El tercer hombre (The third man, 1949) de Carol Reed

¿Qué convierte El tercer hombre en una película inolvidable?¿Qué es lo que hace que siga hipnotizando a nuevos espectadores? ¿Es posible escribir algo original sobre ella? A todas estas preguntas trataré de darles unas respuestas a lo largo de este post. De lo que no hay duda es que es un gozo volver a ponerse frente a la pantalla y dejarse llevar por la cítara de Anton Karas (sin miedo a que esto se convierta en un tópico) y ‘mirar’ El tercer hombre.

Así Graham Greene (convertido en guionista) nos seduce con un atractivo triángulo formado por un escritor norteamericano de novelas del Oeste, Holly Martins; por su mejor amigo, Harry Lime, que ‘prospera’ en la Viena de la posguerra y por Anna, una actriz checoslovaca que trata de sobrevivir y que vivió un intenso romance con Harry.

Los tres pululan en un universo especial, en una Viena destruida por la guerra donde los ciudadanos tratan de recuperar su cotidianeidad a pesar de estar dividida en zonas ocupadas por los aliados (franceses, británicos, rusos y norteamericanos). Una Viena que tiene una vida propia que intenta resurgir de las cenizas y donde la ambigüedad moral impera por sus callejuelas, locales, casas y alcantarillas… O en los rostros de sus habitantes.

Carol Reed se deja seducir por el expresionismo alemán y emplea las sombras, los planos y contraplanos, los rostros de sus secundarios, las localizaciones (como las callejuelas vienesas, los locales nocturnos, los apartamentos y las alcantarillas) para distorsionarlos y crear una realidad deformada que representa a la perfección cómo se encontraban los ánimos después del final de una guerra horrible. Pero también toma elementos del mejor cine negro tanto en la psicología de los personajes principales (el perdedor desde el primer fotograma, ese inolvidable Holly Martins) como en la importancia de una atmósfera de ambigüedad moral y desencanto así como en el reflejo de un romanticismo trágico.

Por otra parte Graham Greene empapa toda esta historia oscura con unos evidentes ramalazos de comedia negra que se dejan caer a lo largo del metraje dando un toque especial. El vendedor de globos intentando vender su mercancía a unos policías ocultos en las sombras, la fallida conferencia de Holly Martins sobre ‘alta’ literatura, algunos personajes secundarios que rozan el esperpento, el ‘dulce’ niño que denuncia a un inocente como presunto asesino…

La trama comienza de manera fuerte: Holly Martins (inolvidable Joseph Cotten) acude a Viena tras una llamada de su amigo Harry Lime (enigmático Orson Welles) que le ofrece un trabajo. Cuando llega se entera de que su mejor amigo acaba de ser atropellado accidentalmente y ha muerto. Acude al cementerio para despedirse del amigo y ahí ve por primera vez a Anna (ambigua Alida Valli) pero también a un policía británico, Calloway (eficaz Trevor Howard), que investiga a Lime al que acusa de estar inmiscuido en asuntos turbios y por otra parte el único que echará una mano a un solitario Holly. El escritor en un primer momento no cree las acusaciones de Calloway y  decide por ello investigar la muerte del amigo y limpiar su nombre… Y empieza un thriller enigmático que lo que nos cuenta finalmente es una triste historia de amistad condenada y un  amor imposible.

Uno de los sambenitos (pero que también la han hecho popular) que ha arrastrado El tercer hombre es que Carol Reed no fue el director total de esta obra sino que ahí estaba la mano larga de Orson Welles y que toda la escena de la persecución en el alcantarillado vienés se debía a su dirección y saber hacer. Sin embargo, a parte de los testimonios que ofrece el propio Welles en los que dice que él no ejerció de director, sí podemos ver en una obra anterior del realizador británico, la estupenda Larga es la noche, que Reed pudo ser perfectamente el único director de El tercer hombre. En Larga es la noche cuenta la persecución nocturna de un terrorista del IRA y nos encontramos en esas persecuciones a través de callejones ‘aires’ que nos recuerdan a escenas que veremos después en El tercer hombre.

