Diccionario cinematográfico (34)

Suicidio: Norman Maine se va metiendo poco a poco en el mar, no puede con su declive, le duele el triunfo de su esposa…, no quiere hacer daño o ser un estorbo. Antes, abre la mano y se la ofrece a una Virginia Woolf que va viendo cómo las horas pasan y tiene miedo de volverse loca. Se llena el bolsillo de piedras y se hunde en un río. A la vez, un joven estudiante que ve truncados sus sueños, que se ve abocado a una vida gris, sin posibilidades de elección, coge la pistola de su padre y se queda como un poeta muerto. A la vuelta de la esquina, dos personas que se aman demasiado pero sin posibilidad de ser felices, prefieren probar suerte en otro espacio o dimensión. Esta vida no es para ellos. Ella se llama Sophie y una decisión y vivencias que tiene incrustadas en el corazón y en la sien no la dejan sobrevivir. Él se llama Nathan y la locura puede más que su encanto. Más allá, en una habitación oscura, sola y ante una botella de alcohol, Laurie decide quitarse la vida y decir adiós a un mundo que la trata con crueldad, su chico que es un buscavidas no se da cuenta del amor que tiene de una mujer solitaria. La hace daño y la abandona en su soledad. Como abandonada se siente una niña maorí a la que arrebatan de golpe y porrazo toda su inocencia. A ella le gustaba contar cuentos, escribirlos, cuidar de sus hermanos, acompañar bajo un puente a un buen amigo…, huía día a día de la violencia, el alcohol y los golpes. Hasta que no puede más y cuando ya es demasiado tarde para la violencia de unos guerreros de antaño que sobreviven apenas. Esos sí son motivos y no los de cuatro amigos burgueses que se aburren de la vida y no se les ocurre otra cosa que comer hasta morir.  

Wilbur se quiere suicidar pero siempre falla…, es un tipo con suerte. Le quieren. Él es tan egoísta, tan preocupado en pensar que la vida no le merece la pena, que no se da cuenta del drama del hermano que siempre le cuida. Fanny lleva una vida gris, en un trabajo gris, una casa gris…, y sin nadie a quien querer o amar. Fanny va a un curso para aprender como suicidarse porque piensa que nadie la quiere. Que se repita un día y otro día, y otro día, la fiesta de la marmota es algo imposible de aguantar. Que se lo pregunten a Phil, el hombre de tiempo. Un día tras otro se quita la vida pero de nada sirve, el día de la marmota se repite. Una vecina trata de suicidarse una y otra vez pero será el delicatessen de la vida, siempre falla. A la señorita de corazón solitario le puede la soledad de su casa…no sabe que hay una ventana indiscreta que hará lo posible por evitar lo inevitable. Sólo necesita un poco de compañía. 

Romeo y Julieta juegan al suicidio y al final la tragedia shakesperiana les hace ver que quien juega con fuego, se quema. Y si hablamos de poesía y romanticismo, por qué no irnos al lejano oeste junto a Butch Cassidy y Sundance Kind, ya se lo dijo la maestra amada no quiere verles morir. Ése es su destino. Y antes de que les acorralen y les maten encerrados…, deciden decirse un último sueño y enfrentarse a una muerte segura. Al descubierto. Sin evitarla. Sin dejar de disparar. 

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