Colin Firth

Hoy tomo la mano al intérprete británico Colin Firth. Él es de esos actores que cuando encuentra el vehículo adecuado se convierte en un conductor seguro. De rostro agradable, es capaz de transformarse y transmitir. En drama o comedia romántica siempre logra presencia y realizar personajes de los que no se olvidan. Firth es como aquellos actores de reparto del sistema de estudios de Hollywood, él siempre está ahí y, siempre que le dejen va a ofrecer un buen papel.

Empezó en los años ochenta, un joven actor tuvo tal éxito en la representación teatral de Otro país que cuando la llevaron a pantalla, consiguió el mismo papel que en el escenario. Y, en 1984 empieza su andadura con la historia de amistad en los años treinta entre un homosexual y un compañero de ideas políticas marxistas. Poco a poco va llegando a los altares de la sala oscura, sobre todo cuando realiza su peculiar recreación de las Amistades peligrosas en la película de Milos Forman, Valmont. Colin Firth, en el mismo año que triunfa (1989) las amistades de Frears, ofrece un Valmont canalla, travieso y con espíritu de Peter Pan. Una especie de Don Juan que deja el juego para darse cuenta de que puede enamorarse de verdad. Su composición nada tiene que ver con el rostro maquiavélico de John Malkovich. Su Valmont despierta ternura y se convierte en víctima. 

Sigue apareciendo en películas intimistas como Círculo de amigos sobre las vicisitudes de unas estudiantes irlandesas y católicas. Y alcanza el éxito mundial en 1995 por su personaje de época en una serie de televisión que lleva a la caja de soledades la literatura de Austen, Orgullo y prejuicio. Después en cine deja su rostro igual para una comedia como Fuera de juego o un melodrama familiar a la americana, Heredarás la tierra. En 1998 trabaja en un papel secundario en una película bombón, Shakespeare enamorado donde hace de futuro esposo malo malísimo de una Lady Viola que sólo quiere al dramaturgo de Romeo y Julieta. Su interpretación, al borde de la caricatura, de un noble venido a menos que se casa por conveniencia económica para sufragarse un viaje a la Américas donde espera hacer fortuna, nos muestra que Colin Firth tiene mucho que ofrecer. 

De pronto, se convierte en un galán de comedia romántica, en el hombre bueno, serio –pero cuando se requiere divertido–, triunfador y guapo que se enamora de una Bridget Jones que no da pie con bola. Y quita de un plumazo al otro gran galán de comedia romántica, Hugh Grant, a la mujer amada. El diario de Bridget Jones (2001) pone en órbita a un Firth que sabe que enamora. Y no deja a sus personajes de época, el teatro vuelve a ofrecerle un papel clásico y le vemos en la última adaptación cinematográfica de La importancia de llamarse Ernesto (2002). Sin embargo, el galán ataca de nuevo y ofrece una de las historias más románticas de Love actually (2003). Ese escritor encantador que se retira con el corazón roto a una casa para terminar su novela y, poco a poco, da igual el impedimento del idioma, se enamora de la chica portuguesa que limpia su casa. 

Ese mismo año, vuelve a vestirse de época, esta vez del pintor Vermeer y nos cuenta en historia elegante y fotografía preciosa, la creación del cuadro de La joven de la perla con una Scarlett Johansson alejada de la imagen glamurosa y erótica que ahora exhibe (y que queda tan bien en un producto como Match Point). Vermeer un hombre con defectos pero que se transforma ante el lienzo cuenta con un Firth que logra mostrar la fascinación por la pintura y su desencanto y hastío ante la vida cotidiana. Al año siguiente, lo único que sobrevive en la secuela de Bridget Jones es el encanto de Firth. Ahora, el británico no para y no sólo apareció en la adaptación de Emma Thompson de La niñera mágica (2006) sino que le esperamos en varios proyectos que por lo menos contarán con su presencia: desde la nueva película de Michael Winterbottom hasta el musical más esperado, Mamma Mía! Y además tiene varias películas pendientes de estreno como Then she found, el debú de Helen Hunt como directora o el drama And when did you last see your father. 

Como ya dije al principio, Colin Firth es de los que siempre están ahí. Los amantes de la sala oscura sólo tienen que encontrarle.

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