Django desencadenado (Django unchained, 2012) de Quentin Tarantino

Tarantino puede gustar o no pero nadie le puede negar que se lo pasa en grande jugueteando con cientos y cientos de referencias cinematográficas en cada una de sus películas y reinventando-remezclando a su gusto los géneros que disfrutó y disfruta como espectador. En Django desencadenado recrea estereotipos por todos conocidos y los exagera hasta límites extremos en un festival de fuegos artificiales sangrientos. Así toma elementos de dramas sureños con otros del western (y sus variantes como el spaghetti western) y vomita Django desencadenado. A esta mezcla la espolvorea con sus señas de identidad: un cuidado en la estética (como se puede ver, por ejemplo, en el personaje de Django, ¡quiero sus gafas de sol!), una puesta en escena determinada y peculiar, unos diálogos con chispa (que enganchan) antes de cualquier acontecimiento violento, su particular selección en la banda sonora, una violencia tan exagerada y coreografiada que no puede ser tomada en serio y un reparto coral con la recuperación de rostros del pasado (Don Johnson, Bruce Dern, Franco Nero…), además de un cameo del propio Tarantino.

No puedes tomarte Django desencadenado en serio y si Spike Lee (que se ha sentido molesto por el tratamiento de Tarantino hacia el tema de la esclavitud) la viera se daría cuenta de ello. Si en Malditos bastardos se cargó a toda la cúpula nazi en un cine, aquí destruye con un bombazo ante nuestros ojos a Tara y todos sus estereotipos (qué bueno hubiese sido que la hermana de Calvin Candie —Di Caprio— hubiese sido una especie de Scarlett O’Hara). Ni en Malditos bastardos ni en Django desencadenado pretende Tarantino una cierta coherencia histórica o convertirse en cine denuncia. Porque el director no tiene intención alguna de realizar cine histórico y realista sino que presenta a su modo cómo el cine ha ‘recreado’ esas historias, juega con la memoria cinéfila del espectador y con cómo el cine ha creado su ‘propia historia’ paralela que nada tiene que ver con la Historia con mayúsculas. Y Tarantino toma todo ese material y se pregunta: pues ¿cómo construyo yo mi particular mundo de cine? Y lo construye. Otra cosa es que el espectador no quiera entrar en su juego o no le vea gracia alguna.

El humor es importante en Django desencadenado, lo que nos hace ver que todo es una farsa disparatada. Por ejemplo en la manera que tiene de ridiculizar a los componentes del Ku Klux Klan (aquí aparece nuestro Don Johnson) en una de las escenas más divertidas de la película.

En Django desencadenado crea unas imágenes de una fuerza visual enorme y coreografía unas escenas de una brutal violencia que hace que el espectador se vuelva insensible ante tal exhibicionismo de disparos y burradas o que esas escenas se conviertan en hilarantes por exageradas. En toda la película, y todas sus masacres representadas, no hay ni un sólo atisbo de la ‘poética de la muerte’ (término que tomo prestado de 39 escalones) que pulula por los western de Samuel Fuller, Sam Peckinpah o Sergio Leone. Sólo hay un pequeño atisbo en un fugaz instante. Y es en las primeras muertes en las que participa Django. Tres hermanos que son capataces en una plantación de algodón. Y uno de ellos muere mientras cabalga y la sangre salpica el algodón blanco… Y es un atisbo más bien estético.

En casi tres horas de película, Tarantino no desfallece en contar la historia de una venganza y un rescate (temas recurrentes del western) y logra no aburrir al espectador que entra en su juego. E imprime y construye una historia de un fuera de la ley (un esclavo libre en estados sureños), en este caso, Django, que se convierte en leyenda y personaje de la mitología del Oeste. Además Quentin da su pincelada europea (no sólo con el genial personaje de Christoph Waltz al que amo ya con locura) sino que imprime mitología alemana a la historia de Django y su amada Broomhilda… de la manera más näif (vamos, reinventándose la leyenda el personaje de Waltz según le conviene a su amigo Django… que quiere salvar a su Broomhilda). Y también ese gusto superficial por lo francés que tiene Calvin Candie redundando en la ignorancia, incultura y el paletismo de este personaje (causa también de momentos de humor).

