Dos profesores en pantalla. En la casa (Dans la maison, 2012) de François Ozon/ El profesor (Detachment, 2011) de Tony Kaye

Uno habla en francés pero sus orígenes son españoles y el otro habla en inglés americano. Dos profesores muy diferentes que sin embargo comparten, quizá, un sentimiento: apatía y distanciamiento hacia su alumnado. Uno por pura decepción que afecta a su concepción de la enseñanza. Cree que es misión imposible enseñar con un poco de nivel a un grupo de estudiantes que no muestran motivación ni interés alguno. Él hace tiempo que se ha rendido (no hace gran esfuerzo para motivar) y se dedica a dar el temario y corregir los exámenes de manera irónica. El otro porque emocionalmente hace tiempo que está roto y es una especie de barrera que se autoimpone. Sí que piensa que lo que enseña puede servir de algo y sí que trata de motivar pero no quiere implicarse más de lo necesario con su alumnado. Uno es un profesor de plaza fija. El otro es un sustituto que va de un colegio a otro para cubrir ausencias de otros profesores. Los dos son profesores de literatura y los dos para descubrir cuál es el nivel de sus alumnos les mandan una redacción. En el caso del profesor que habla francés esa redacción es el motor de la película y en el caso del americano sólo es un momento más de su periplo educativo. Uno protagoniza una película redonda y el otro está en una película al que le faltan ingredientes para ser redonda pero tiene un montón de elementos rescatables.

Tanto el cine francés como el cine americano tienen una increíble tradición sobre cine y enseñanza (o educación). Normalmente el cine francés suele analizar y radiografiar el sistema educativo francés (pero siempre tratando temas universales) y pone sobre la mesa temas a debate. El cine francés siente un gran respeto por el sistema educativo y denuncia sus carencias como canta sus virtudes para que se vea lo necesaria que es una buena labor educativa que forme nuevos ciudadanos con oportunidades. Así podemos nombrar una lista interminable de buenas películas con el sistema educativo de fondo: Hoy empieza todo, La clase o los documentales Ser y tener y el más reciente (que aún no he tenido oportunidad de ver) Sólo es el principio. Sin embargo François Ozon se evade de esa tradición del cine francés (aunque toma alguno de sus elementos de fondo) y En la casa (adaptación de la obra teatral El chico de la última fila de Juan Mayorga) se convierte en un juego inquietante sobre el poder de la creación literaria. Así asistimos al juego peligroso pero tremendamente atractivo y a la intensa relación entre alumno-profesor (y al cambio de roles, ¿quién enseña a quién? ¿Quién guía a quién? ¿Quién manipula a quién?).

El cine americano también cuenta con una tradición de cine y enseñanza con elementos propios de un género propio. La estructura casi siempre es la misma y carece de sorpresas pero suele prometer un éxito seguro. Un profesor o profesora entra nuevo o nueva a un colegio y se pone al frente de una clase conflictiva (o también como en el caso de El club de los poetas muertos, alumnos apáticos que necesitan alguien que los despierte y les haga creativos)… con tesón y muchos obstáculos logra que los alumnos salgan adelante o que lleven a cabo un proyecto común con éxito. Normalmente hay alguna escena lacrimógena entre profesor y alumno… algún fracaso que llama al éxito. Normalmente el método de enseñanza del súper maestro choca con el programa educativo que impone el colegio. Todo comenzó con profesores como Glenn Ford o Sydney Poitier. Después vino Robin Williams. También ha habido maestras como Julia Robert, Whoopie Goldberg o Hilary Swank. En esta ocasión el director de origen británico Tony Kaye (American History X) vuelve con una película de ficción y vuelve de nuevo a los institutos norteamericanos pero esta vez al corazón de estos lugares… Se aleja totalmente de la fórmula habitual y toma el punto de vista de un profesor sustituto, roto emocionalmente, que llega a su nueva clase. Así presenta un puzle desordenado y caótico vomitando un estado de ánimo que contagia todo un ambiente. De esta manera queda al desnudo un duro sistema educativo americano que se resquebraja entre los ojos impotentes de los docentes. Desde lo emocional vemos cómo se responsabiliza de un sistema con peligro de defunción a una sociedad enferma que arrastra un montón de problemas que llegan al seno de la institución. Una institución quemada por la realidad, por una administración pirata a la que sólo le interesa privatizar y revalorizar las zonas, unos profesores agotados y pesimistas que no saben cómo enfrentarse a sus alumnos, unos padres hastiados que consideran que la educación no es su terreno y exigen todo a los centros educativos (y llevan también ahí su exasperación) y unos adolescentes que no sólo están perdidos sino que arrastran una apatía nociva ante un futuro sin expectativa alguna.

