Viggo Mortensen

Extraña carrera de hombre de ojos azules y hoyuelo en barbilla. Su rostro en la oscuridad estuvo vedado durante años en papeles secundarios en películas menores –algunas mediocres, otras no tanto–, de pronto en el siglo XXI, con más de cuarenta años y hermoso, la fama toca a su puerta y se convierte en rostro imprescindible e incluso en muso de director oscuro como Cronenberg. 

Quizá se deba todo a que el cine no ha sido su arte prioritario, le gusta la pintura, la escritura, el jazz…, artista polifacético en mil y una faceta. Yo ya me quedé enganchada, en la oscuridad de la sala, cuando apareció su rostro joven allá en los años ochenta como amish bello y misterioso en esa pequeña joya romántica de Peter Weir, Único testigo. 

Su pista se pierde en apariciones anodinas o en películas de complicada distribución hasta que en 1993 vuelve a tener rol triste y patético en la maravillosa y nombrada –en este blog–, Atrapado por su pasado. Ahí, ya se veía su rostro hermoso que esconde lado oscuro, gris. La violencia tras la apariencia agradable. 

Y sigue paseando su rostro entre hermoso y triste, entre bueno y malo, siempre con ambigüedad de fondo en producciones como Retrato de una dama, la pésima teniente O’Neill, dos remakes del maestro del suspense, Un crimen perfecto y Psicosis (será por su doble rostro) o la olvidable 28 días. 

Como curiosidad, su facilidad para los idiomas y su conocimiento del castellano le hace trabajar en producciones españolas de cine independiente como Gimlet o La pistola de mi hermano. 

Suenan campanadas de siglo XXI y Viggo se transforma en el nuevo héroe mitológico de rostro cansado con cara de justo, capaz de pasar por peligros inimaginables con tal de conseguir su objetivo y proteger a los más débiles: es el caballero Aragorn. La trilogía del Señor de los Anillos le convierte, de la noche a la mañana, en rostro imprescindible que acompaña al espectador en la oscuridad de la sala. El halo romántico de su rostro sustenta parte de la trilogía de Jackson.  

De pronto, sorprende al personal y protagoniza una historia de aventuras, de las de siempre, de hombre que cabalga con su caballo por el desierto saltando obstáculos en Océanos de fuego. 

Aparece en su vida el capitán Alatriste y el director David Cronenberg que le elevan al altar de la sala oscura. Da para mucho Viggo. El héroe español de Pérez Reverte se transforma en Mortensen…, con su acento cansino y extraño (no desentona en un hombre hecho a base de batallas en cualquier parte del mundo, lejos siempre de la patria) se apodera de un guión flojo. Alatriste es Viggo. ¿Quién mira como él?¿Quién muestra ese cansancio y desencanto del capitán harto de ser mercenario pero consciente de que es lo único que posee, el luchar por algo por encima de él aunque ni él mismo lo entienda?¿Quién supera la mirada de hombre enamorado pero vencido ante una Ariadna Gil que se escapa de sus brazos? 

David Cronenberg se obsesiona con el lado oscuro del hombre cotidiano. Y atrapa el rostro de Mortensen, crea para él Una historia de violencia y nos vamos adentrando en una historia oscura. El buen padre de familia que se convierte en héroe por accidente esconde una doble personalidad que nadie espera. Sólo faltaba un momento de violencia para que se disparase…, su familia descubre a otro rostro agazapado tras Viggo. 

Ahora, está de nuevo en las pantallas con otro rol de Cronenberg en Promesas del Este. Ya sólo el trailer me dice que me atrapará ese hombre de cuerpo tatuado, el más duro y mafioso, que quizá se debilite o muestre otra cara al convertirse en hombre enamorado. Viggo Mortensen sigue iluminando la sala oscura. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.