Diccionario cinematográfico (33)

Mimo: ha muerto Marcel Marceau, uno de los últimos mimos vivos. Toda una leyenda. Nunca le pude ver actuar en directo. Tan sólo tuve la oportunidad de asistir hace unos años, en una de sus últimas visitas a Madrid, a una rueda de prensa. Y, todo él era gesto. Sólo tengo referencias de Bip, su personaje, cara blanca, pantalón ancho, camiseta a rayas… Marcel Marceau participó en una de las películas más surrealistas de los años sesenta: Barbarella, ese cómic intergaláctico que presentaba a una Jane Fonda como personaje sensual. Él era un extraño profesor, un sabio, a su manera. Esta definición va por él.

Un mimo es un actor, un intérprete que se vale de gestos y movimientos corporales para actuar ante el público. El cine ha mostrado a grandes del mimo, no sólo en el cine silente. Hay momentos memorables de silencio y lenguaje corporal. El arte del mimo es la pantomima. Bienvenidos al mundo del gesto.

La sensibilidad se vuelve silencio con el Pierrot Baptiste en la delicada Les Enfants du Paradis de Marcel Carné. Difícil olvidar los movimientos y el rostro de Jean Lois Barrault. Como te deja fuera de lugar la interpretación de dos abuelos del mimo, Búster Keaton y Charles Chaplin se reúnen en Candilejas en un ejercicio donde un piano y un violín hacen sudar a dos maestros. Ah, la nostalgia. Por ahí, se nos escapa un Johnny Depp con cara de despiste que no tiene reparo en trasmutarse una y otra vez en Búster Keaton o Charles Chaplin en Benny and Joon. ¿Y qué me decís por los años cincuenta de las artes pantomímicas de Jacques Tati? ¿Necesita el tío decir palabra alguna para crear un personaje inolvidable?

Y vuelo al cine silente y todos los grandes cómicos…, y por qué no los grandes dramáticos que empleaban los gestos y el cuerpo para transmitir historias o todos los sentimientos posibles. Me quito el sombrero ante Charlot, cara de palo, Harold Lloyd, Mabel Normand, la bella Edna, Fatty…, y tantos otros que hicieron de la pantomima, arte.

La tragedia se hizo mimo con Emil Jannings, ¿alguien puede olvidar personaje patético como el del profesor Unrath transformado en un triste payaso sin palabras en un escenario, al que tan sólo le sale un grito desgarrador y ahogado…, quién expresa más con el cuerpo, el rostro y el maquillaje sobre la humillación humana? Sólo hay que echar un vistazo a El Ángel azul.

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