Los estereotipos-personajes que crea Tarantino para esta película y los actores que lo representan convierten esto en una buena baza para su disfrute. Así nos encontramos con el cazarrecompensas con un pico de oro (alemán y extremadamente versado en cultura e idiomas) que congenia de manera rápida con el esclavo Django (Jamie Foxx) al que necesita para capturar a unos bandidos. Nos encotramos así con esas ‘raras’ amistades creadas en el salvaje Oeste. Y nos topamos con personajes de los dramas sureños donde se encuentra el malvado dueño de la plantación (que clava Leonardo DiCaprio, dejándonos un demencial y terrorífico discurso frente a una calavera) o un increíble Samuel L. Jackson con el personaje-estereotipo más complejo, Stephen, el negro leal al servicio de Calvin Candie desde siempre y más brutal y racista con los suyos que el propio Candie. La conversación que mantienen ambos en la Biblioteca es todo un recital tanto por la actuación de ambos actores como por la manera de rodarla. El personaje-estereotipo más débil y menos cuidado es el Broomhilda (Kerry Washington), el de la bella esclava víctima que debe ser rescatada por el esposo enamorado. Es más un ‘motivo’ para avanzar la trama y para hacer actuar a los personajes principales que un personaje-estereotipo desarrollado. Es una especie de ser etéreo que se vuelve real pero apenas tiene personalidad definida más allá de su belleza…

Django desencadenado o Django desatado propone una particular visión de un director hacia los western y los dramas sureños cinematográficos. Si entras en la broma, te quedas enganchado como espectador a la pantalla blanca…

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15 comentarios en “Django desencadenado (Django unchained, 2012) de Quentin Tarantino

  1. Es la crítica más positiva que he leído de esta película. He de confesar que a mí las poses de Tarantino ya me aburren, y que sus bromas, especialmente «Malditos bastardos», hace rato que me vienen pareciendo demasiado largas y demasiado tontas. Como un chiste interminable mal contado de esos que uno espera que acaben y de los que se ríe por compromiso. Considero que desde «Jackie Brown» no hace más que caer en picado, y que su «frikismo» voluntario no es sino una coartada para su gran pasión: su egocentrismo sublimado y su amor desmesurado por hacer dinero. Pero desde «Jackie Brown» no ha hecho una buena película.
    Besos

  2. Te cuento una cosa. A mí con Tarantino me ha ocurrido al revés que todo el mundo. Al principio me metía al cine toda sería y salía indignada de ese festival sangriento y con unas tramas que a mí me descolocaban y cabreaban. Así salía yo de las salas con unos humos: de Pulp Fiction, de las de Kill Bill… Hasta que empecé a darme cuenta por artículos que leía, por entrevistas, por escuchar a personas muy sabias y cinéfilas que yo no entendía el cine de Tarantino, que no lo ‘miraba’ bien. Y fue milagroso. Empecé a darme cuenta de su juego, de sus cientos de referencias cinematográficas (que me pierdo muchísimas), de su uso de la música, de su juego con los géneros cinematográficos, de su construcción de personajes, de su manera de rodar… y entonces empecé a disfrutarlo (y películas como Pulp Fiction ahora me gustan). Así que ahora me divierte verlo. Será porque le he descubierto tarde y todavía no me ha dado tiempo a desencantarme o a disgustarme de nuevo…

    Por cierto, Jackie Brown no la he visto y ganas no me faltan.

    Besos
    Hildy

  3. Tarantino para mi es lo más cool que se puede ver en el cine, el tipo es puro entretenimiento, un amante del cine que hace cine, un tipo que sigue haciendo algo muy particular aun ante influencias y homenajes, original, atrevido, y a ratos inteligente y reflexivo, a muchos les ha dolido su versión del racismo. Yo espero con entusiasmo sus filmes, yo lo digo muy orgulloso de que su cine es uno de los mejores de la actualidad y eso que lo encuentro imperfecto por naturaleza pero es porque hace lo que quiere, es muy fiel así mismo. Te he leído y lo has enfocado, como dices de una cierta forma, una de tantas miradas, como una especie de parodia donde hay estereotipos, me parece una forma lógica de verlo desde el punto de vista abierto de alguien que disfruta del cine clásico, no lo comparto exactamente pero me parece respetable y razonable. Me ha gustado mucho tu crítica, se ve que lo has disfrutado, yo también, y ya espero kill bill 3 que está en proyecto. Jackie brown es muy distinto, es una trama muy inteligente, muy calculada, tiene algunos toques con un poco de violencia pero es una trama muy calmada, es recomendable igual por supuesto. Un beso.

