Oscar 2008

Fue la noche de No es país para viejos… película fronteriza de lejano oeste, estudio triste sobre la violencia –con una segunda parte para mí poco acertada– con personajes cien por cien cinematográficos: el sheriff deprimido y poco optimista, que se retira sin entender la violencia siempre presente; el asesino despiadado con su propio código de honor; el duro y antihéroe perdedor cuyo destino cambiará drásticamente por un maletín…

Mejor película, Mejor dirección, Mejor guión adaptado y Mejor actor de reparto… Los Coen se reafirman con su cine homenaje al cine y con sus historias de mundos peculiares y reflexiones que, a veces, van en detrimento de una historia que te engancha, con fuerza, al principio.

Hollywood premió en el apartado de actores a Europa: un irlandés, una británica, un español y una francesa. Ya comenté en otro post que Daniel Day Lewis es el actor camaleónico, versátil, y siempre con buen ojo a la hora de elegir sus contados proyectos –aunque todavía no puedo opinar de su papel en Pozos de ambición– y además partía como favorito. Recogió el segundo oscar de su carrera. Javier Bardem se convierte en el primer actor español que consigue un oscar y queda ahí su interpretación de asesino psicópata con peinado imposible. Si algo queda claro es que Bardem seduce a la cámara y sabe transformarse y empaparse de cada uno de los personajes que interpreta. Edith Piaf fue y es una cantante amada por EEUU, la cantante francesa traspasó las fronteras. La vie en rose película poética sobre la vida de la cantante gana puntos en el rostros transformista y delicado de Marion Cotillard. Y, por último, la británica de rostro blanco y belleza extraña, Tilda Swinton, se alzó con la estatuilla como mejor actriz de reparto por Michael Clayton (no la he visto). Atrás queda su ambigua presencia en Orlando o el dramatismo y la sensualidad de Young Adam…, esta actriz de rostro peculiar va despacio pero con buen pulso.

Francia no sólo estaba en el rostro de Marion Cotillard, también tuvo su oscar la cinta de animación del año, la deliciosa Ratatouille que se desarrolla en París la ciudad del amor y de la buena gastronomía.

Hubo otros oscar que me alegraron como el de mejor canción original que fue a parar a una pequeña película independiente irlandesa Once. La canción premiada Falling slowly fue el principal motivo que me impulsó a ir a una sala de cine y empaparme con esta pequeña historia de amor imposible.

También, se premió a un documental muy crítico con la actuación estadounidense en política exterior. Taxi al lado oscuro de Alex Gibwey arranca el 1 de diciembre de 2001 cuando un pacífico y joven taxista afgano, Dilawar, fue detenido por las tropas estadounidenses. No regresó jamás. Cinco días después moría a consecuencia de las torturas que sufrió. Escalofriante documento.

Por otra parte, a la comedia Juno la concedieron la estatuilla a mejor guión original. La autora Diablo Cody es un personaje en sí, de stripper y voz de una línea erótica a reputada blogger y guionista indi. Juno, que ha logrado popularidad, no ha conseguido convertirse en el fenómeno (y, por cierto, delicioso) que fue el año pasado Pequeña Miss Sunshine.

Por último, en el apartado de mejor película extranjera fue para la austriaca Los falsificadores (que pasó por la Seminci de Valladolid y la cual no he podido ver) sobre otro episodio desconocido del Holocausto. En un campo de concentración, dos barracones se convirtieron en talleres de falsificación al servicio de los nazis…

Las grandes perdedoras de la noche fueron Expiación (que he de confesar que a mí me encantó), que se alzó con un oscar a la mejor banda sonora original por Dario Marianelli, y el musical barroco y terrorífico de Tim Burton, Sweeny Todd que se llevó a casa el oscar a la mejor dirección artística.

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