Ozon sorprende con una película aparentemente luminosa y ligera, con apuntes de ironía y comedia, que se va transformando en un apasionante e inquietante ‘relato’ cinematográfico (seguimos jugando) en el que nos sumerge ese ‘artista’ de la creación literaria, un adolescente, que atrapa en una red de araña a todos los habitantes de una casa (‘la típica familia feliz de clase media’…) y a un matrimonio intelectual y burgués (maestro y esposa, galerista de arte contemporáneo). Así llega un momento en que como el último chico de la fila Ozon también atrapa al espectador en ese juego (apasionante pero también cruel y destructor) narrativo. El realizador francés sigue seduciendo con una obra cinematográfica interesante que siempre ‘juega’. No es la primera vez que se sumerge en este terreno entre la realidad y la ficción. Es un realizador elegante que sorprende y siempre motiva la reflexión. Todavía me queda bastante por descubrir de su filmografía pero lo visto hasta ahora (que no es mucho) me lleva a un director-autor que me llama la atención (8 mujeres, Swimming Pool o Potiche, mujeres al poder).

El polifacético Tony Kaye no tiene una trayectoria cinematográfica amplia. Tras su debú en la ficción con American History X apenas se ha prodigado en las pantallas cinematográficas. Ha llevado a cabo proyectos pero al margen de los circuitos de las salas de exhibición. Regresa con un relato poderoso que no redondo (su mayor defecto es que a pesar de vomitar un estado de ánimo desolador es tal la cantidad de situaciones dramáticas —no por ello poco verosímiles— que termina apabullando y anestesiando al espectador… de tal manera que en teoría un momento-clímax de la trama, el espectador está ya tan tocado que no sufre el shock que sí tuvo con el final de American History X). En su relato mezcla un tono documental con un desgarrador discurso emocional que se sustenta por una compleja interpretación de Adrien Brody. El profesor funciona en segmentos aislados y en esa mezcla de estilos visuales que conforman el desordenado puzle emocional de su protagonista principal. Imágenes como de super 8 para los traumáticos recuerdos de su infancia. Transiciones que son visuales animaciones en una pizarra. La importancia de la fotografía que además es el alma (la forma de expresión) de una de las adolescentes protagonistas (que además es la hija del propio realizador). Potentes imágenes de un instituto que cobra vida… Monólogos impresionantes y crudos de otros actores (por ejemplo, un increíble James Caan)…

Así nos esperan en la sala oscura dos profesores que tienen mucho que contarnos…

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8 comentarios en “Dos profesores en pantalla. En la casa (Dans la maison, 2012) de François Ozon/ El profesor (Detachment, 2011) de Tony Kaye

  1. Fenomenal texto, con s contexto, su lugar en la historia del cine y sus referencias más concretas a las películas que comentas. De ellas, quiero ver sin falta la francesa; me temo lo peor con la americana (es decir, la moralina subyacente). No soy partidario de las películas americanas «de profesores», excepto quizá «Semilla de maldad», porque, precisamente, ese papel de profesor-despertador de conciencias me toca mucho las narices. Como las comedias románticas, me parece absoluta ciencia ficción. Pero películas como «La clase», o la alemana «La ola», me parecen de lo mejor que ha parido Europa, cinematográficamente hablando, en los últimos tiempos.
    Lo que pasa es que no puedo ir al cine, de momento, porque hay cosas más urgentes…
    Besos

  2. Las abuelas siempre son sabias y la mía decía: primero la obligación y después la devoción… je, je, je. Así que primero esas cosas urgentes y después pisar la sala de cine (las pasiones, las devociones siempre permanecen, no vuelan, y por lo tanto pueden esperar un poquito a ser saciadas… además EN LA CASA no va a ser de esas que desaparezca de pantalla nada más estrenarse). Respecto la americana ya digo que se separa bastante del patrón mencionado del casi género de este tipo de cine en EE UU pero su tono excesivamente tremendista puede dejarnos en parada emocional… Aun así tiene ingredientes que hacen que su visionado merezca la pena.