  4. Sí, Mario, tienes razón, la verdad es que disfruté y me lo pasé muy bien en la la sala de cine con Django desencadenado.
    Ya veo que Tarantino es uno de tus directores fetiches y esto hace que me apetezca una monografía por este director en tus interesantes nenúfares efervescentes… Me encantará leerte.
    Es una película rica en miradas y análisis.
    Intentaré ver pronto Jackie Brown…

    Besos
    Hildy

  5. No he visto la película. Por tanto, no se si es muy correcto hablar de la misma. Hoy, respetuosamente, discrepo de tu artículo.
    En mi opinión, y creo que esta película no es una excepción, Tarantino no evoca ni revisita géneros. Jamás reinventó ni revisitó el cine negro, ni el de artes marciales, ni el bélico y me temo que ahora tampoco revisita el western (solo he visto el trailer,pero le veo venir)
    ¿que a quien revisita? A si mismo.Una y otra vez. Su objetivo no es otro que hacer «una de Tarantino». Poreso anuncia un peplum y una de negros en la segunda guerra mundial. Da igual lo que haga, aunque se atreva con un melodrama, sus fans estarían encantados igual,sería otra ración de si mismo. Y ego no le falta.
    Lo que no entiendo es como un señor con tanta personalidad y tan original se pasa la vida haciendo confesos remakes de películas cutres con las que disfrutó en el videoclub.
    De todas formas es un placer leerte Hildy, disfruto mucho aunque el personaje no seami tipo. Ojo, que no soy anti,más bien me genera indiferencia. Pero me alegro mucho de que lo disfrutaras. Un abrazo.

  6. Ah,por cierto, se me olvidaba,tampoco me divierte (me alegro que a ti si.No recuerdo mirar más el reloj en un cine que cuando fui a ver aquella que hizo con Kurt Russell…Luego aunque no me le tome en serio, me aburre. Debo ir por autovía en dirección contraria…Un abrazo

  7. Mi querido Victor, qué bueno es discrepar. Si todos pensáramos lo mismo el mundo sería puro aburrimiento. Por cierto creo que Tarantino te provoca lo que él más temería: Indiferencia y aburrimiento. Creo que se pondría malo…, je, je, je.
    Ay, vaya locura la de Death proof.
    Sí, estaría bien que Tarantino se atreviera a realizar una película sin referencias ni géneros, totalmente genuina, sin su bagaje de videoclub… igual nos daba una sorpresa.
    Besos
    Hildy

  8. ¡Ay, ay, Hildy! L´enfant terrible Tarantino; el amo del videoclub de Tennessee. Bueno, a mi no me ha gustado y me aguanté las casis 3 horas menos cuarto y un poquito menos, que dura el episodio de paroxismo “World Tarantino”. En esta ocasión, le ha venido muy bien un producto televisivo—con dirección técnica y fotográfica — de la original “Hells on Wells”(recomendadísimo producto para amantes del viejo oeste) y el gran Colm Meany de coprotagonista. Un western fresco de AMC TV. El canal de “Mad Men”. Tarantino no tiene un pelo de tonto y es listo, se retroalimenta con sus neuras y cumplidos a su iconos de juventud, ente ellos la Tv. Me gusta el Tarantino, antiTarantino, el que adapta a Elmore Leonard en “Jackie Brown” y el novato de “Reservoir Dogs”. Cosas de “Pulp Fiction”, como el homenaje a “Código del hampa” —la pareja Jackson&Travolta— del ínclito Siegel. No voy a echarle leña al fuego, ni mucho menos a su Django. Ni voy a decir nada a quienes ven en este autor al nuevo Sam Fuller. Adelante, pues, creo que hay gente que tiene 20 años y ha crecido con este cineasta. Luego, no voy a ser el ogro que le quite la ilusión a gente con inquietudes cinéfilas. Mejor admirar a Tarantino que J.J. Abrams. Si tuviera que quedarme con dos películas de los Oscars, lo tengo claro: “Amor” de Mr. Haneke y “La noche más oscura” de K. Bigelow. El cine, con calidad, “Made in Hollywood” se metido en una encerrona, ya que las propuestas de libertad creativa del cable acaparan las temáticas más corrosivas, ingeniosas y frescas del panorama actual. Es más, si me apuras hasta el pulso narrativo y visual. Te dejo, que aún no he terminado mi tour de ITV. Vuelvo con material de primera y eso son archivos, bibliotecas, libros con textos densos y etc. Ya sabes lo que vuelve al Bypass; Beluga Noir. Besos encadenados.

