Diccionario cinematográfico (54)

Prostitutas (1ª parte): o trabajadoras del sexo…, mujeres que han tenido un largo idilio con el cine que ha sido poblado por grandes personajes femeninos con la profesión, dice el tópico, más antigüa del mundo. Prostitutas desgracias, prostitutas encantadoras, confidentes, mujeres fatales, voces de la conciencia, la amiga que todo hombre quiere tener, la que no tiene más remedio, la que es porque sí, a la que obligan… 

Y nos acercamos al cine de Fernando León o Uribe. Y tenemos el rostro de Candela Peña en dos composiciones inolvidables. Su voz canalla, su mirada que desarma, el corazón que se la sale, sus sueños y nostalgias la hacen grande en Días Contados y en Princesas. Tampoco se queda lejos una Victoria Abril, prostituta alcohólica, en ese thriller con fuerza que responde al nombre de Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto. 

Y si nos vamos un poco más en el tiempo vemos a Concha Velasco como corista que ofrece más servicios que enseñar las piernas. La prostituta con conciencia y corazón que protege al maquis en Pim, pam, pum… ¡fuego! 

Seguimos la senda mediterránea y nos acongoja el corazón esa prostituta linda que todavía, por siempre, confía en los demás y cree en el amor. Con la cara ilusionada e inocente de Giulietta Massina nos enternece con su Cabiria. Sólo se espera de Fellini tal ternura y melancolía. 

Y en una película italiana más moderna, se nos ofrece otra historia tierna entre una prostituta de una perdida isla griega, y un soldado pequeño, tímido y encantador que nunca ha estado con hembra. Me refiero a esa delicia que se llama Mediterráneo. 

La hermosa Romy Schneider realiza una interesante reflexión de la profesión en uno de los capítulos (para mí el mejor) de una curiosa película colectiva Boccacio 70. Il lavoro de Luchino Visconti es el corto que protagoniza la actriz alemana. Todo empieza cuando un conde venido a menos se encuentra involucrado en un escándalo, suponemos que sexual. Su esposa toma una decisión. 

La enorme Sophia Loren construyó a dos prostitutas tiernas, muy tiernas. Una en la última obra de Charlie Chaplin, La condesa de Hong Kong que encuentra a su caballero en un Marlon Brando alucinado. La otra, en uno de los episodios de Ayer, hoy y mañana, el tercero, donde en una Roma hermosa la prostituta Mara trata de que el estudiante de cura siga su rumbo mientras atiende a su cliente enamorado, un Marcelo Mastronniani que adora los stripteases de Mara, la prostituta a la que ama. 

Billy Wilder nos deja a Irma La Dulce, una Shirley MacLaine parisina con falda negra, medias verdes, y camisa del mismo color…, y perrito pequeño. Una prostituta de esquina con encanto que también se enamora, ¿de su chulo, del policía…?¿De la misma persona? Para los más curiosos recordar que esta misma actriz realizó la versión americana y musical de Las noches de Cabiria de la mano de Bob Fosse (Noches en la ciudad) y que en los años cincuenta tuvo un papel secundario en uno de los melodramas de Minelli, Como un torrente, donde su papel es el de una prostituta donde consiguió una nominación al oscar. Continuamos con el director berlinés afincado en Hollywood, ofrece otra curiosa película con una Kim Novak de prostituta vulgar donde realiza una reflexión sobre la hipocresía social en una noche de intercambio entre una leal esposa americana y una prostituta con buen corazón. La película es Bésame, tonto. 

Nos vamos alejando más en el tiempo y John Ford nos dejó a dos prostitutas ejemplares: a la maravillosa Claire Trevor que se come a dentelladas con su forma de ser, su naturalidad y delicadeza con los otros a los otros personajes estirados y que se creen con más moral. Estoy hablando de esa joya que se llama La Diligencia (una adaptación libre del maravilloso relato Bola de Sebo). O una magnífica película de 1935, El delator, sobre un grandote irlandés Gypo Nolan al que el hambre y la pobreza le puede más…, delata a un activista a la policía británica. Pero su acción le pesa, sólo es un buen hombre que se equivoca con ganas de llevarse a su novia, que trabaja de prostituta para salir adelante, a las Américas. Su novia, aunque siempre le pone las cosas claras, nunca le abandona y le entiende, al igual que la madre de la víctima. Una joya. 

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