Lo que sí hizo suyo Orson Welles fue al personaje de Harry Lime que incluso antes de aparecer ‘se come’ la historia a dentelladas (su presencia es siempre evidente) y cuenta con una de las apariciones más increíbles de un personaje (ese gato que le sigue y se restriega en sus pies, ese callejón oscuro y un portal sin luz, esa luz que se enciende de pronto en medio de la noche, y el rostro iluminado de Harry Lime). Cuando ves la película por primera vez el impacto es igual al que sufrimos con la aparición de Gene Tierney en Laura (puro cine negro), otro personaje siempre presente incluso en su ausencia. Así no le dotó solamente de una presencia hipnotizadora sino que le regaló un gran monólogo mil veces repetido (“en Italia, en treinta años de dominación de los Borgia hubo guerras, terror, sangre y muerte, pero surgieron Miguel Ángel, Leonardo da Vinci y el Renacimiento. En Suiza hubo amor y fraternidad, quinientos años de democracia y paz y… ¿qué tenemos? El reloj de cuco”), se dejó perseguir por las alcantarillas, dejó ver unas manos desesperadas que quieren salir al asfalto a través de una rejilla y protagonizó una muerte que suplica con los ojos.

Otro de sus puntos fuertes es la historia de amor imposible entre Anna y Holly Martins. Éste último sabe que nada puede hacer pero siempre lo intenta, protagoniza una triste declaración de amor sumido en el alcohol donde le confiesa a Anna que la ama. Los dos saben que nunca estarán juntos. Desde el principio no dan ninguna oportunidad a su historia, la sombra de Harry es alargada. Uno de los motivos por los que Holly se plantea traicionar al amigo, no es sólo lo que descubre de él, sino el poder salvar a Anna de su compleja situación. Pero ella se deja llevar por una fidelidad absoluta hacia Harry, le comprende ciegamente y está eternamente agradecida porque iluminó sus momentos oscuros y le arregló los papeles… Le quiere con su ambigüedad moral y su complejidad y por eso sólo vive la ‘actitud’ de Holly como una sucia traición.

Él la ve por primera vez en el cementerio. Y ella no repara en el rostro del fracasado escritor de novelas del Oeste. Y su historia termina en ese mismo cementerio cuando ella le ignora en ese plano fijo maravilloso donde pasa de largo con la cítara de fondo… Y Holly no hace nada más que tirar su cigarrillo. Su amor estaba ya muerto desde el principio… Y esta escena se queda para siempre en la retina de cualquier espectador que la vea por primera vez.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons 

12 comentarios en “El tercer hombre (The third man, 1949) de Carol Reed

  1. El tercer hombre no ha envejecido ni un solo día:el signo de las obras maestras auténticas y fieles a su momento. Y esto tiene un mérito especial,porque describe una situación ya pasada y remota: Viena poco después de la guerra mundial; en parte destruida,social y humanamente; ocupada por los aliados,recorrida por los jeeps de la Plicía Militar – un americano,un inglés,un francés y un ruso,con sus cuatro matices y sus rencillas -;una ciudad presidida por la escasez,la pobreza,el hambre,el tenso esfuerzo por sobrevivir y agarrarse a cualquier brizna de ilusión.Y al lado de esto,la ciudad.Creo que nunca he visto otro caso en que una ciudad esté recreada por el cine,convertida en protagonista.Carol Reed ha fotografiado Viena de una manera maravillosa,la ha explorado rincón tras rincón,la ha dramatizado,ha buscado las mejores y más expresivas luces, la ha presentado en escorzos atrevidos,cada uno de los cuales vale por una acción novelesca o dramática.Las calles desvalidas de la ciudad medio muerta,la magnificencia barroca,que choca con la sordidez actual,las amplias perspectivas hechas para otra vida,que acusan su incongruencia patética con lo que está pasando,la noria del Prater,la hueca plaza misteriosa de la noche,las alcantarillas,donde sucece la famosa persecución,tantas veces imitada después.Y no ha olvidado que una ciudad no es solo urbe,no es solo arquitectura,sino población.Los pocos transeúntes,los vecinos que se aglomeran,hostiles y recelosos,junto a la casa del portero degollado,el niño inquietante,insistente y hostil que acusa reiteradaemnte a Joseph Cotten y le persigue,el café,el público que asiste a la representación o a la absurda conferencia,todos ellos presentan la imagen de una vida anómala,provisional,acosada,una vida que ha sido la relidad de Europa casi entera durante años;algo que ha sido real,y esto quiere decir que es posible,aunque pretendamos olvidarlo.No puede ser casualidad:al recrear prodigiosamente Viena, al hacerla revivir,bañada en la lírica pesadilla de la citara,acuñada en imágenes sobrecogedoras y persistentes,ensayada,subrayada,intentada en inverosímiles escorzos expresionistas,Carol Reed no ha mostrado el Danubio.¿No quiere esto decir que ha querido mostrarnos Viena bajo el signo ominoso de la privación?