  9. Mi querido JC, como siempre aportando datos y visiones muy interesantes.

    Como Tarantino se pasase por aquí, ufff, se le iba a bajar la autoestima de un plumazo y seguro que tendría que ir al psiquiatra, que sin duda le recomendaría que hiciese una película antiTarantino… y entonces… No sigo, no sigo… ¿sería una historia de final feliz o de final pirotécnico trágico?

    … Yo tan sólo sé que me lo pasé bien con Django…, sniff, sniff.

    Besos encadenados y en cascada con notas de noir

    Hildy

  10. Ay,mi querdia Hildy,yo no he podido nunca con el cine de Tarantino y eso que me gusta mucho el despilfarro de imágenes,pero prefiero a los Coen para eso.Tarantino es un cinéfilo de videoclub porque estuvo allí trabajando y esos guiños que hace en sus películas sobre «sus» películas favoritas me parece excesivo a más no poder.La última que vi de él fue Malditos bastardos y la verdad no sé qué opinar de ella.Lo mismo me ocurre con el director danés Lars von Trier.Quizá me esté haciendo viejo.

    Besos y más besos

  11. Mi querido Francisco, ahí has dado en el clavo. Con tu comentario. Directores como Tarantino, los Coen, Lars von Trier… pueden gustar o no gustar pero lo que no dejan es indiferente. Cada película suya es capaz de generar análisis entusiastas o las decepciones más enormes. Son amados u odiados. Y tampoco se les puede negar un universo propio y una manera especial (y un estilo) de hacer cine.

    Como contaba a 39 escalones a Tarantino empecé odiándole y he terminado cogiéndole gustillo a ese hombre histriónico y egocéntrico. Con Lars mantengo un pulso de amor-odio. Siempre procuro ver sus películas porque en sus películas, que a veces me cabrean bastante, siempre encuentro sin embargo imágenes bellísimas. Los Coen me desconciertan en una misma película (hacen que me apasione y de repente toman un camino que me desinfla) pero tienen joyas redondas como Muerte entre las flores o propuestas valientes e interesantes como Un tipo serio…

    En fin, mi querido Francisco, que me dejas pensando…

    Besos
    Hildy

  12. Pues excelente crónica. La tal Brunilda, si, no es más que una excusa para desatar una venganza aún más feroz, un muy leve romanticismo ante el baño de hemoglobina. Y de nuevo destacar la creación de personajes de Tarantino, la mayoría de ellos dignos de hacer una película sola para cada uno: ya pasó en «Pulp Fiction», un derroche de creatividad en el guión para el que no hubo más remedio que entrecruzar historias: como en «Kill Bill», como en «Malditos Bastardos»: qué guiones. Y casi tres horas sin aburrirse de este Django y luego… un mal final. Pero malo, malo, malo…
    Saludos.

  13. ¡Volviste Licantropunk!

    … Tú lo has dicho… tres horas sin aburrirse ni un solo instante… incluso en ese final que tan poco te ha gustado (sí, pierde fuelle cuando nuestro Waltz desaparece)… Y unos personajes-estereotipos muy bien creados. Y como siempre una fuerza visual increíble. En su locura de película, Tarantino termina haciendo pensar-reflexionar al espectador… Creo que es difícil la absoluta indiferencia hacia lo que cuenta y cómo lo cuenta…

    Besos
    Hildy

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