    Besos
    Hildy

  3. A mí me ocurre lo mismo que Alfredo.Primero;la culpa de mi pasado.Tuve profesores franquistas que pegaban mucho y no sabían nada.Yo salí de octavo de EGB sin saber escribir,carencia que todavía hoy estoy pagando.Pero bueno,esto es otra historia.No he visto estas películas que reseñas tan admirablemente,pero sí he visto otras sobre profesores que no me han gustado nada.Como por ejemplo El país del agua.Rebelión en las aulas.El club de los poetas muertos.Y esa que no recuerdo ahora su título pero sale la guapa Michelle Pfeiffer.Todas unos bodrios.Ahora sí, recuerdo otras películas que no van de profesores pero salen escenas de colegios a la cual adoro,quizá,porque se ajusta más a mis propias experiencias,como por ejemplo;Los cuatrocientos golpes.Amarcord.La prima Angélica.Cero en conducta,de Jean Vigo (ésta sí va de profes).Y dejando de lado el cine,te confieso cuál es mi profesor favorito de siempre.Incluso hoy me sigue dando clase;don Juan de Mairena,de Antonio Machado.

    Besos conspiratorios desde el rincón de la clase,yo de rodillas con los brazos en cruz y sujetándo en una mano el libro de la constitución y en la otra el del estatuto catalán.Ah,y con el gorrito de las orejas de burro.

  4. De las películas que mencionas y adoras, querido mío, me entusiasma hasta la lágrima Los 400 golpes y también CERO EN CONDUCTA de Jean Vigo (mira tú por donde que me la voy a poner en dvd en breve, me hace falta volver a verla). Y de esos profesores que nada te gustan yo guardo cariño reverencial al profesor Keating y su CARPE DIEM…

    «Yo salí de octavo de EGB sin saber escribir,carencia que todavía hoy estoy pagando»… ¿Qué? ¿He leído bien? amigo mío, tú sabes leer, escribir, compartir conocimientos, abrir puertas y transmitir…

    Un beso con reverencias
    Hildy

  5. Como siempre muy interesante. Ozon me parece un director capaz de muchos registros, aunque no siempre sale con ventura de ellos.Aun así tiene algunas películas de buen fuste. Esta, sobre la creación literaria, resulta muy apetecible, y con lo que cuentas más.
    Toni Kaye me desconcierta. Sufrió según él,una mutilación de su película sobre los neonazis con Edward Norton que le llevó a intentar quitar su nombre de los títulos de crédito. Según él la historia era mucho más compleja y no se basaba solo en la redención. Leí una entrevista en la que estaba muy molesto.
    Ahora veo que reincide en el tema escolar. La anoto también,aunque sea durilla. Un placer leerte Hildy.

  6. Querido Victor, las dos son películas de las que se puede sacar un montón de miga.

    La de Ozon es redonda, elegante y hace ‘jugar’ continuamente al espectador. Yo si tuviera que describir mi sensación ante la pantalla con EN LA CASA sería INQUIETUD.

    La de Tony Kaye (que estoy de acuerdo en que es un tipo desconcertante y con un brevísima filmografía -una de sus películas de ficción creo que no está ni terminada, Black Water Transit, ni se ha exhibido-)parte de un punto de vista muy interesante, el del profesor susituto, y consigue transmitir un estado de ánimo muy duro que empapa toda la película. Esos fueron los elementos que más me gustaron. Pero no le salió redonda del todo a mi parecer (acumulación de cuestiones dramáticas que hacen que el clímax no sintonice con el espectador que lleva ya muchos shocks seguidos y el desaprovechamiento de atractivos personajes como el de mi James Caan). Ahora sí Brody lleva a cabo una interpretación buena y compleja a la vez (hay una escena que podría haber bordeado el ridículo pero él hace que comprendas el contexto en el que se produce y que te emocione).

    Besos
    Hildy

  7. Voy a tener que ver «El profesor» para poder establecer comparaciones. Las tuyas son estupendas. «En la casa» es de lo mejor que yo haya visto últimamente, y creo que la sorpresa del año cinematográfico… y ya estamos a Noviembre. Me parece justo ese «sin embargo» que utilizas para distanciar «En la casa» del cine francés sobre la educación (formidables películas, de las mejores). Para mí la comparación va hacia Woody Allen y el «El talento de Mr. Ripley». Las conversaciones sobre literatura entre profesor/alumno y marido/mujer, me han dejado boquiabierto: excelente. Y sí, otra de escritores.
    Saludos.

  8. ¡Efectivamente, Licantropunk, EN LA CASA… otra película de escritores y creación literaria!… Me gusta mucho esa referencia a EL TALENTO DE MR RIPLEY. Y qué buenos los diálogos entre profesor/alumno y marido/mujer…

    El profesor de Tony Kaye es en otra onda pero también tiene importancia la literatura en su narración cinematográfica… sobre todo para describir un estado de ánimo…, una pista: La Casa de Usher de POE…

    Besos
    Hildy

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