Recuerdos cinéfilos

Las sesiones de super 8 cuando mis hermanos y yo eramos pequeños, teníamos en casa un proyector y pantalla blanca. Mi abuelo y mis padres nos traían las películas de Tarzán, las de Charlot o La bruja novata. Y nosotros disfrutando frente la pantalla.

Aquellas sesiones en el salón de actos de nuestro colegio. Todos los meses proyección de película. Recuerdo que cuando se les olvidaba alquilar siempre nos ponían Con la muerte en los talones.

Las razones por las que me enamoré de West Side Story fue por dos sesiones especiales. Una reposición en un enorme cine, la primera vez que la ví, y otra en el cine al aire libre en la pequeña plaza del pueblo de mi padre.

Gracias a las reposiciones, en pantalla grande, que antes hacían los cines de barrio pude ver en sesiones dobles, cuando era más pequeña, practicamente todas las películas del mago del suspense o Casablanca y, por supuesto, todas las de Walt Disney.

Tampoco se me olvida, fíjense ustedes, los ciclos de cine que televisión dedicaba a horas prudentes de grandes directores o actores. Cómo lo disfrutaba. O las sesiones de cine en televisión los sábados al mediodía, siempre buenas películas clásicas.

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