    Hoy,mi querida Hildy,me resulta más fácil describir esta ciudad de Viena que hace unos años,quizá,porque estoy describiendo el lugar donde habito.

    Una de mis películas favoritas.

    Besos desde una noria y mirando a la hormigueante muchedumbre que desaparece con mi estornudo.

  2. También es de mis favoritas de siempre y para siempre, claro que sí.
    Creo que la Viena de Reed se construye como negativo de la esplendorosa -y falsa- Viena imperial, la de los valses, Strauss, el palacio Schönbrunn y toda ese espejismo de la opulencia. Es la crónica de la Viena despertada tras 1918 trasplantada tres décadas más tarde, hundida en el fango de depravación más absoluto. Y al mismo tiempo es la Viena que antecede la Guerra Fría, es un telón de acero de sombras y corrupción levantado previamente, que avisa de lo que viene. Viena como punto de encuentro, como encrucijada, como puente para el intercambio de prisioneros.
    En cuanto a Holly y Anna, creo que es excesivo hablar de historia de amor imposible. Creo que ella en ningún momento está por la labor. Digamos que hay un amor, o mejor dicho, un deseo no correspondido, irritantemente negado más bien. Y un personaje, el de Holly, que se enfrenta a un montón de situaciones y de personas en una guerra que no puede vencer jamás. Como Jack Gittes, el personaje de Nicholson en «Chinatown», Holly es un listo-tonto. Un tipo que emplea toda su inteligencia y sus capacidades en fracasar, en quedar como un estúpido. Y a fe que lo consiguen.
    Es que yo de eso entiendo mucho…
    Besos

  3. ¡Mi querido Francisco, comentario maravilloso para ser leido una y otra vez! Apuntas un montón de detalles interesantes sobre todo esa Viena con vida propia que muestra Carol Reed y que es imposible de olvidar. Una Viena que es también un estado de ánimo. Y sin Danubio…

    Besos
    Hildy

  4. Mi querido Alfredo, El tercer hombre genera comentarios increíbles y me encanta leeros… Yo ya sabes que soy un poco tontilla ¿no crees que si las circunstancias hubiesen sido otras… Anna no se hubiese dado una oportunidad junto a Holly? Yo intuyo que sí…

    Ay, la vida y el cine, el cine y la vida…

    Besos listos con un poquillo de tonteria
    Hildy

  5. ¿Pero de que pelicula hablais? Va, que es broma…Uno nunca se cansa de verla. Esa foto que has puesto, en realidad ese largo plano en el que el hombre comun espera la llegada de la mujer soñada, el eterno femenino…que lógicamente pasa de largo. Como en un sueño.
    Vamos siguiendo los pasos ingénuos de ese escritor en ciudad extraña, y cada sorpresa le descubrte algo nuevo de si mismo y del ser humano. Fascinante tal y como dices. Sobre la pregunta retórica que haces con respecto a Anna, No se, Alida Vali es un auténtico misterio. Un abrazo.

  6. Mi querido Victor… qué bueno. Je, je, je… es que El tercer hombre tiene muchos enamorados y enamoradas de sus imágenes. Nos dispara los cerebros y las ganas de escribir. Yo ese plano final no me canso jamás de verlo…
    Me encanta, «los pasos ingenuos de este escritor en ciudad extraña», bonita manera de describir a Holly.
    Tienes razón la Valli fue todo un enigma y con una filmografía misteriosa: El tercer hombre, El proceso Paradine, Senso, Los ojos sin rostro, Suspiria…

    Besos y suspiros

    Hildy

  7. Es una película que todavía no he visto pero que es de esas que uno sabe que va a gozar, yo adoro a Graham Greene, es uno de mis escritores favoritos. Además quiero ver esa maravilla de actuación que nos describes con Welles, es alguien quien me intriga, muchos dicen que es un genio y yo aun no lo encuentro así. Un filme que recuperaré muy pronto. Me ha encantado tu post que despierta mi inquietud por el filme, y pues me voy rojito ya que aun no la he visto pero bueno el goce aun espera, y eso es bueno en cierta forma. Un beso.

