuestión me gustan bastante. Y sí es cierto que las películas de Renoir hijo… muchas de ellas son para verlas una y otra vez.

    La relación entre cine y pintura es muy pero que muy interesante y muy amplia. Ya se nota en la lista de películas que compartes.

    Me apunto el libro de Berger.

    Y si algún día, no en estreno, sino en algún otro formato o en un pase de televisión ves Renoir… te parecerá una plácida y tranquila película, con momentos hermosos, algo fría, pero con buena idea de partida (y quizá en otras manos con un montón de posibilidades).

    Besos
    Hildy

  9. Confieso que he buscado «Almuerzo de remeros» para ver la obra de la que hablas al comienzo del post. Muy bonita. Apacible, diría yo. Me llama mucho esta película, Hildy. La buscaré. Saludos.

  10. Querido Marcos, sí es un cuadro que refleja la alegría de vivir y los buenos y apacibles momentos. La película tiene ingredientes que la hacen interesante de ver aunque podría haber sido más redonda.

    Besos
    Hildy

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