  8. ¡Mario, qué envidia… porque vas a verla por primera vez! Yo recuerdo que esa primera vez me entusiasmó. Y creo que Greene no te va a decepcionar como guionista (es curioso poque cuando se lo propusieron en vez de escribir primero el guion lo que hizo fue imaginar la trama en forma de novela). La aparición de Harry Lime (Orson Welles) es de esas imágenes que no se olvidan… ¡De veras, creo que te va a encantar!
    Besos
    Hildy

  9. Tengo que ponerme al corriente aquí…

    Definitivamente también para mí lo mejor de El tercer hombre son las imágenes. Sólo la he visto una vez, y fue hace poco menos de tres años. Claramente no me acuerdo con detalle de la trama, pero las imágenes se quedaron. Es imposible olvidar esa aparición de Orson Welles, que está escondido en la sombra. Tengo que verla otra vez pronto.

  10. Mi querida Carmen… como bien dices esa aparición de Orson es imposible de olvidar. Y la trama… la trama es maravillosa. El tercer hombre es de esas películas que nada, nada les falta ni nada, nada les sobra. Y aunque la veas mil veces o una te fascina para siempre.

    Besos
    Hildy

  11. Con esta película tengo un pequeño gran problema. Un clásico, sí, maravillosamente rodado, con un blanco y negro esplendoroso, picados y contrapicados alucinantes y una historia de lo más sombría. ¿Entonces a qué viene el pero? Voy a cometer una herejía al decir esto: una película con un argumento tan oscuro y desesperanzado como ésta creo que se merecía otro tipo de música. No estoy diciendo que la cítara de Karas sea mala, ni mucho menos, al contrario. La cuestión es que a mí este tipo de melodía hace que todo el peso argumental se trivialice, restándole toda la gravedad y seriedad que la película contiene (que es mucha).
    Dicho esto, «El tercer hombre» diría yo que se revela no sólo como una de las más pesimistas visiones sobre la amistad y un absoluto desprecio hacia la vida humana, sino como una desalentadora visión sobre el amor, esto es, el amor no correspondido a tres bandas. Porque Holly ama a Anna, ésta ama con todo su ser a ese desalmado pero carismático Harry Lime (cada día me parece más atractivo Orson Welles, en todos los sentidos, y aquí encima se marca con un personaje que ha hecho historia, como para no deleitarse con su presencia) y el propio Lime sólo se ama a sí mismo. Es el cine reflejando algo muy real, ¿cuántas veces no ha sucedido esto? El propio personaje de Alida Valli, levantándose a plena noche de la cama vestida con el pijama de Lime ya lo dice todo. No sólo Holly, en el fondo, es consciente de que no existe esperanza alguna de poder conquistarla sino que ni él, ni ningún otro, serán capaces de producir la llama del deseo en una mujer que sólo ha tenido ojos para un hombre egocéntrico, sí, pero capaz de incendiar su corazón hasta el extremo de protegerle aún sabiéndole un asesino. A este respecto me viene a la mente una frase que pronuncia el personaje de Peter Coyote en «Lunas de hiel» y que se puede trasponer, cambiando el género masculino por el femenino, a este film: «¿Alguna vez has sentido una verdadera pasión? ¿Has llegado a idolatrar a una (un) mujer (hombre)? En ese amor no existe ninguna obscenidad. Todo lo que ocurre se convierte en sacramento». Pues eso.

    Un abrazo.

  12. Entiendo perfectamente lo que quieres decir, mi querida Isis, sin embargo, ¿no te parece que el contraste de la música de la cítara con el tono de la película tiene un efecto hipnotizador y acentúa el periodo extraño, oscuro y trágico que viven los personajes? Me encanta, Isis, tu mirada sobre las películas y es un placer leer todas tus reflexiones.

    Beso
    Hildy

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